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Filosofía para principiantes: Søren Kierkegaard, El critico dinamarqués


Por: Dr. R.C. Sproul


Una de las preguntas que me hacen con más frecuencia es: ¿Qué es el existencialismo? Cuando respondo de inmediato: “existencialismo es la filosofía de la existencia”, las personas me enfrentan con un mirar fijo y atónito. Y con razón. Definir existencialismo como una filosofía de la existencia no ayuda mucho. El termino existencialismo ha sido usado de modo tan amplio en nuestra cultura que Jean –Paul Sartre se quejo de que había perdido totalmente su significado.

El existencialismo es extremadamente difícil de explicar, en buena parte debido a su sufijo, ismo. Agregar ismo a una palabra por regla general indica un sistema de pensamiento, pero el existencialismo tiende ha ser fuertemente antisistema. A pesar de encontrar trazos comunes de interés entre los llamados filósofos existencialistas, puede ser más prudente hablar de existencialistas y no de existencialismo. Por otro lado, algunos filósofos que portan el rotulo existencialistas han construido algunos sistemas muy complejos.

Vimos el impacto dramático que la filosofía marxista tubo sobre el mundo. En su amplitud y en la rapidez de su impacto sobre la cultura occidental, el existencialismo rivaliza con el marxismo. No se puede pasar ni siquiera un día de trabajo en el mundo occidental sin encontrar algún aspecto del existencialismo. Somos bombardeados por él en romances, música popular, filme, programas de televisión, religión, y en cualquier otra área de la vida. En cierto sentido, el pensamiento existencial trajo consigo la victoria de los muchos sobre el individuo, de la diversidad sobre la unidad. En el Existencialismo, lo que deviene tiende a tragarse lo que es; lo finito, lo infinito; lo temporal, lo eterno; y lo secular, lo sagrado.

Nuestra cultura refleja una forma peculiar de secularismo. Frecuentemente usamos la palabra secular con el sentido de “territorio fuera de los límites de la iglesia”. Sin embargo, cuando el sufijo ismo es agregado, el término secular significa algo mucho más radical.

En la antigüedad, el latín tenia por lo menos dos palabras que pueden ser traducidas “mundo”: mundus y saeculum. Mundus se refiere específicamente a las dimensiones o aspectos físicos o espaciales de este planeta. De mundus derivamos la palabra mundano. Recordamos el epitafio de Atanasio: Athanasius contra mundum, “Atanasio contra el mundo”. El termino latino saeculum se refiere a la dimensión temporal de este mundo, el “ahora” del “aquí y ahora” (hic et nunc).

En las categorías modernas de secularismo, la idea fundamental es que este mundo temporal es todo lo que existe. No hay un mundo trascendente, eterno. Estamos atrancados en este tiempo y no podemos escapar. En términos Kantianos el secularista vive solo en referencia al campo fenomenal; todo acceso a lo numenal esta bloqueado.

Este espíritu pesimista de secularismo no es compartido por todos los filósofos existencialistas. Desde el siglo XIX ha habido varios existencialistas religiosos notables como Karl Jaspers, Martin Buber y especialmente Søren Kierkegaard. Al mismo tiempo ha habido numerosos intentos de crear una síntesis entre la filosofía existencial y la teología (como en la obra de Paul Tillich y Rudolf Bultman ) y la teología dialéctica (como en la obra de Karl barth y Emil Bruner).

Una de las razones por las que la filosofía existencial tubo un impacto tan impresionante y rápido sobre la cultura moderna, es que, en muchos sentidos, ella elimino al intermediarios. El intermediario que típicamente traduce la filosofía abstracta y técnica para el pueblo común es el artista. No es por azar que la historia del arte, de la música y del teatro sigue a la historia de la filosofía. El artista adopta nuevas ideas filosóficas, las usa y las comunica como parte del movimiento artística especifico.

En el caso del existencialismo, sin embargo, algunos de sus proponentes más fuertes eran al mismo tiempo filósofos y artistas. Por ejemplo, Jean – Paul Sartre escribió como filosofo técnico el ser y la nada (1) y como guionista no exit(2). Otros, como Albert Camus y Søren Kierkegaard, eran artistas literatos de primera que podían transmitir sus pesados mensajes filosóficos directamente a las personas.

Otro critico

Así como Sócrates fue “el critico de Atenas” Søren Kierkegaard fue apodado “el critico dinamarqués”. Popularmente conocido como el padre del existencialismo moderno, kierkegaard recibe el crédito del haber acuñado el término existencialismo.

