Teología Sistemática: Dios 4. Los atributos de Dios
- Los pensadores
- 1 jun 2020
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Por: Vincent Cheung
Los atributos divinos son las características de Dios, la suma de las cuales definen quien él es. El primer problema que se presenta es el de la COGNOSCIBILIDAD de Dios. Si él es mayor que los seres humanos tanto en grado como en especie, entonces surge la cuestión en cuanto a si podemos adquirir información confiable a su respecto. Respondemos que, visto que Dios hizo al hombre de acuerdo con la imagen divina, entonces no importa la diferencia entre ellos dos, allí permanece un punto de contacto entre ellos de modo que la comunicación intelectual significante es posible. Que Dios haya escogido traernos informaciones mediante la Biblia quiere decir que el lenguaje es adecuado, y así debemos afirmar que es posible conocer información detallada y confiable respecto a él a través de su revelación verbal.
Argumentar que el hombre no puede conocer a Dios debido a la diferencia entre los dos es algo que se refuta a si mismo, visto que la declaración por si misma precisa de considerable conocimiento acerca de Dios. La persona que dice que él no es conocible esta declarando una parte de la información acerca de la naturaleza misma de Dios. Por tanto, si Dios es de hecho no cognoscible, nadie puede saber que es imposible que Dios sea conocido. Que nosotros tengamos el concepto de Dios en nuestras mentes y que podamos debatir la cuestión demuestra que Dios puede ser conocido.
De la misma forma, es refutarse a si mismo decir que el lenguaje humano es inadecuado para traer información sobre las cosas divinas, visto que la afirmación misma trae una parte de la información acerca de esas cosas, a saber, que ellas son de tal naturaleza que dar descripciones verbales acerca de ellas es imposible. Visto que la declaración misma es una descripción verbal al respecto de las mismas cosas divinas, ella se refuta a si misma (61).
La Biblia enseña que Dios se revela a si mismo a través de las palabras de la Escritura. Esto por si solo testifica tanto la cognoscibilidad de Dios cuanto la adecuación del lenguaje humano. Dios es capaz de hablarnos respecto a si mismo, y somos capaces de entender lo que él comunica. Luego, él es cognoscible, y escogió contarnos a nosotros las cosas divinas a través de la comunicación verbal, en vez de hacerlo por experiencias religiosas o intuición. De este modo, las objeciones contra la cognoscibilidad de Dios y la adecuación del lenguaje van contra la cosmovisión bíblica, y deben confrontar los argumentos en pro de la fe cristiana presentados en la sección anterior de este libro.
Después de determinar la cognoscibilidad de Dios, la próxima cuestión lógica es cuanto podemos saber acerca de él. La Biblia enseña la INCOMPRESIBLIDAD divina. El Salmo 145:3 dice que “es insondable” su grandeza, y el apóstol Pablo escribe en Romanos 11:33, “¡Oh profundidad de la riqueza de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuan insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!” Dios es infinito y nosotros, finitos; por tanto, nunca podemos saber todo sobre él.
Más solo porque no podemos saber todo a su respecto, esto no quiere decir que no podemos conocer algo sobre él. En nuestro contexto, “comprender” significa tener un completo entendimiento de Dios. Eso es imposible para seres finitos, incluyendo a los ángeles, hechos sin pecado. No importa cuanto podamos saber respecto a él, habrá siempre más para conocer sobre él.
Visto que Dios es infinito en su ser, hay un numero infinito de proposiciones que pueden ser dichas sobre él (62). Nuestras capacidades cognitivas son limitadas y vivimos en el tiempo. Si hay un numero infinito de proposiciones sobre Dios, entonces seria imposible a cualquier ser finito saber todo sobre ellas. Tal limitación permanecerá aun después de la resurrección de los creyentes. Aunque nuestras mentes y nuestros cuerpos sufrirán considerables perfeccionamientos, permaneceremos finitos y, por tanto, Dios continuara incomprensible para nosotros.
