TEOLOGÍA sistemática: Introducción
- Los pensadores
- 25 may 2020
- 10 Min. de lectura
Actualizado: 28 may 2020
por: Vincent Cheung
1. TEOLOGÍA
La reflexión teológica es la actividad más importante que un ser humano puede realizar. Esta declaración puede sorprender a algunos lectores, pero una explicación del significado y de las implicaciones del emprendimiento teológico ofrecerá una justificación para tal reivindicación. Consideraremos la naturaleza, la posibilidad y la necesidad de este campo de estudio en las páginas siguientes.
LA NATURALEZA DE LA TEOLOGÍA
La palabra TEOLOGÍA se refiere al estudio de Dios. Cuando es usada en un sentido más amplio, la palabra puede incluir todas las otras doctrinas reveladas en la escritura. Ahora bien, Dios es el supremo ser que creó y hasta ahora sustenta todo lo que existe, y la teología procura entender y articular de una manera sistemática, la información por él revelada a nosotros. Así, la teología se preocupa con la realidad última. Visto que es el estudio de la realidad última, nada es más importante. Porque contempla y discute esta realidad, ella, consecuentemente, define y gobierna cada área de la vida y del pensamiento. Por tanto, así como Dios es el ser o realidad ultima, la reflexión teológica es la actividad humana ultima.
Este libro es una presentación de diversas doctrinas bíblicas importantes, pertenecientes al estudio de la teología sistemática. Una doctrina consiste de una serie de proposiciones relacionadas con cierto tópico teológico, es la enseñanza bíblica de un determinado asunto. Teología, entonces se refiere al estudio de la escritura o a la formulación sistemática de las doctrinas de esta. Una doctrina verdaderamente bíblica es siempre autorizada y obligatoria, y un sistema de teología es solamente autorizado hasta donde el refleje la enseñanza escriturística.
Muchos advierten contra el estudio de la teología por el propio bien de esta. El espíritu anti-intelectual de esta generación se ha infiltrado de tal manera en la iglesia, que ellos rechazan creer que alguna actividad intelectual posea valor intrínseco. Para ellos, incluso conocer a Dios debe servir para un propósito mayor, probablemente pragmático o ético. Aunque el conocimiento de Dios, deba afectar a la conducta de alguien, es, con todo, un engaño pensar que el emprendimiento intelectual de la teología sirva a un propósito que sea mayor que ella misma. Los cristianos deben afirmar que, visto que estudiar teología es conocer a Dios, y este es el mayor propósito del hombre, la teología, por lo tanto, posee un valor intrínseco. Jeremías 9:23-24 dice:
“Así dice el Señor:
"Que no se gloríe el sabio de su sabiduría,
ni el poderoso de su poder,
ni el rico de su riqueza.
Si alguien ha de gloriarse,
que se gloríe de conocerme
y de comprender que yo soy el Señor,
que actúo en la tierra con amor,
con derecho y justicia,
pues es lo que a mí me agrada
afirma el Señor.”
No hay finalidad mayor que la que el conocimiento de Dios pretende alcanzar, y no hay propósito mayor para el hombre sino el de conocer a Dios. El conocimiento teológico produce demandas morales y otros efectos en la vida de una persona, pero estas no son propósitos mayores que la tarea teológica de conocer la revelación verbal de Dios.
LA POSIBILIDAD DE LA TEOLOGÍA
Un prerrequisito para construir un sistema teológico es probar que el conocimiento teológico es posible. Jesús dice que “Dios es Espíritu” (Juan 4:24); él trasciende la existencia espacio-temporal del hombre. La cuestión que entonces se levanta es con respecto a como los seres humanos pueden conocer algo sobre él. Deuteronomio 29:29 tiene la respuesta:
“Las cosas encubiertas pertenecen al Señor, nuestro Dios, pero las reveladas pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que sigamos todas las palabras de esta ley.”
La teología es posible porque Dios se nos revelo a través de las palabras de la Biblia.
Dios revelo su existencia, atributos y exigencias morales a todo se humano, incluyendo tal información dentro de la mente del hombre. La propia estructura de la mente humana incluye algún conocimiento sobre Dios. Este conocimiento innato, consecuentemente, hace que el hombre reconozca la creación como la obra de un creador, la grandeza, magnitud y el diseño complejo de la naturaleza, sirven para recordar al hombre de su conocimiento innato sobre Dios.
Los cielos cuentan la gloria de Dios,
el firmamento proclama la obra de sus manos. Un día comparte al otro la noticia,
una noche a la otra se lo hace saber. Sin palabras, sin lenguaje,
sin una voz perceptible,
(Salmos 19:1-3) (1)
Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad. Me explico: lo que se puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues él mismo se lo ha revelado. Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa. A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón.