En muchos sentidos kierkegaard, fue una figura trágica, su padre sedujo a una joven empleada poco antes de morir su esposa. Más tarde se caso con la joven y tubo siete hijos con ella, de los cuales el último fue Søren, que nación en 1813. Atormentado por una culpa mórbida por su vida pecaminosa, el padre de Søren impuso a los hijos una formación religiosa rigurosa.

Cuando era joven, Søren vivió un tiempo como bon vivant, notado por sus respuestas ingeniosas. Una crisis lo obligo a romper su noviazgo con su amada Regina y escribir su primer libro, Either/or. (3) En este libro él describe la encrucijada delante de la cual estaba: volver a la vida de desviación sexual o buscar con ardor la integridad espiritual.

Kierkegaard tenía fuertes tendencias a la melancolía, y su percepción brillante y bello estilo literario nacieron de este dolor personal. Cierta vez él contó el antiguo mito de un bandido sentenciado a ser quemado en la hoguera. El rey de corazón tierno no consiguió soportar los gritos del torturado, pero mientras el bandido ardía en el fuego, sus clamores punzantes fueron transformados en una bella música por las musas volubles. Cuando el rey oyó la música suave, dijo al verdugo que ponga mas leña en la hoguera para que la música continuara.

En otra ocasión kierkegaard contó la historia de un payaso que trabajaba en un teatro. Cuando el fuego irrumpió en los camarines, el payaso recibió la orden de advertir al público. Sus gritos de alerta fueron respondidos con risas de la platea, que imagino que él estaba bromeando. Cuanto más gritaba “¡fuego!”, mas se reía la gente.

Estas historias muestran el sentimiento de kierkegaard en relación a la tarea del artista. Solo por el sufrimiento él puede crear belleza que “divierta” a los otros, solo que sus gritos patéticos son recibidos como el rey recibió los gemidos del bandido y como la platea recibió el aviso del payaso. Kierkegaard murió en el 1855 a los 42 años.

Las tres Etapas

En sus primeros trabajos, kierkegaard dice que hay “tres etapas en el camino de la vida”, o estadía de la existencia humana. Estas son tres opciones de estilo de vida que las personas pueden escoger.

La primera es la etapa estética, de la cual la característica definidora es que se vive como espectador. El espectador participa de la vida social y puede debatir las artes de modo brillante, pero es incapaz de ser abierto en la relación con otras personas y no tiene dirección propia. Es primordialmente un observador y no alguien que hace o actúa. Kierkegaard define esto como una condición de impotencia espiritual que lleva al pecado y a la desesperación de la persona. Ella deja el sentido de su propia vida a la merced de los eventos externos. Busca realización y fuga del tedio en divertimentos. En cierto sentido, la etapa estética es una forma de hedonismo, en la que la vida consiste de experiencias emocionales y sensuales.

Kierkegaard distingue entre espíritu y sensualismo. Usando una casa como metáfora, él llama al predio espíritu, y al sótano sensualismo. La persona que vive en la etapa estética prefiere vivir en el sótano, solo que la vida en el sótano no puede resultar en existencia verdadera. Al verse en el sótano con todas sus atracciones fatales, la persona debe escoger salir de el por un acto de la voluntad, por una “decisión” existencial.

La segunda es la etapa ética. Aquí la persona deja sus preferencias y gustos personales, reconoce y adopta reglas de la conducta universal. Ella adquiera un sentido de responsabilidad moral y se somete a las leyes. Pero también es restringida por normas racionales, leyes que aparecen solo de forma abstracta. La persona tiene conflictos con la culpa y se vuelve consiente de su finitud y distanciamiento de Dios.

La ley moral impone una forma de objetividad en la que lo universal domina a lo individual. En este contexto kierkegaard se rebela contra el racionalismo supremo de Hegel. Este sumerge al individuo prácticamente aniquilándolo con el universal o el absoluto. La esencia universal devora a la existencia particular. Procurando vivir simplemente por la ley, la persona pierde lo personal en relaciones sociales abstractas y legales. Cuando alguien cree que puede alcanzar la rectitud simplemente cumpliendo la letra de la ley, lo que es ético se vuelve un obstáculo a la fe. La realidad de la culpa lo coloca en una nueva situación de o/o: o él esta en la etapa ética o él hace una transición a la tercera etapa, la mas elevada, la etapa religiosa.