Entre tanto, aun podemos saber mucho a su respecto. Podemos conocer y entender todo lo que la Biblia dice sobre él. Jeremías 9:24 dice que se puede comprender y saber el propio carácter divino, que es el que actúa con “lealtad, con justicia y con rectitud sobre la tierra”. La doctrina de la incompresibilidad de Dios no anula la posibilidad del verdadero y abundante conocimiento acerca de él por seres humanos finitos mediante la exégesis de las escrituras.
No podemos admitir que la incomprensibilidad de Dios niegue su cognoscibilidad. Aunque no poseamos conocimiento exhaustivo sobre él, en verdad podemos tener verdadero conocimiento a su respecto. Todo lo que él nos revela a nosotros por las palabras de las escrituras es verdad, y tenemos conocimiento verdadero sobre Dios al punto de poder saber y entender sus palabras. Yo puedo saber el nombre de una persona o su edad y nada mas acerca de ella, mas eso no quiere decir que, por el hecho de que mi conocimiento sea limitado, él sea falso.
Aunque sea verdad que cuanto mas yo conozco sobre una persona, mejor entenderé lo que ya se sobre ella, lo que conozco, en tanto, es verdadero. Obteniendo informaciones adicionales al respecto de una persona, adquiero un contexto más rico del cual comprendo las implicaciones de su nombre o edad, mas mi conocimiento acerca de eso era verdadero aun antes de tener aquel otro conocimiento. Del mismo modo, aunque no tengamos un conocimiento completo sobre Dios, lo que sabemos respecto a él por la Biblia, con todo, es digno de confianza y exacto.
Aunque no podamos conocerlo completa o exhaustivamente, podemos saber sobre él conociendo las palabras de la escritura. Las doctrinas de la cognoscibilidad e incomprensibilidad divina excluyen la alegación de que sabemos todo lo que hay de conocimiento acerca de Dios, mas también nos recuerda que podemos conocerlo verdadera y precisamente.
Cristianos que no aprenden inmediatamente ciertas doctrinas bíblicas algunas veces desisten, llamándolas “misterios”, mas la cognoscibilidad divina nos alerta contra esto. Esta tendencia de algunos para, sin legitimidad, rotular así a aquellas verdades expone un defecto de su mentalidad-puede tratarse tanto de falta de comprensión de la naturaleza de la revelación, cuanto de actitud prejuiciosa o rebelde para con la Escritura. A menudo la persona entiende de hecho la doctrina, mas rechaza aceptarla. Visto que no puede negar su origen bíblico, la llama misterio para no tener que afirmarla.
Por ejemplo, muchos han rotulado como misterios las doctrinas de la Trinidad y de la elección divina. Con todo, visto que la Biblia las enseña y nos dice que pensar al respecto de ellas, no debemos llamarlas misterios, mas antes de doctrinas perentorias las cuales todos los creyentes deben afirmar. Doctrinas reveladas no son misterios. Visto que Dios revelo una cantidad considerable de información sobre tales tópicos, son ellas claras doctrinas bíblicas que exigen aceptación universal. Cerrar los ojos y llamarlas misterios es nada menos que declarar un desafió contra la revelación divina. Rechazar entender o aceptar cualquier cosa que la Biblia enseñe es insultar al Dios que nos dio el don inestimable de su revelación verbal.
Ahora podemos proceder al examen de otros atributos divinos, comenzando con aquellos que elaboran la forma de su existencia o sus atributos metafísicos. Un atributo así es el de la NECESIDAD de Dios, queriendo decir que él existe por necesidad lógica. Recuerde una discusión anterior, que, al decir “Dios existe”, el cristiano no se refiere a un Dios genérico, mas solamente al Dios bíblico o cristiano; o sea, Dios es como la Biblia dice que es. No es un teísmo general que los creyentes deben defender mas la entereza de la fe cristiana (63).
