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comentario sobre Eclesiastés: Irreverencia en la casa de Dios.

Por: Pr. Sugel Michelen



Dios convoca al pueblo a través de Moisés para darles a conocer algunas directrices en cuanto a la manera mas apropiada de acercarse a él. En un momento dado Dios le dice al pueblo, “guardaos no subáis al monte, ni toquéis sus limites. Cualquiera que tocare el monte de seguro morirá”. Si tu eres como yo, estoy seguro que hasta aquí tu estas bien impresionado, con todo lo que tu haz visto y oído en estas ultimas semanas, pero lo que estas sintiendo ahora es una mezcla de asombro, y terror al mismo tiempo. Asombro por quien es Dios, Terror por la perspectiva de tener un encuentro con él.

Finalmente llega el momento esperado, y dice en Éxodo 19:16 que vinieron truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte y sonido de bocina muy fuerte y Moisés saco del campamento al pueblo para recibir a Dios, y tal como se les había dicho se detuvieron al pie del monte, TODO el monte Sinai humeaba porque Jehová había descendido sobre él, el fuego y el humo subía como el humo de un horno y todo el monte se estremecía en gran manera, todo el monte se estremecía ante la presencia de Dios. El sonido de la bocina iba en aumento en extremo. Moisés hablaba y Dios le respondía con voz tronante.


¿Cómo te sientes? ¿Puedes imaginar lo que tu habrías experimentado de haber estado allí? Dice en Éxodo 20:18 que todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba, y el pueblo viéndolo temblaron y se pusieron de lejos y dijeron a Moisés “habla tu con nosotros y nosotros oiremos, pero no habla Dios con nosotros para que no muramos”. Dios había sido bueno con el pueblo de Israel, Dios los había rescatado de la esclavitud en Egipto, Dios los había guiado a través del desierto por medio de una columna de nube, y de fuego, pero en este momento puntual de la historia, los israelitas entendieron claramente que ellos NO debían jugar con Dios. Literalmente estaban aterrados.


Ahora, alguien puede pensar, bueno definitivamente la adoración en el antiguo pacto era algo bien solemne. No mis hermanos, la adoración a Dios es algo solemne. No importa la época, presentarse delante de Dios es algo solemne. Muchos siglos mas adelante el autor de la carta a los hebreos habría de hacer alusión a este evento histórico que se narra en Éxodo 19, para hacerle ver a los creyentes del nuevo pacto, que la venida de Cristo, su obra redentora en la cruz del calvario no debía afectar en lo mas mínimo el sentido de reverencia, el sentido de asombre que nosotros debemos experimentar al acercarnos a la presencia de Dios en el culto congregacional.


Y Dios les dice a los hermanos en esta carta Hebreos 12:18-20 “Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar (Sinai), y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más, porque no podían soportar lo que se ordenaba:”, ustedes no se acercaron a ese monte, (y alguien puede decir: “Uh que bueno”).



“Sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.”

(Hebreos 12:22-24) en otras palabras, lo que los judíos experimentaron en el monte Sinai, no era mas que una sombra de la realidad que nosotros experimentamos ahora cuando nos reunimos como iglesia en el día del Señor. Aquello no era más que una sombra, esta es la realidad.


Es por eso que el autor de la carta a los Hebreos concluye esta sección diciendo que “debemos tener gratitud por el privilegio que Dios nos ha concedido de poder estar en su presencia” y mediante esa gratitud “sirvamos a Dios agrandándole con temor y reverencia porque nuestro Dios es fuego consumidor”. Eso esta escrito en el Nuevo testamento. Nuestro Dios es “fuego consumidor”. Al adorarle a él debemos hacerlo con temor y reverencia porque él sigue siendo exactamente el mismo que descendió sobre el monte Sinai para revelarle la ley moral al pueblo de Dios. Y eso es precisamente lo que Salomón quiere enseñarnos en la porción del libro de Eclesiastés que nos toca hoy.


