¿Qué sucede en la Santa Comunión?
- Los pensadores
- 18 jun 2020
- 5 Min. de lectura
por: Peter J. Leithart.
La Cena del Señor es el mundo en miniatura. Tiene un significado cósmico. Dentro de ella, encontramos pistas sobre el significado de toda la creación y de toda la historia, para la naturaleza de Dios y para la naturaleza del hombre, para el misterio del mundo, que es Cristo. No se limita al primer día, ya que su poder llena los siete. Aunque la mesa está en el centro, sus efectos se extienden a las cuatro esquinas de la tierra.
Durante siglos, los teólogos han tratado de explicar "lo que sucede en la sagrada comunión", empleando conceptos filosóficos, derivados de la tradición aristotélica o de la tradición existencial-personalista o alguna otra tradición filosófica, o, más recientemente, utilizando los modelos de las ciencias sociales. En muchos sentidos, estos esfuerzos han sido esclarecedores y han contribuido a una práctica más completa de la Cena.
Pero tales esfuerzos dan la ilusión de superar la visión "ingenua" de la Escritura hacia una realidad más "fundamental" del sacramento. He escrito, por el contrario, desde la convicción de que las descripciones bíblicas de la Cena son las descripciones más fundamentales posibles, aunque pueden elaborarse (con cuidado) utilizando conceptos extra bíblicos.
Para la pregunta "¿qué pasa en la sagrada comunión?" mi primera respuesta no es "toda la sustancia del pan y el vino se transforma en la sustancia del cuerpo y la sangre de Jesús", ni "entramos en el presente divino donde el evento pasado de la muerte de Jesús se vuelve a presentar eternamente", ni "tenemos un encuentro personal con Cristo resucitado a través de los signos”.
Creo que algunas de estas expresiones son simplemente incorrectas, pero incluso si fueran perfectamente correctas, no nos acercarían más a la realidad básica de la Cena de lo que lo hacen la variedad de las descripciones bíblicas.
¿Qué pasa en la Sagrada Comunión? Me gustaría responder: “a nosotros, como hijos de Adán, se nos ofrecen los árboles del jardín; Como hijos de Abraham, celebramos una fiesta de victoria en el Valle del Rey; como santos, recibimos comida santa; Como el verdadero Israel, nos alimentamos de la tierra de la que fluye leche y la miel. Como exiliados que regresan a Sión, comemos tuétano y grosura, y bebemos vino añejo. Nosotros, que somos muchos, somos hechos un pan, y comulgamos con el cuerpo y la sangre de Cristo. Somos la novia que celebra la cena de bodas del Cordero, y también somos la novia sometida a la prueba de los celos. En la mesa del Señor nos comprometemos a evitar la mesa de los demonios.”
Las afirmaciones hechas en el primer párrafo arriba pueden ser defendidas desde dos ángulos, uno soteriológico, el otro escatológico. El argumento soteriológico es el siguiente: en el corazón de nuestra redención está nuestra unión con Cristo en su muerte, resurrección y ascensión. Somos justificados por la unión con la resurrección de Cristo, adoptados en el Hijo, vivificados juntamente con Aquel a quien el Padre resucitó de entre los muertos, santificados por la presencia interna de Cristo a través de Su Espíritu, hechos sacerdotes y reyes en el Sacerdote y el Rey. Sea cual sea la forma en la que queramos describir nuestra redención, estaremos describiendo algún aspecto de nuestra unión con Cristo.
Y este es precisamente el significado soteriológico de la Cena del Señor: “¿No es la copa, que bendecimos, nuestra comunión con la sangre de Cristo? ¿No es el pan, que partimos, nuestra comunión con el cuerpo de Cristo?” (1 Corintios 10:16). Si estas dos cosas son ciertas: que la unión con Cristo es la realidad fundamental de nuestra salvación y que la Cena es comunión con Cristo, entonces la Cena debe significar todo lo que significa nuestra unión con Cristo.
La Cena es un signo ritual de nuestra justificación, porque en ella Dios muestra que nos considera justos, es decir, amigos a la mesa y guardianes del pacto; es una señal de nuestra adopción, porque recibimos comida de nuestro Padre celestial. A través del pan y el vino, estamos unidos al poder del Cristo resucitado, que está presente en y a través de su Espíritu. En la Cena, somos elevados al cielo para deleitarnos en Cristo, entronizados en lugares celestiales, admitidos en el lugar santo para comer pan sagrado. El significado de la Cena es tan alto, profundo y amplio como lo es la salvación misma.
Además, Jesús es el clímax y el resumen de toda la historia redentora. Él es la Simiente victoriosa prometida fuera de las puertas del Edén, el Hijo milagroso de Abraham, el verdadero Israel, el Profeta más grande que Moisés, el sacerdote según el orden de Melquisedec, el Hijo mayor de David. Toda la historia de las Escrituras es la historia de Cristo Jesús, y en la Cena estamos insertos en este Cristo y en esta historia. La historia redentora alcanzó su punto culminante (su clímax) cuando el Padre envió al Hijo, que se entregó como el pan del cielo, por la vida del mundo.
Por lo tanto, la comida en la que nos alimentamos de Cristo es el clímax de la historia de la salvación. Para decirlo de otra manera, la Biblia trata sobre el totus Christus, todo el Cristo, Cabeza y Cuerpo. Como el cuerpo de Cristo se conforma como un cuerpo en la mesa, así también toda la Biblia trata acerca de esta comida.
El argumento escatológico es el siguiente: las Escrituras enseñan que el orden final de las cosas será el reino de Dios, y Jesús siempre ha descrito el reino de Dios como un lugar para banquetes. O lo que es aún mejor, el reino no es un lugar donde se realiza el banquete, sino el banquete en sí. La meta de la historia humana fue puesta en la cruz, y fue definida para este propósito: que los elegidos puedan deleitarse para siempre en la presencia de Dios.
En la mesa del Señor, recibimos una gustadita inicial de los cielos y la tierra finales, pero la Cena del Señor no es solo un signo de la fiesta escatológica, como si las dos fueran fiestas separadas. En cambio, la Cena es la primera etapa de esa fiesta. Cada vez que celebramos la Cena del Señor, mostramos en la historia una vislumbre del final de la historia y anticipamos en este mundo el orden del mundo por venir.
Nuestra fiesta no es la forma inicial de una pequeña parte de la nueva creación; Sino la forma inicial de la nueva creación en sí misma. Y eso significa que la fiesta que ya disfrutamos es tan completa como la fiesta que disfrutaremos en la nueva creación. Es decir, es tan amplia como lo es la creación misma.
Por lo tanto, la Cena del Señor es el mundo en miniatura. Tiene significado cósmico. Dentro de él, encontramos pistas sobre el significado de toda la creación y de toda la historia, pistas sobre la naturaleza de Dios y la naturaleza del hombre, y sobre el misterio del mundo, que es Cristo. No se limita al primer día, ya que su poder llena los siete. Aunque la mesa está en el centro, sus efectos se extienden a las cuatro esquinas de la tierra.
Texto original: What Happens in Holy Communion?
Traducido al español de: “O que Acontece na Santa Comunhao?” (traducción al portugués por Daniel Vieira)
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