En términos de lógica modal, estamos afirmando que Dios existe en cada mundo posible. Un “mundo posible” es realidad cuando él puede ser, en el cual cada ser o evento contingente puede ser diferente. Por ejemplo, es posible que una persona sea más alta de lo que es, y un cierto carro ser amarillo en ves de verde. Cualquier realidad que no contenga una contradicción es un mundo posible. Una afirmación como 2 + 2 = 4 es verdadera en todo mundo posible, y 1 + 1 = 10 es falsa en cualquier mundo posible. Decir que la existencia de Dios es una necesidad lógica quiere decir que la proposición “Dios no existe” acarrea una contradicción en esta y en cada realidad posible. La descripción de la escritura necesita de tal conclusión.
Algunos sustentan que Dios no existe por necesidad lógica, más solamente por necesidad factual en nuestra realidad presente. Visto que nuestra declaración es que él existe por necesidad lógica en cada mundo posible, debemos concordar en que él también existe por necesidad factual en esta realidad. Por eso, dado lo que sabemos como verdad acerca de Dios, es inadecuado decir que él solamente existe por necesidad factual en esta realidad, y no pueda ser en otros mundos posibles. Nuestro conocimiento de los atributos divinos precisa concluir que Dios existe por necesidad lógica y no solamente factual. Los argumentos dogmático y trascendental de la sección anterior también entienden como inconcebible cualquier realidad posible a menos que la cosmovisión bíblica entera sea primeramente presupuesta.
Dios es un ser no causado, y visto que es quien creo y ahora sustenta todo lo que existe, él ha existido aun antes de todo lo demás. Nadie más allá de él mismo sustenta su ser. Esto hace alusión a la ASEIDAD de Dios, algunas veces llamada AUTO-EXISTENCIA o INDEPENDENCIA. Él existe “por si mismo (64)”, y no depende de cualquier cosa externa a si mismo para existir. Él es un Dios “que se auto-contiene”, y que existe por su propia naturaleza.
La Biblia dice que “el Padre tiene vida en si mismo” (Juan 5: 26), mas nuestra existencia es dependiente de la voluntad y de el poder de Dios: “pues en él vivimos, nos movemos y existimos” (Hechos 17: 28). Apocalipsis 4:11 Dice “Tu, Señor y Dios nuestro, eres digno de recibir la gloria, la honra y el poder, porque creaste todas las cosas, y por tu voluntad ellas existen y fueron creadas”. El apóstol Pablo dice en Hechos 17:25 que Dios “no es servido por manos humanas, como si necesitase de algo”, mas que es él “quien da a todos la vida, el aliento y las demás cosas”.
El nombre divino que Dios revelo a moisés “YO SOY EL QUE SOY”, apunta para su auto-existencia. También sugiere que Dios existe en un estado eterno. El creo el propio tiempo y, por tanto, es independiente de él. Tal atributo de la existencia divina es llamado ETERNIDAD o ATEMPORALIDAD. Génesis 21:33 dice que él es “el Dios eterno”. El libro de Salmos revela que él es “de eternidad a eternidad” (41:13), y que él es “desde la eternidad” (93:2). El Apóstol Pedro escribe: “para el señor un día es como mil años, y mil años como un día” (2Pedro 3:8).
Una implicación de la eternidad de Dios es que todo conocimiento es para él una intuición eterna. Aunque haya un suceso de ideas en la mente del hombre, tal cosa no es verdad cuando se trata de Dios. El hombre raciocina de las premisas a la conclusión, un proceso que requiere tiempo y una sucesión de ideas en la mente. Entre tanto, visto que Dios es atemporal, todas la proposiciones están delante de su mente como una intuición o pensamiento eterno. Luego, Dios piensa sin asociaciones mentales o una sucesión de ideas. Él lo hace por pura intuición, visto que todo conocimiento esta inmediatamente presente delante de él, aun hecho que pertenecen a nuestro futuro.
Esto no quiere decir que la lógica sea diferente para él, o que las presuposiciones sean inadecuadas para expresar sus pensamientos. La lógica es la misma para Dios y para nosotros, mas no hay una sucesión de ideas en su mente debido a su a-temporalidad y a su intelecto ilimitado. Si él fuese a poner sus pensamientos en palabras para nosotros, habría una sucesión de ideas en su mensaje, con un pensamiento conduciendo a otro.