Eclesiastés 5:1-6


Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal. No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras. Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del necio. Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos? Donde abundan los sueños, también abundan las vanidades y las muchas palabras; mas tú, teme a Dios. (Eclesiastés 5:1-7)



Salomón ha venido compartiendo con nosotros a través de este libro, las lecciones que él aprendió después de haber tratado de encontrar sentido y significado de la vida en todas las cosas que este mundo ofrece y valora, conocimiento, un trabajo productivo, placeres, riqueza, diversión. Salomón termino profundamente frustrado, no porque él no pudo alcanzar todas esas cosas, sino porque después de tenerlas en abundancia se dio cuenta que todo eso era “vanidad y aflicción de espíritu”. Una cosa es que uno desee algo y se frustre por no alcanzarlo, otra muy diferente es que tu desees algo, lo consigas y te frustres por haberlo conseguido. Eso fue exactamente lo que sucedió con Salomón.

… y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, … (Eclesiastés 3:11) de manera que ninguna cosa que se encuentre dentro de los limites de esta vida terrenal, pueden proveernos satisfacción plena y permanente.


En el capitulo 5 de Eclesiastés, Salomón nos lleva de la mano al lugar donde menos esperaríamos encontrar ese mismo sentido de frustración, ese mismo sentido de futilidad que él había encontrado en el conocimiento, en el trabajo, en el placer, en la diversión. Salomón dice: “todavía hay un lugar que yo les quiero mostrar”, donde nosotros podemos ver esa vacuidad, ese sinsentido de la vida, ¿saben donde es? En la casa de Dios.


Salomón se dio cuenta que muchos adoradores, se dirigían al templo cada semana sin tener ni idea de lo que estaba sucediendo allí realmente. Ellos llevaban a cabo sus sacrificios, sus rituales, pero estaban muy lejos de darle a Dios la adoración que era digna de él, en otras palabras, estaban siendo irreverentes en la casa de Dios, y consecuentemente estaban adorándole en vano.


Recuerdan las palabras del Señor en el evangelio de Mateo y Marcos: “este pueblo de labios me honra, pero su corazón esta lejos de mi, pues en vano me honran enseñando como doctrinas mandamientos de hombres”.


Es terrible cuando una persona dedica parte de su tiempo para hacer algo que él considera importante solo para darse cuenta al final de que no valió la pena, fue en vano, fue un ejercicio inútil. De todas las cosas que nosotros hacemos durante la semana, ninguna, absolutamente ninguna, es mas importante que venir a encontrarse con el Señor cuando su pueblo se congrega para adorarle, es terrible que nosotros vengamos a la iglesia el Domingo y que la evaluación de Dios al final fue ; “no sirvió de nada, me adoraste en vano, perdiste tu tiempo, fue un ejercicio inútil”.


La pregunta que yo quiero responder en esta mañana es ¿Cómo podemos evitar que este sea un tiempo desperdiciado y ofensivo para Dios?


Salomón nos va a dar una directriz general y dos directrices particulares.


La directriz general: “prepárate para venir a la casa de Dios”.

Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal.” (Eclesiastés 5:1)

En otras palabras, “ten mucho cuidado cuando te dirijas a este lugar”, considera primero con quien te vas a encontrar allí, que es lo que estas supuesto a hacer cuando estés en su presencia. Recuerda lo que Dios le dijo a Moisés cuando se le apareció en la zarza ardiendo: “no te acerques, quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que estas tierra santa es”. Ese terreno en el monte Horeb no tenía nada especial, era un monte, era un pedazo de tierra, pero Dios había descendido para encontrarse con Moisés allí, y eso convertía ese pedazo de tierra, en tierra santa, porque Dios estaba allí. Y eso es precisamente lo que Salomón nos esta recordando en este pasaje, “ten cuidado cuando te dirijas al lugar de la adoración”. Un comentarista parafrasea este texto de esta manera: “piensa en lo que estas a punto de hacer, no se trata de pasar por la casa de un vecino para tener una charla amistosa, ni de pasar un buen tiempo con un amigo, NO, vas a la casa de Dios, te estas dirigiendo al lugar donde el creador omnipotente se inclina para encontrarse contigo, por lo tanto cuida tus pasos”. Guarda tus pies.