La etapa religiosa sin embargo, no puede ser alcanzada meramente por el pensamiento. La persona tiene que hacer un acto decisivo de compromiso, lo kierkegaard llama: el salto de fe. Esto es una cuestión subjetiva que exige que la persona haga con sentimiento.

Con cierta altura, kierkegaard al evaluar la cultura de Europa del siglo XIX, dice que su queja no es que su era es mala, sino que ella es despreciable por la falta de sentimiento. Cuando se ve desanimado, él vuelve al antiguo testamento, en el que las personas mienten, roban, engañan, asesinan y cometen adulterio. Estas son personas reales con sentimientos reales, que procuran la fe en medio de la angustia.

El salto de fe de kierkegaard hace a la persona caer en el regazo no de un Dios que puede ser conocido filosófica o racionalmente, sino de un Dios que es el sujeto supremo. Dios no es un esto abstracto, sino, como Buber enfatizo mas tarde, un tu.

Temor y temblor

La cuestión existencial más prominente de kierkegaard es como vivir como cristiano. Él encuentra en el patriarca Abraham el ejemplo mas claro de fe verdadera. En temor y temblor (4), kierkegaard analiza el esfuerzo de Abraham para obedecer a la orden incomprensible de Dios de matar a su hijo Isaac (Gn 22). El dolor que Abraham siente al decidir obedecer no es diferente al dolor de kierkegaard a renunciar a su amor por Regina.

Deteniéndose en la historia de Abraham e Isaac, Kierkegaard pregunta: “¿será que existe algo como una suspensión teleologica de lo que es ético?”(5) en otras palabras, ¿puede lo ético ser suspendido temporalmente por causa de un poder mayor?

Al reflexionar sobre el dilema de Abraham, Kierkegaard se dirige al texto en el que Dios le dice a Abraham: “toma a tu hijo, tu único hijo, Isaac, a quien amas…” (Gn22:2). La precisión de la orden es insoportable. La mayor bendición de Abraham es Isaac, el hijo que tubo con Sara cuando ambos eran muy avanzados en edad, el hijo de la promesa. En un intento de cumplir la promesa divina, Abraham engendra antes un hijo con la sierva de Sara, Agar. Dios rechaza a Ismael como el hijo de la promesa y lo envía al desierto. Luego Dios dice: “toma a tu hijo…”si la orden fuera solamente hasta ahí, Abraham podría sacrificar a Ismael y salvar a Isaac. Pero Dios es específico. Él exige al “único hijo” de Abraham, aquel “a quien amas”.

En temor y temblor, Kierkegaard vuelve siempre a la narrativa que afirma: “levantándose, pues, Abraham, de madrugada…” (Gn 22:3). Kierkegaard tiene poca paciencia con intérpretes que creen que Abraham es un santo perfecto que se levanta y esfuerza para cumplir su tarea. El Abraham de Kierkegaard da vuelta en su cama toda la noche en su angustia profunda, luchando en su alma con la orden y cuestionando si vino de Dios mismo. Abraham vivió antes de que Dios haya dado el decálogo a Moisés en el Sinaí, que incluye el mandamiento: “no mataras”. Pero Abraham tiene claramente la ley moral escrita en su corazón y no puede huir a la dialéctica (al conflicto) delante suyo.

La amada esposa de Martín Lutero dijo cierta vez a su marido, que no podía creer en la historia de Abraham e Isaac porque Dios jamás trataría así a un hijo. “pero, Katie”, respondió Lutero, “él trató así a su propio hijo”.

Abraham obedeció a Dios en un acto fervoroso de fe. Él fue mas allá de la etapa ética, a la etapa religiosa, confiando en su relación personal con Dios. Una vida marcada por el riesgo incluye verdadero temor y temblor, pavor y ansiedad.

El escenario que Kierkegaard traza de la etapa religiosa no es causa de antinomianismo o relativismo ético. Exige obediencia a Dios. Como Jesús observo: “si me amáis, guardareis mis mandamientos” (Jn 14:15). La obediencia no es motivada por un celo de conformidad con preceptos abstractos, sino por un amor intenso por el legislador que expresa sus órdenes concretas. La obediencia fluye del amor espontáneo, no de la coerción externa. Kierkegaard tampoco estaba diciendo que solo el “espíritu” de la ley es importante. Rechazar la letra de la ley mientras se cumple su espíritu no es mejor que cumplir la letra de la ley mientras se ignora su espíritu.