(Romanos 1:18-21) (2)
Aunque el testimonio de la naturaleza concerniente a su creador sea evidente, el conocimiento del hombre sobre Dios no viene de la observación de la creación. El último pasaje en Romanos nos informa que el conocimiento de Dios no viene de procedimientos empíricos, sino de lo que ha sido directamente “escrito” en la mente del hombre; es un conocimiento innato:
De hecho, cuando los gentiles, que no tienen la ley, cumplen por naturaleza lo que la ley exige,* ellos son ley para sí mismos, aunque no tengan la ley. Éstos muestran que llevan escrito en el corazón lo que la ley exige, como lo atestigua su conciencia, pues sus propios pensamientos algunas veces los acusan y otras veces los excusan.
(Romanos 2:14-15) (3)
Los teólogos llaman a esto REVELACIÓN GENERAL. Este conocimiento de Dios es innato en la mente del hombre y no se origina de la observación del mundo externo. El hombre no infiere de lo que observa en la naturaleza que debe existir un Dios; sin embargo, el conoce al Dios de la Biblia antes de tener acceso a cualquier información empírica. La función de la observación es estimular la mente del hombre a recordar este conocimiento innato de Dios, que fue suprimido por el pecado, y es también por este conocimiento innato que el hombre interpreta la naturaleza.
Toda persona tiene un conocimiento innato de Dios, y para donde quiera que él mire la naturaleza le recuerda esto. Todos sus pensamientos y todas sus experiencias dan testimonio irrefutable de la existencia y de los atributos de Dios; la evidencia es ineludible. Por lo tanto, aquellos que niegan la existencia de Dios son acusados de suprimir la verdad por su perversión y rebelión, y al reivindicar ser sabios, se tornan tontos (Romanos 1:22). En otras palabras, la revelación general de su existencia y atributos por toda su creación; esto es, el conocimiento innato del hombre y las características del universo, dejan a aquellos que niegan su existencia sin excusa, y así ellos son justamente condenados.
Aunque una persona tenga un conocimiento innato de la existencia y de los atributos de Dios, y el universo creado sirva como un recordatorio constante, la revelación general es insuficiente para conceder conocimiento salvífico de Dios y esta información es imposible obtenerla por su medio. Así, Dios revelo lo que le agrado mostrarnos a través de la revelación verbal o propocisional; esto es la escritura. Esta es su REVELACIÓN ESPECIAL. A través de ella se gana información rica y precisa concerniente a Dios y sus cosas. Es también a través de la escritura que una persona puede obtener un conocimiento salvífico de Dios. Una persona que estudia y obedece la escritura gana salvación en Cristo:
Pero tú, permanece firme en lo que has aprendido y de lo cual estás convencido, pues sabes de quiénes lo aprendiste. Desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.
(2 Timoteo 3:14-15)
El conocimiento de Dios también es posible solamente porque él hizo al hombre a su propia imagen, de forma que hay un punto de contacto entre los dos, a despecho de la trascendencia de Dios. Animales u objetos inanimados no pueden conocer a Dios como el hombre, incluso si les fuese dada su revelación verbal.
Dios prefirió revelarnos información a través de la Biblia; en palabras, en vez de imágenes o experiencias. La comunicación verbal tiene la ventaja de ser precisa y acertada, cuando es propiamente hecha. Visto que esta es la forma de comunicación que la Biblia asume, un sistema teológico digno debe ser deriva de proposiciones encontradas en la Biblia, y no de cualquier medio de comunicación no verbal tal como sentimientos o experiencias religiosas.
Ahora, todo sistema de pensamiento parte de un primer principio, y usa el raciocinio deductivo o inductivo, o ambos, para derivar el resto del sistema. Un sistema que usa el raciocinio inductivo no es confiable y desemboca en el escepticismo, (4) visto que la inducción siempre es una falacia formal, que frecuentemente depende de información empírica, produce conclusiones universales a partir de particularidades. La certeza absoluta viene solamente del raciocinio deductivo, en los cuales particularidades son deducidas de universalidades por necesidad lógica.
Sin embargo, visto que el raciocinio deductivo nunca produce información que no este ya implícita en la premisas, el primer principio de un sistema deductivo contiene todas las informaciones para el resto del sistema. Esto significa que un primer principio demasiado estrecho no conseguirá producir un número suficiente de proposiciones para providenciar a sus partidarios una cantidad significativa de conocimiento. Así, la inducción y un primer principio inadecuado hacen imposible el conocimiento.
Aunque un primer principio parezca ser suficientemente amplio, debemos dar una justificativa para afirmarlo. Su justificación no puede venir de una autoridad o principios mas altos, porque entonces el no seria el primer principio o la autoridad ultima dentro del sistema. Una autoridad o principio menor dentro de un sistema no puede verificar al primer principio, visto que es de este mismo primer principio que esta autoridad o principio menor depende. Por lo tanto, un primer principio de un sistema de pensamiento debe ser auto – verificable- él debe probarse a si mismo como verdadero.