Noten que la advertencia de Salomón aquí no va dirigida a las personas que nunca visitan una iglesia, su advertencia va dirigida a todos aquellos que semana tras semana, acuden a los lugares donde el verdadero Dios es adorado. Ni siquiera estamos hablando de una religión falsa. Es el lugar donde Dios descendía, donde Dios manifestaba su presencia especial. y es a este tipo de personas que van a los lugares de adoración donde el Dios vivo y verdadero es adorado, es a ese tipo de personas a quien Salomón les da esta advertencia “ten mucho cuidado, lo que vas a hacer allí no es una cosa ligera o superficial”.


Yo no se cuantos de ustedes han visto un video, (yo lo vi en el día de ayer y tenia mas de 4 millones de bajadas) de una mujer que fue captadas por las cámaras de seguridad de un centro comercial y ella va escribiendo en su celular un mensaje de texto hasta que cae en una fuente de agua. Esta mujer es un ejemplo de cómo muchas personas están viviendo en el día de hoy, donde quiera que ellos estén, están y no están. Es una cosa terrible.

Esta semana pasada tuvimos una reunión de condóminos en casa, y en un momento dado, alguien hizo la observación de que todos los que estábamos incluyéndome a mi, antes de empezar la reunión estábamos buscando algo en el celular. (Estamos y no estamos), nuestros cuerpos están allí, pero nuestras mentes están en otro lugar. Es terrible cuando eso ocurre en una reunión de amigos, cuando ocurre en una reunión familiar, pero que eso ocurra en la casa de Dios, en ese lugar donde el Rey del universo desciende para encontrarse con su pueblo, eso es una verdadera tragedia. Y yo no me refiero al hecho de que algunos estén “textiando” mientras el culto se esta desarrollando, estamos hablando del corazón, de la mente, de los pensamientos, de estar aquí sin estar aquí.


Jesús dice: “ Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mateo 18:20) es una promesa del Señor.


El apóstol Pablo escribiéndole a Timoteo: “ Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.” (1 Timoteo 3:14-15).


Debemos venir preparados a la casa de Dios, teniendo una plena conciencia de lo que hemos venido a hacer aquí. Si, es bueno ver a los hermanos, tener comunión con ellos, encontrarnos con aquellos que no hemos visto durante la semana, es bueno cantar, es bueno ofrendar, es bueno hacer todo lo que hacemos en el culto de adoración, pero primariamente, lo mas importante que ocurre aquí, es que nosotros venimos a tener un encuentro con el Dios vivo y verdadero, nosotros venimos a la presencia del rey soberano del universo, que ha prometido estar aquí cuando su pueblo se congrega para adorarle. Prepárate para venir a la casa de Dios. ¿Cómo me preparo? Salomón nos da dos directrices particulares, luego de haber dado esta directriz general.


La primera, es que debemos venir con la disposición de escuchar la vos de Dios a través de la enseñanza de su palabra.


Cuando vayas a la casa de Dios, guarda tu pie. Acércate más para oir que para ofrecer el sacrificio de los necios, quienes no saben que hacen mal.

(Eclesiastés 5:1)

Esta palabra hebrea que se traduce como oír en nuestras biblias, trasmite la idea de prestar atención a lo que se dice para ponerlo en práctica, no es simplemente escuchar algo, es escuchar con la intención, con la voluntad, con el deseo de obedecer. Y es con eses espíritu que debemos venir cada semana a la presencia de Dios, NO como aquellos judíos que pensaban que por el mero hecho de presentar sus sacrificios, o por el mero hecho de llevar a cabo sus rituales, eso era suficiente para obtener la bendición divina, por eso Salomón le llama el “Sacrificio de los necios”, es una necedad pensar que por el hecho de que yo traiga un animal y lo sacrifique,( si hubiere estado en el antiguo pacto) sin tener un corazón verdaderamente arrepentido, sin tener el menor deseo de adorar a Dios, de obedecer a Dios.