Lo que Kierkegaard quiere decir es que la vida cristiana fluye de los sentimientos más profundos de una persona, entre el riesgo y la ansiedad.

Un ataque a la cristiandad

Kierkegaard reacciono con fuerza a la iglesia estatal y al cristianismo nominal, la síntesis que Hegel hizo de iglesia y estado produciría, en la opinión de Kierkegaard un cristianismo árido, de “ciudadanos cristianos”. En Dinamarca todos eran considerados cristianos simplemente porque eran daneses, oscureciendo el llamado a la fe y la conversión individual. Kierkegaard esperaba realmente ser apresado y procesado por escribir Attack upon “christendom” (6). Él afirmo que la iglesia del estado reduciría al cristianismo a formalismos y apariencias vacías, lo que de hecho produjo meros espectadores del verdadero cristianismo. Esta critica refleja la tesis filosófica más importante, que puede ser llamada verdad como subjetividad.

La idea de verdad de Kierkegaard es causa de mucha controversia. Él cree en el axioma de que Dios es verdad. Pero argumenta que el fiel encuentra la verdad solamente cuando experimenta la tensión entre si mismo y Dios. ¿Esta él diciendo que la verdad misma es una mera cuestión de fe subjetiva? ¿O esta afirmando que la verdad es conocida solo cuando es comprendida en la experiencia interior del sujeto que cree? Si defendió la primera aserción, entonces él seria el padre del relativismo moderno.

Kierkegaard declara que “verdad es subjetividad”. Esto implica más que el hecho de que la verdad tiene un elemento subjetivo: indica un rechazo completo de la verdad objetiva.

Así y todo, Kierkegaard probablemente no pretendía rechazar completamente la verdad, y esto puede ser visto en su declaración: “lo que hay allá afuera es una incertidumbre objetiva”. Una cosa es decir que no podemos alcanzar la certeza objetiva sobre la realidad externa; otra es decir que no existe realidad objetiva allá afuera.

El método subjetivo de Kierkegaard enfatiza la importancia de la experiencia personal, en contraste con la información factual. La aprehensión subjetiva de la verdad por la fe es el tipo de experiencia que influencia profundamente nuestra manera de vivir. Kierkegaard rechazaría el método de Descartes, de inferir la existencia del pensamiento. Para Kierkegaard, el pensamiento lleva la existencia lejos de lo que es real. Nadie va de la “idea” a lo real, sino de lo real a la idea. Un concepto abstracto de silla o “silleidad” en verdad anula o elimina las sillas verdaderas, porque las características específicas de la silla real, particular (su peso, color, estilo, etc.), son perdidas u oscurecidas por la abstracción. Es por esto que Kierkegaard es llamado existencialista. Él no esta preocupado con las esencias abstractas (la metafísica), sino con la existencia concreta, especifica.

Lo que esta en juego en el concepto de Kiekegaard de la verdad como subjetividad, es nada menos que el concepto cristiano clásico de historicidad objetiva. El cristianismo bíblico esta vinculado a la historia real. El cristianismo afirma hechos cruciales que acontecieron realmente, objetivamente, en la plenitud del tiempo. Si el cristianismo fuese privado de su historicidad, seria destruido.

La moderna teología existencialista llevo esto a un extremo. Estos teólogos dicen que no importa si hubo o no un Jesús histórico. Lo que importa es el impacto existencial de la “fe de Pascal” sobre los creyentes. Para existencialistas como Rudolf Bultmann, el cristianismo no se manifiesta en el plano horizontal de la historia, sino en el hic et nunc (aquí y ahora), como una cuestión de decisión. Bultmann desarrollo una teología de ausencia de tiempo, en la que Dios nos encuentra “directa e inmediatamente de lo alto”.

Pos- escrito no científico

En su concluding unscientific post escript , (7) Kierkegaard habla de dos hombres que oran. Uno es miembro de una iglesia que profesa un concepto ortodoxo de Dios, pero ora a Dios con un espíritu falso. En verdad, dice Kiekegaard, él esta orando a un ídolo. El otro hombre es un pagano que ora a ídolos, con fervor autentico. Por esto, dice Kierkegaard, él esta orando a Dios. ¿Por qué? Porque la verdad se encuentra en el “cómo” interior, no en el “que” exterior. Esta interioridad fervorosa se torna la más elevada verdad para el individuo.

