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Filosofía para principiantes : Parménides

Por: Dr. R.C. Sproul


Parménides, contemporáneo mas joven de Heráclito, fundo la escuela eleata de filosofía (nombre derivado de Elea, en Italia, donde él moraba) la primera vez que oí hablar de Parménides yo estaba en la facultad. Mi profesor de filosofía cito su declaración mas famosa: “todo lo que es, es”. Yo reí y exclame: “¿y él es famoso?” Con esta manifestación verbal yo me engañe como un novato de primaria. Imagine que todo lo que Parménides hizo fue balbucear.

Ahora que alcance el crepúsculo de mi vida, estando tal vez en la segunda mitad del segundo tiempo del juego, perdí la omnisciencia que yo tenia en el breve tiempo en que fui novato. Después de todos estos años, no consigo recordar ningún concepto que haya aprendido en filosofía que provocase mas reflexión que esta frase de Parménides: “todo lo que es, es”. Él me fuerza a contemplar el ser en si, y esto me trae el beneficio de obligar a mi mente a pensar en las cosas del propio Dios. Lo que aquella vez ridiculice, ahora me entusiasma y me lleva a la orilla del temor santo, que me hace temblar en vista de mi incompetencia.

Para Parménides, todo lo que existe de modo absoluto, no puede cambiar (“todo lo que es, es”). No puede ser y no ser al mismo tiempo y de la misma manera. Si esta llegando a ser, no puede estar siendo. Si no esta siendo, no es nada. Tiene que ser absolutamente, o no ser.

Esto levanta la pregunta filosófica fundamental: ¿Por qué existe algo en vez de nada? Si existe incluso alguna cosa, entonces tiene que haber el ser, porque sin ser nada puede ser. Al mismo tiempo, Parménides comprendió el principio ex nihilo, nihil fit (“nada viene de la nada”). Parménides considero correctamente absurda la idea de que alguna cosa pueda venir de la nada o de que la nada pueda dar origen a algo. Realmente, si hubo un tiempo en que no había nada, entonces no habría nada ahora.

La mudanza, para Parménides, es ilusión. El propio concepto de mudanza es inimaginable; o sea, no conseguimos pensarlo. No podemos pensar en el cambio porque no hay nada para pensar. Si alguna cosa esta cambiando, en realidad ella no es. Pensar en el cambio nos obligaría a pensar en algo en términos de lo que no es, lo cual es imposible.

Para Parménides, mas allá de que algo no pueda venir de la nada, tampoco puede venir del ser. Algo que surge del ser ya es. Aquí vemos como cualquier concepto de auto creación es tonto, pues requiere que algo sea antes de haber sido, y esto desafía toda lógica. La ley de la no- contradicción declara que algo no puede ser lo que no es y no ser lo que es al mismo tiempo y en el mismo sentido.

Sin embargo, es importante observar que Parménides aparentemente no estaba atacando solo la absurda noción de auto creación, sino también cualquier idea de creación. La noción cristiana no pasa por los absurdos de la auto creación, pero no por eso esta libre de dificultades. El “como” de la creación y la manera en que el ser de la criatura difiere del ser del creador continúan siendo misterios impenetrables. (Nos consolamos, sin embargo, con el hecho de que misterio no es sinónimo de contradicción.)

El impasse de la cuestión del cambio se torno una cuestión importante para los pensadores de otras épocas que procuraron resolver la dificultad entre ser y llegar a ser. El impasse también genero un periodo de escepticismo, durante el cual algunas personas concluyeron que la búsqueda filosófica de la realidad fundamental es un esfuerzo tonto, destinado al fracaso.

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