Él seguiría todas las reglas lógicas validas, las cuales proceden de su naturaleza racional. Afirmamos esto no por especulación vacía, mas visto que la Escritura es la palabra de Dios, sabemos como él se expresa en palabras. Más allá de eso el Hijo de Dios tomo atributos humanos y entre en el tiempo. El relato bíblico al respecto muestra que cristo articulaba su mente por habla inteligible, siguiendo todas las reglas validas de la lógica.
Algunos sostienen que nuestra constitución mental es tan diferente de la de Dios que la propia lógica le es diferente. Sugieren que la “lógica divina” es diferente de la “humana”, y, por tanto, nuestro raciocinio en conformidad con nuestra lógica no se aplica a él. Eso trae un mal entendido fundamental sobre la naturaleza misma de la lógica. Esta no es apenas la que torna la comunicación conveniente o inteligible, mas son las reglas necesarias para el pensamiento correcto, teniendo su origen en la naturaleza de Dios. Visto que él mismo es racional, todo el pensar acerca de él y la realidad se deben adherir a las reglas lógicas. Un concepto como un círculo cuadrado es tan disparatado e inconcebible a Dios como lo es a nosotros.
Mas allá de eso, argumentar que la “lógica humana” no se aplica a Dios, es usarla para decir algo sobre Dios, lo que se refuta a si mismo. Si la lógica humana es inaplicable a él, nunca se puede decir eso y esperar que tenga sentido al mismo tiempo. Lejos de decir que la lógica humana no se le aplica, Jesús fue un maestro del debate, como se ve en los encuentros con los líderes religiosos hostiles. Un teólogo-filosofo traduce Juan 1:1 como sigue: “en el principio era la lógica, y la lógica estaba con Dios, y la lógica era Dios.” Esto puede dejar horrorizados a los cristianos anti-intelectuales, mas la palabra Logos puede tan fácilmente ser traducida como “lógica” o “razón” como “verbo”.
Que Dios no raciocina de las premisas a las conclusiones no significa que no tenga una mente racional, mas significa que él esta simultáneamente a la par de todas la premisas y conclusiones, y, por tanto, no necesita pensar por medio de argumentos lógicos como nosotros. Mas debemos insistir en que la lógica es la misma tanto para él como para nosotros, y aunque su conocimiento exista como una intuición eterna, él puede expresar sus pensamientos de forma proposicional como lo hace en la Escritura.
LA INMUTABILIDAD de Dios se deriva de su eternidad. Visto que no tiene “antes” o “después”, él es inmutable en su ser y carácter. Tal atributo también es asociado con su perfección. Si el ser de Dios tiene toda perfección posible, entonces cualquier cambio en él debe ser para mal. Más visto que él es inmutable, no puede empeorar. Y visto que él ya posee cada perfección, él no tiene necesidad de alteración o experimentar un desarrollo.
El Salmo 102:25-27 dice que, aunque el universo físico sufra decadencia y perezca, Dios permanece el mismo:
En el principio afirmaste los fundamentos de la tierra, y los cielos son obras de tus manos. Ellos perecerán, mas tú permanecerás; envejecerán como vestiduras. Como ropas tú los cambiaras y serán echados fuera. Mas tú permaneces el mismo, y tus días jamás tendrán fin.
Dios dice en Malaquias 3:6: “yo, el SEÑOR, no cambio.” El apóstol Santiago escribe que él no “cambia como las sombras inconstantes” (Santiago 1:17). Dios dice en Isaías 46:11: “lo que yo dije, eso haré acontecer; lo que planee, eso haré”, y el Salmo 33:11 dice: “los planes del SEÑOR permanecen para siempre, los propósitos de su corazón por todas las generaciones”. Finalmente, Números 23:19: “Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. ¿Acaso él habla, y deja de actuar? ¿Acaso él prometa, y deja de cumplir?”.