Lo mas importante que debe ocurrir en la casa de Dios no es que llevemos a cabo mecánicamente un conjunto de rituales religiosos, es que escuchemos la vos de Dios a través de su palabra predicada. Eso es lo mas importante.


Ahora lamentablemente eso no parece ser tan obvio para muchas personasen el día de hoy. En muchas iglesias la predicación de la palabra de Dios esta tomando un lugar cada vez menos preponderante, para darle un mayor espacio a que los creyentes se expresen, a que den sus testimonios, a que tengan “números” especiales. (Yo no estoy en contra necesariamente de alguna de estas cosas perse) El problema aquí, es que cada vez menos se esta dando lugar e importancia a la predicación de la palabra de Dios en el culto de adoración, como si nuestras palabras, y nuestras acciones fueran mas importantes que las de él. No creo que en toda la historia de la humanidad haya habido otra época donde la auto-expresión, sea mas importante que en esta época, “nos queremos expresar”, y queremos que la gente nos escuche, por eso escriben en el twitter, en blogs, y se ponen comentarios en Facebook. (Repito, nada de eso es malo en si mismo) pero, cuidado mis hermanos, la razón primordial por la que nos hemos congregado en este lugar, es para escuchar la voz de Dios. Es la única razón, es la razón primordial por la que nosotros hemos venido aquí, para escuchar la voz de Dios a través de la predicación de su palabra, no para que los demás escuchen la nuestra.

Lo que él tiene que decir es infinitamente más importante que nuestras opiniones.


No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.

(Eclesiastés 5:2)


Salomón nos esta recordando aquí la distancia abismal que existe entre nosotros y Dios. Él esta en el cielo, nosotros sobre la tierra. Su autoridad y sabiduría no tienen límites. Pero nosotros somos limitados en todo sentido. ¿Qué debemos hacer? En pocas palabras, habla menos y escucha más. Eso es lo que Salomón nos esta diciendo aquí. La distancia que hay entre nosotros y Dios debe tener repercusiones practicas cuando nos congregamos para adorar, debemos ocupar nuestro lugar como criaturas que somos, mientras damos a Dios y a su palabra el lugar que ha él le corresponde. Los pensamientos son infinitamente mas altos que nuestros pensamientos, (Isaias Cap 55).


Darle preeminencia a nuestras palabras por encima de las suyas, no es otra cosa que necedad (v.3)


Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del necio.

(Eclesiastés 5:3)

Tal parece que este era un refrán que se usaba en la época de Salomón y que los judíos entendían perfectamente, aunque su significado no sea tan claro para nosotros en el día de hoy. Pero es probable que la idea que ese refrán quiere trasmitir sea la siguiente, así como existe una relación entre el mucho trabajo y el mucho soñar. Bueno, lo que parece que Salomón esta diciendo es que hay una relación entre el mucho trabajo y el mucho soñar, así también hay una relación entre la necedad y la cantidad de palabras que uno habla. Como dice un comentarista “hay una conexión estrecha entre la necedad y la verborrea” . Mas adelante Salomón va a decir en Eclesiastés 10: 14, que “el necio multiplica las palabras”. El necio habla mucho, él cree que por hablar mucho, sobre todo en sus oraciones, él va a poder impresionar a Dios. Y estas personas iban al templo y hacían largas oraciones y expresiones sorprendentes, ellos estaban tratando de impresionar a Dios, ellos estaban tratando de forzar a que Dios los bendijera, pero a Dios NO le impresionan nuestras palabras. De hecho, Cristo dice claramente que él ya sabe cuales cosas tenemos necesidad antes que nosotros se las pidamos. El Señor dice que no debemos ser como los paganos, los gentiles, que creen que por su palabrería serán oídos. A Dios no le impresionan nuestras palabras, a Dios si le agrada que nosotros vengamos con un corazón contrito y humillado delante de él. Con un corazon que tome en serio su palabra.



Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.

(Isaías 66:1-2)

¿Qué es lo que Dios quiere de nosotros? Un corazón contrito y humillado, él quiere de nosotros un oído atento, él quiere de nosotros ver un corazón que tiembla ante su palabra.

Por eso Santiago dice:

Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

(Santiago 1:19-22)

Dios quiere que nosotros tengamos un oído atento. Lo más importante que tú puedes traer a este lugar, es un corazón despierto y un oído atento para escuchar a Dios.


Pero Salomón tiene otra directriz particular que darnos en este texto, y es que nosotros debemos estar dispuestos a cumplir lo que prometemos.


Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes.

(Eclesiastés 5:4)

El tema de esta parte ahora es, el “cumplimiento de los votos que hacemos delante de Dios”. En la cultura judía los votos eran sumamente común. Nosotros lo vemos en el caso de Ana, Ana estaba en el templo del señor y hace un voto “Señor si tu me das un hijo yo lo dedicare a ti todos los días de su vida”. Lo que Salomón nos esta advirtiendo aquí es que debemos tener mucho cuidad al pronunciar nuestros votos. NO pronunciar votos y promesas a Dios con ligereza porque terminaremos pecando contra él.



Cuando haces voto a Jehová tu Dios, no tardes en pagarlo; porque ciertamente lo demandará Jehová tu Dios de ti, y sería pecado en ti. Mas cuando te abstengas de prometer, no habrá en ti pecado. (Deuteronomio 23:21-22)


Salomón dice que es mejor que “no prometas a que prometas y no cumplas”.


Dice Deuteronomio, si no prometes nada NO habrá en ti pecado pero lo que hubiere salido de tus labios, lo guardaras y lo cumplirás conforme lo prometiste a Jehová tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca.


Es mucho más fácil hacer una promesa que cumplirla. Por lo tanto piénsalo bien antes de hablar.

Cuantas veces, hemos sido convictos de pecado y le hemos prometido a Dios, Señor es la última vez que yo hago esto. ¿De verdad fue la ultima vez? Cuidado con lo que prometes. Piénsalo bien, NO pronuncies votos a la ligera, y cuando lo hagas pídele a Dios la gracia que necesitaras para poder llevar a cabo lo que prometiste en vez de querer “truquear”- a Dios. Porque eso es lo que los judíos estaban haciendo.


No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?

(Eclesiastés 5:6)


La palabra hebrea que se traduce como Ángel, en nuestra versión RV, significa también mensajero, puede estar haciendo referencia al oficial del templo que era encargado de colectar las ofrendas y los sacrificios que las personas habían prometido. Así que cuando, estos israelitas se apresuraban con su boca a hacer un voto delante de Dios y luego llegaban los oficiales a buscar lo que habían prometido, entonces comenzaban a poner todo tipo de excusas. (La verdad es que yo cometí un error cuando prometí eso, no debí haber prometido tal cosa). Recuerdo la historia de aquel individuo que tenia dos becerros, y llega a la casa y le dice a la esposa, “he decidido darle uno de mis becerros al señor”. Parece muy generoso. La esposa le dice “¿cual de los dos becerros el blanco o el pinto?” yo voy a criarlo primero y luego decidiré tal cosa. Pasaron las semanas y mas semanas, y un día este hombre vino a la casa y le dijo a la esposa, mira “el becerro del señor se enfermo y se murió”. GUARDA TUS PALABRAS. Tu lo prometiste ahora no debes estar jugado ese tipo de juegos con Dios, porque son altamente ofensivos y altamente peligrosos, DIOS NO TOMA ESAS COSAS A LA LIGERA.