La autoridad ultima dentro del sistema cristiano es la escritura; por tanto, nuestro primer principio es la infalibilidad bíblica, o la proposición, “la Biblia es la palabra de Dios”. Aunque haya argumentos convincentes para apoyar tal principio, incluso si alguien fuese a emplear métodos empíricos, de manera que ningún incrédulo pudiese refutarlos, el cristiano debería considerarlos como no concluyentes, visto que los métodos empíricos no son confiables (5). Mas haya de esto, si fuésemos a depender de la ciencia o de otros procedimientos empíricos para verificar la verdad de las escrituras, estas pruebas permanecerían entonces como jueces sobre la propia palabra de Dios, y así, la escritura ya no seria la verdad ultima en nuestro sistema. (6) como Hebreos 6:13 dice, “cuando Dios hizo su promesa a Abraham, por no haber nadie superior por quien jurar, juro por si mismo. Visto que Dios posee autoridad última, no hay ninguna autoridad mayo por la cual alguien pueda pronuncia a la escritura como infalible.
Sin embargo, no todo sistema que reivindica autoridad divina tiene dentro de su primer principio el contenido para justificarse a si mismo. Un texto sagrado puede contradecirse a si mismo y, autodestruirse. Otro puede admitir dependencia de la Biblia cristiana, mas por otro lado, está condena a todas las otras alegadas revelaciones. Ahora, si la Biblia es verdadera, y ella reivindica exclusividad, entonces todos los otros sistemas de pensamiento deben ser falsos. Por lo tanto, si alguien afirma una cosmovisión no cristina, tiene que, al mismo tiempo rechazar la Biblia.
Esto genera una confrontación entre las dos cosmovisiones. Cuando esto acontece el cristiano puede estar seguro de que su sistema de pensamiento es impenetrable a los ataques ajenos, y que el propio sistema bíblico ofrece el contenido para, tanto defender, como atacar en tales embates. El cristiano puede destruir la cosmovisión de sus oponentes cuestionando el primer principio y las proposiciones subsidiarias del sistema. ¿El primer principio del sistema se contradice? ¿Falla en satisfacer a sus propios requerimientos? (7) ¿el sistema se desmorona por causa de los problemas fatales del empirismo y la inducción? ¿Las proposiciones subsidiarias se contradicen una a la otra? ¿Se apropia de premisas cristianas no deducibles de su propio primer principio? (8)
¿El sistema da respuestas adecuadas y coherentes para las cuestiones últimas, tales como aquellas concernientes a la epistemología, metafísica y ética?
Para repetir, el primer principio del sistema cristiano es la infalibilidad bíblica, o la proposición, “la Biblia es la palabra de Dios”. De este primer principio, el teólogo pasa a construir un sistema de pensamiento inclusivo basado en la revelación divina infalible. Hasta donde este raciocinio sea correcto, cada parte del sistema será deducido por necesidad lógica del primer principio infalible, y será, así, igualmente infalible. Y, visto que la Biblia es la revelación verbal de Dios, que requiere nuestra adoración y manda nuestra conciencia, un sistema de teología deducido con validez lógica es autorizado y obligatorio. Por tanto, hasta donde este libro sea acertado en la presentación de lo que la escritura enseña, su contenido resume lo que todos los hombres deben creer, lo que los cristianos están comprometidos a creer, y lo que es objetivamente verdadero.
NOTAS:
(1) Robert L. Reymond, A New Systematic Theology of the Christian faith; Nashville, Tennessee: Thomas Nelson, Inc. ; P. 396.
(2) “su realidad invisible-su eterno poder y su divinidad- se hace inteligible desde la creación del mundo, a través de las criaturas, de suerte que no tiene disculpa” (V. 20, Biblia de Jerusalén).
(3) “cuando entonces los gentiles, no teniendo ley, hacen naturalmente lo que esta prescrito por la ley, ellos, no teniendo ley, para si mismos son ley; ellos muestran la obra de la ley grabada en sus corazones, dando testimonio de esto su conciencia y sus pensamientos…” (V.14-15, Biblia de Jerusalén).
(4) La posición auto contradictoria de que el conocimiento es imposible.
(5) Vea mis otros escritos que muestran como los métodos científicos y empíricos impiden descubrir la verdad.
(6) Como una parte menor de su estrategia apologética, el cristiano puede emplear argumentos empíricos para refutar objeciones de los incrédulos, que frecuentemente reivindican apoyarse sobre datos empíricos. Todavía los argumentos más fuertes para el cristianismo no dependen del raciocinio empírico o inducción que son fatalmente defectuosos. En otro libro argumento que el empirismo hacen que el conocimiento sea imposible.
(7)por ejemplo, un principio que declara que toda afirmación debe ser empíricamente verificada no puede, el mismo, ser empíricamente verificado. El principio se autodestruye.
(8) Para mayor información sobre inducción y deducción, empirismo y racionalismo, primer principio, cosmovisiones y como defender la fe cristiana, ver Ultimate Cuestions, Presuppositional Confrontations, y The Light of our Minds, de Vicent Cheung.
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