La inmutabilidad de Dios hace suponer su IMPASIBILIDAD. Esto quiere decir que él es sin “pasiones” –emociones o sentimientos. Los creyentes menos atentos rápidamente protestaran contra decir que Dios no tenga emociones, visto que la Biblia parece revelar a un Dios que experimenta estados emotivos tales como tristeza, alegría e ira (Salmo 78:40; Isaías 62:5; Apocalipsis 19:15).
Los proponentes de la impasibilidad divina explican que los pasajes que parecen atribuir emociones a Dios son antropopatismos. La oposición entonces protesta diciendo que esto es querer invalidar la enseñanza obvia de la escritura relegando al antropomorfismo o antropopatismo todo lo que no se quiera asociar a Dios. Mas tales oponentes de la impasibilidad que son de otro modo ortodoxos en sus creencias prontamente aceptan aquellas referencias bíblicas como antropomórficas que atribuyen a Dios partes corporales tales como manos y ojos. Por tanto, no se debe quitar el antropomorfismo o antropopatismo del pensamiento como explicaron valida sin una buena razón.
Decir que Dios experimenta emociones de una manera similar a la de los seres humanos parece incurrir en muchas contradicciones:
Un hombre se enoja contra su voluntad en el sentido de que no escoge estar de esa manera, ni escoge experimentar lo que lo llevó a la cólera, mas dado su presente estado mental y desarrollo del carácter, el “gatillo” incita esa emoción en él contra su preferencia. Lo mismo se aplica a experiencias humanas de alegría, miedo y tristeza. Aunque se pueda desarrollar un notable nivel de autocontrol por el poder santificador de la Escritura y del Espíritu Santo, permanece el hecho de que la voluntad y la emoción de alguien no mantienen una relación armónica. Un estado emocional de una persona no es siempre exactamente lo que ella quiere o decide.
Con todo, lo que fue dicho arriba no puede ser verdadero acerca de Dios aun si él tuviese que experimentar emociones, visto que tal falta de autocontrol contradice su soberanía, inmutabilidad y omnisciencia. Por ejemplo, que Dios sabe todo y así no puede ser “sorprendido” elimina ciertos caminos de la experiencia de las emociones. Así, solo la omnisciencia hace que algunas emociones sean imposibles, o por lo menos los medios o razones para experimentarlas. Si mis acciones pueden entristecer o irritarlo a él del mismo modo que con un ser humano, entonces quiere decir que yo puedo hacer que Dios se entristezca o se irrite a la hora que quisiera. Por otro lado, si mis acciones puede producir en él alegría de una manera similar a aquella con un humano, significa entonces que soy capaz de llevarlo a la alegría por mi querer. De esta forma, yo podría ejercitar una medida de control sobre Dios mismo, lo que contradice su soberanía e inmutabilidad.
Podemos, por consiguiente, afirmar alguna forma de impasibilidad divina. Si Dios es entristecido por nuestros pecados, es solamente porque él quiere ser entristecido por ellos, y no debido a que su estado mental esté mas allá de su control o sujeto a nuestra influencia. Por lo menos en este sentido y hasta ese punto, podemos afirmar que Dios no posee pasiones. Aun si Dios tuviese emociones, estarían ellas bajo su completo control, y nunca comprometerían a cualquiera de sus atributos conocidos.
Los cristianos en algunas culturas son más rápidos al defender el papel de las emociones, sea en Dios o en el hombre, porque fueron influenciados por la psicología moderna, y no apenas porque rechazan la aceptación de la explicación bíblica de que las emociones de Dios son antropopatismos. Una discusión sobre la naturaleza de las emociones nos ayudara a entender mejor como ellas se relacionan con Dios y con el hombre.