¿Tu eres casado? Tu hiciste un voto en la presencia de Dios. (en pobreza y abundancia, en salud y enfermedad.. hasta que la muerte nos separe) esto es un voto, una promesa que nosotros hicimos en el altar, delante de Dios y delante de los hombres, esto es serio.


Tu eres miembro de una iglesia, TU hiciste una promesa, tu hiciste un voto delante de Dios de ser un miembro fiel, de ser un miembro responsable de estar allí en tu iglesia con todo tu corazón. Fue una promesa.


El problema es que nosotros le damos poca importancia a las palabras, DIOS no es así, DIOS les da importancia.


Muchas veces al cantar hacemos promesas. “señor yo he prometido servirte con amor, concédeme tu gracia mi amigo y salvador, NO temeré la lucha, si tu a mi lado estas”


Hacia donde quiere llevarnos Salomón con todas estas directrices. (Algunos pueden estar diciendo: hay cosa que yo ni siquiera entiendo muy bien)


Salomón quiere llevarnos a que entendamos que debemos tener reverencia en la presencia de Dios. Si tú entendiste eso, tú entendiste la carga de este pasaje.


Donde abundan los sueños, también abundan las vanidades y las muchas palabras; mas tú, teme a Dios.

(Eclesiastés 5:7)

La primera parte de este versículo es difícil de traducir. Pero la idea parece ser la siguiente: “en vez de hablar tanto con la intención de querer impresionar a otros, TÉMELE a Dios”, no en el sentido de alejarte de él lleno de terror y de miedo, sino mas bien en el sentido de acercarte a él pero con la reverencia y la honra que le es debida. DIOS ES DIGNO DE SER TEMIDO.


EL PUNTO es que no debemos tener como cosa ligera el hecho de venir a la casa de Dios para encontrarnos con él. Nuestro Dios esta en los cielos, como dice el Salmista (Salmo 115:3). “Todo lo que él quizo ha hecho”.


¿Cómo se supone que nosotros debemos aproximarnos a la casa donde habita un Dios así?

Recuerda las palabras del salmo 96.



Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos,

Dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la honra debida a su nombre;

Traed ofrendas, y venid a sus atrios. Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad;

Temed delante de él, toda la tierra.

(Salmos 96:7-9)

Nuestro DIOS ES DIGNO DE SER TEMIDO.



Ahora lo que yo no logro entender como poder encajar en este panorama el gozo, la alegría, la confianza que también nosotros debemos experimentar cuando estamos en la presencia de Dios.



Alégrense los cielos, y gócese la tierra;

Brame el mar y su plenitud. Regocíjese el campo, y todo lo que en él está;

Entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento,

(Salmos 96:11-12)

Seguramente ya vino a vuestras mentes el Salmo 100 “cantad alegres a Dios habitantes de toda la tierra”.

Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría;

Venid ante su presencia con regocijo.

(Salmos 100:1-2)


¿Cómo debemos venir a la presencia de Dios, con gozo o con temor?

Esa es la tensión de la que hablábamos. La tensión entre el gozo y la reverencia que debemos experimentar en la presencia de Dios.

¿Saben donde encontramos la clave para poder conjugar estas dos cosas en la adoración? En la persona y la obra de nuestro señor Jesucristo.


Nadie puede experimentar el verdadero gozo de la adoración, sin haber experimentado primero un profundo y genuino temor reverente por la persona de Dios.

Nosotros podemos hacer un culto que parezca un jolgorio, nosotros podemos hacer un culto donde todo el mundo parece estar feliz. Pero ese no es el verdadero gozo del que habla la Biblia, hasta que no entendemos la majestad incomparable de ese Dios contra el cual nosotros hemos pecado, hasta que no entendemos el infierno que merecemos por causa de todas nuestras transgresiones, tampoco podemos entender la magnitud del perdón que Dios nos ha dado en Cristo.


Todos nosotros hemos pecado en más de una ocasión, durante nuestra adoración congregacional.