Esto, sin embargo, levanta la siguiente pregunta: si alguien adora a Satanás con pasión interior, ¿esto hace de él un cristiano? Tengo dificultades para imaginar que era esto lo que kierkegaard quiso decir, pero a veces ciertamente parece que fue eso lo que él afirmo. “una incertidumbre objetiva, mantenida por la apropiación con la interioridad mas fervorosa”, dice él en concluding unscientific post escript, “es la verdad, la verdad mas elevada que existe para un individuo que existe” (8). Si fuésemos a aplicar esta tesis al mundo de las filosofías concurrentes, concluiríamos que una pasión celosa por la filosofía de Hegel, torna a la filosofía de Hegel verdadera y a la de Kierkegaard falsa.

En otro lugar Kierkegaard dice que la aceptación objetiva del cristianismo es o paganismo, o irreflexión. Si él quiere decir que una mera aceptación objetiva del cristianismo, sin un compromiso subjetivo y fervoroso, es pagana, todo bien; no hay problema. Pero si él esta diciendo que creer en la verdad de que el cristianismo afirma ser la verdad objetiva es pagano, entonces Kierkegaard esta fuera de juego.

Una flaqueza inherente al método subjetivo, es que él depende de experiencias siempre nuevas. El ancla del alma no tiene cadena. Mientras subraya las paradojas del cristianismo, que deben ser aceptadas por la fe, Kierkegaard va demasiado lejos al excluir completamente la razón. El cristianismo puede contener misterios y paradojas, pero no es irracional. Si el salto de fe es un salto en el absurdo, es fatal. La Biblia nos dice que saltemos de las tinieblas a la luz- no se trata de un salto a la oscuridad, donde se espera que Dios este preparando una red.

Kierkegaard hace distinción entre el “indicativo” y el “imperativo”, entre lo que el ser humano realmente es y lo que debería ser. Hay un movimiento de la condición esencial de la persona hacia su condición existencial. Este movimiento, dice Kierkegaard, es descrito en la teología de la Caída. El pecado desvincula a la persona de su humanidad esencial y la lanza a su condición actual, distante de Dios. La verdadera esencia de la persona es entendida, o concretizada, solo por el salto de fe, por el cual se entra en la etapa religiosa de la vida, en la que la pureza de corazón es querer una sola cosa: el amor ardiente de Dios.

El hecho de que Kierkegaard haya rechazado a Hegel y a la filosofía racional, tiene relación con Immanuel Kant. Recordemos que Kant vio una barrera entre el mundo fenomenal y el mundo numenal. Este muro, según Kant, es tan largo que no se le puede dar la vuelta, tan profundo que no se puede cavar por debajo de él, y tan alto que no se lo puede escalar con el pensamiento teórico. Kierkegaard descubrió una manera de pasar del otro lado del muro: con su salto de fe.

Kierkegaard emergió como padre del existencialismo cristiano, pero en el siglo XIX tubo como rival a Friedrich Nietzsche, un existencialista ateo. La historia de la filosofía existencial, después de estos dos hombres, tiende a crecer a partir de sus raíces radicalmente diferentes. 75 años después de su muerte, la obra de Kierkegaard fue descubierta y reavivada por teólogos europeos como Karl Barth y Emil Brunner. La teología “neo – ortodoxa” o “dialéctica” de ellos se apropio del escenario teológico occidental. El pequeño libro WAhrheit als begegnung , (9) de Brunner, reviste de carne los huesos del concepto de Kierkegaard de la verdad como subjetividad.


Notas:

1. Jean Paul Sartre, Being and no thingness: the myth of chance in modern science and cosmology. Grand rapids, Baker, 1994.

2. Jean Paul Sartre, no exit, en “no exit” and three other plays. New York, New directions 1989.

3. Søren Kierkegaard, Either/or. Howard V. HONG y Edna V. Hong (eds.), 2 vol. Princeton, Princeton University press, 1987.

4. Søren Kierkegaard, Fear and trembling. New York, Penguin, 1986.

5. Ibid., P.54.

6. Søren Kierkegaard, Attack upon “Christendom”. Walter LOWRIE (ed.), Princeton, Princeton University press, 1968.

7. Søren Kierkegaard, Concluding un scientific post script to “Philosophical fragments”, . Howard V. HONG y Edna V. Hong (eds.), Vol.1, Text. .), Princeton, Princeton University press, 1992.

8. Ibid., e.203.

9. Emil BRUNNER, Truth as encounter, 2da. Ed. Londres, SCM, 1964.

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