El diccionario define “emoción” como “inquietud (disturbio), excitación; el aspecto afectivo de la conciencia; un estado de sentimiento; una reacción psíquica y física (como ira o miedo) experimentada subjetivamente como un fuerte sentimiento y psicológicamente desarrollando cambios que preparan al cuerpo para la inmediata acción vigorosa”. (65) La palabra originalmente significa un disturbio mental. Aunque ese significado sea obsoleto en el habla coloquial se de por lo menos un teólogo-filosofo que aun define emoción como un disturbio mental. En el uso común aun, permanece como una “reacción psíquica y física”. Si es un disturbio o una reacción, ellas no son buenas o necesarias como las personas sugieren (66)
Contrario a la enseñanza popular, la Biblia nunca dice que la mente consiste de voluntad, intelecto y emoción. Esto es prestado de la psicología secular, no de la bíblica. Sobre este esquema la voluntad, el intelecto y la emoción son partes distintas de la mente, de modo que esta es solamente real cuando son agregados los tres. Visto que estos son independientes, no hay ninguna relación necesaria entre el crecimiento y el desarrollo de cada parte. Así, los cristianos que asumen esta falsa estructura algunas veces dicen que no se debe apenas desarrollar el intelecto, más también la emoción.
Entre tanto, la Biblia declara que la parte íntima del hombre es la mente o intelecto. La voluntad y la emoción no son cosas en si mismas, mas son meramente funciones de la mente. Por ejemplo, la digestión no es un órgano aparte de/o dentro del estomago, mas es este el que existe como un órgano físico, en cuanto la digestión es la función que él desempeña. Del mismo modo, es la mente que existe como la parte interior e incorpórea del hombre. Algunas veces esta perturbada, y un disturbio de la mente afecta su manera de pensar, frecuentemente de manera negativa. Por tanto la emoción no es un bien en si mismo. Aunque la Biblia no llame pecaminosas a todas las emociones, muchas de ellas pueden de hecho serlo, y las emociones pecaminosas a menudo llevan a otros pecados:
EL SEÑOR dice a Caín: “¿Por qué estas furioso? ¿Por qué se trastorno tu rostro? ¿Si hicieres el bien, no serás aceptado? Mas si no lo haces, sabes que el pecado amenaza a la puerta, él desea conquistarte, mas debes dominarlo” (Génesis 4:6-7)
Los cristianos no precisan ser más emocionales; precisan más autocontrol. La Biblia casi no contiene tantas palabras o frases emocionales como las personas quieren acreditarle. Algunos pueden incluso interpretar mal el contentamiento en Filipenses 4:12 como una satisfacción emocional, esto es, antes que se den cuenta de que es una palabra estoica denotando indiferencia (67). Y “feliz” entonces, ¿es una emoción en la Biblia? El amor no es una emoción en la Biblia, mas una volición.
Una marca del hombre espiritual en la Biblia es el autocontrol, incluyendo el dominio sobre sus emociones. La mente de Dios es tan integrada que él hace apenas lo que él quiere, y nunca es “inquietado” contra su voluntad. A medida que crecemos en santificación, nuestra emoción debe estar cada vez mas sujeta a nuestro control conciente, de modo que si estamos excitados es porque decidimos estar así, nos tornamos airados porque así lo decidimos, y podemos parar en el momento en que así lo decidamos.
Admito que Jesús experimentó emociones, mas la cuestión es lo que se puede inferir de ese hecho (68). Aquellos casos en que Jesús experimentó emociones fueron de hecho inquietudes de la mente (Marcos 14:34), mas visto que Hebreos 4:15 dice que él nunca pecó, tenemos que concluir que no toda inquietud mental es pecaminosa. Entre tanto, no se puede demostrar por esto que las emociones sean buenas, o que no deban ser restringidas o suprimidas. Jesús también experimento hambre y fatiga (Mateo 21:18; Lucas 4:2; Juan 4:6), mas tal hecho solamente prueba que El hijo de Dios de hecho adquirió atributos humanos (69). Por tanto, que Jesús experimentó emociones solamente muestra que él poseía atributos humanos reales y que no toda inquietud de la mente es pecaminosa. Lo que vemos en los evangelios es que Jesús estuvo siempre en pleno control de si mismo (70).