No siempre hemos mantenido delante de Dios la reverencia que le debemos. NO siempre hemos cumplido todas las promesas que hemos hecho. NO siempre hemos tenido el oído abierto a su palabra.


Es aquí precisamente donde entra en juego la persona y la obra de nuestro Señor Jesucristo, porque él es el adorador perfecto. Que desde su nacimiento hasta su muerte le dio a su padre la honra y la obediencia que le es debida, y luego ese Cristo murió en la cruz del calvario para pagar por todos nuestros pecados, incluyendo todos aquellos pecados que nosotros hemos cometido en el acto mismo de la adoración.

Y ese señor Jesucristo que perdono todos nuestros pecados en la cruz del calvario sigue siendo ahora, nuestro mediador entre Dios y nosotros cuando adoramos.

“Esto es parte de lo que significa para nosotros conocer a Cristo” que nuestra adoración imperfecta es aceptada por el padre sobre la base de la adoración perfecta ofrecida por Jesús.


Decía un puritano que “hasta las lagrimas de nuestro arrepentimiento debían ser lavadas en la sangre de Cristo”

Cada distracción tuya cuando estas cantado, cuando estas escuchando la palabra, es LAVADA en la sangre de Jesús.

Esto es lo que se refiere el Apóstol Pedro en su primera carta cuando dice “ que nosotros estamos siendo edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales” ya no traemos corderos, ni cosas físicas que prometemos a Dios, sino que sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Aunque nuestras ofrendas son cosas materiales que ofrecemos a Dios, pero son sacrificios espirituales, aceptables a Dios por medio de Jesús.


¿sabe lo que eso significa en la practica? Que ahora podemos acercarnos a Dios con una confianza gozosa sabiendo que nuestra aceptación delante de él NO depende de nuestro desempeño. Nuestra aceptación delante de él depende de la obra redentora de Cristo a nuestro favor.


Así que en vez de pensar que nosotros seremos aceptados por Dios si lo adoramos correctamente, mas bien debemos pensar “ya yo fui aceptado por Dios sobre la base de la vida, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo y por lo tanto ahora tengo el privilegio de poder adorar como él quiere que le adoremos”.


Esa forma de pensar, poniendo el evangelio delante de nuestros ojos NO produce adoradores descuidados. Sino mas bien hombres y mujeres agradecidos que se acercaran a Dios con el deseo de escuchar su palabra, con el deseo de alabarlo, con el deseo de exaltarlo, de obedecer su voluntad, sabiendo de antemano que no podrán hacer eso perfectamente pero si con el deseo de hacerlo con toda la sinceridad de la que es capaz un pecador arrepentido y perdonado.

ESO ES LO QUE PRODUCE EL EVANGELIO EN EL CORAZÓN DE UN CREYENTE.

Si estas sin Cristo, déjame decirte algo, esta no es una época particularmente irreligiosa, lo espiritual esta de moda. Hay muchas personas que se han dado cuenta de lo que Salomón se dio cuenta, “no voy a encontrar sentido, significado y seguridad, ni en el conocimiento, ni en el trabajo, ni en el placer, ni en las diversiones, ¿porque no probar un poco de religión?”. Espero que haya sido evidente para ti, que lo que Dios quiere de nosotros no es un poco de religión, lo que Dios quiere de nosotros no es simplemente que nosotros ahora coloquemos a Dios dentro de la ecuación, DIOS QUIERE UN CORAZÓN CONTRITO Y HUMILLADO QUE TIEMBLA ANTE SU PALABRA, Dios quiere un corazón ARREPENTIDO de su pecado, un corazón que ha confiado únicamente en Jesucristo para el perdón de todos nuestros pecados y el don de la vida eterna. NO es un toque de religión lo que Dios quiere de nosotros. Lo que Dios quiere de nosotros es una vida totalmente entregada a él, sin reservas, porque él es Rey de Reyes y Señor de Señores.


Que el señor nos conceda la gracia de ser ese tipo de adoradores.

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