La Biblia esta a favor del autocontrol sobre la inestabilidad mental, lo que, con frecuencia, es lo que significa poseer emociones. Sin embargo cuando tener una emoción quiere meramente decir expresar un cierto tipo de pensamiento, como una fuerte aprobación o desaprobación, entonces al grado en que la persona permanece en control de su mente, y al grado en que esto no sea una inquietud involuntaria o inmoral de la mente, entonces talvez ella sea aceptable. Más esto ya excluye cualquier ejemplo de expresión emocional.
Por tanto al afirmar la impasibilidad divina, no estamos robando a Dios cualquier cualidad de valor. Antes, estamos diciendo que él tiene perfecta estabilidad mental y autocontrol; él no puede ser inquietado contra su querer. Mas no hay realmente razón alguna contra afirmar la plena impasibilidad divina, que la mente de él nunca jamás sea perturbada.
Introducimos la UNIDAD de Dios por implicación. Al contrario de los seres humanos, Dios no es dividido en partes, mas existe como un todo eterno con todos sus atributos como uno e inseparable. Algunas veces esto es llamado SIMPLICIDAD, visto que Dios no es complexo, o dividido en partes.
Aunque una porción bíblica pueda enfatizar un atributo divino especifico, esto no significa que los atributos divinos sean completamente separables, que un atributo pueda a veces estar por encima de otro, que uno sea mas importante que otro, o que uno mas estrictamente exprese la esencia de Dios que otro. La escritura nos muestra que Dios es sus atributos: 1 Juan 1:5 dice: “Dios es luz”, y 1 Juan 4:16 dice: “Dios es amor”. Luego, Dios no es un ser que es amor con luz como un atributo, o viceversa; antes, él es amor y luz, tanto como sus otros atributos.
No debemos pensar en Dios enfatizando un cierto atributo durante un periodo histórico, y entonces dando énfasis a un atributo diferente durante otro periodo. Aun algunos cristianos piensan que Dios era lleno de ira en el Antiguo Testamento pero misericordioso en el Nuevo. Con todo, es el primero que dice: “su amor dura para siempre” (Salmo 136), y es en el segundo que esta escrito que “terrible cosa es caer en las manos del Dios vivo” (Hebreos 10:31). La unidad de Dios significa que él es tanto amoroso como justo en todos los tiempos. Él es siempre misericordioso para sus elegidos y lleno de cólera para con los réprobos, sea en el Antiguo o en el Nuevo Testamento.
Otro atributo metafísico de Dios es su ESPIRITUALIDAD. Él es incorpóreo; no tiene cuerpo. Jesús dice: “Dios es espíritu” (Juan 4:24). Dados algunos de los atributos divinos conocidos, entendemos que varios pasajes bíblicos que aluden a él como teniendo partes corporales son antropomórficas. Por ejemplo, 2 Crónicas 16:9 dice: “los ojos del SEÑOR están atentos sobre toda la tierra para fortalecer a aquellos que le dedican totalmente el corazón”. La ARA dice que los ojos del señor “pasean por toda la tierra”. Más decir que Dios tiene ojos físicos para ver seria comprometer su omnisciencia, visto que, entonces, él no podría ver las áreas donde sus ojos no estén mirando. También, nuestros ojos no actúan por si mismos, mas son órganos que trabajan con nuestro cerebro y nervios ópticos. Pues para ser útiles sus ojos físicos, Dios debe entonces tener un cerebro, nervios ópticos, un tendón espinal-exactamente como un hombre. Esto es lo que algunas herejías sustentan, mas esto contradice a las doctrinas de la trascendencia y de la invisibilidad divinas (1 Timoteo 1:17; Job 9:11). La porción citada de 2 Crónicas 16.9 debe ser comprendida como figurada-entre otras cosas, esta diciendo que Dios esta a la par de todo lo que ocurre en la tierra.
Otro ejemplo viene de Isaías 66:1, donde Dios dice: “el cielo es mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies”. Algunos insisten que tomamos tales pasajes “literalmente”. Mas entonces las piernas de él tendrían que tener exactamente aquel cumplimiento-el cumplimiento de sus piernas serian la distancia entre el cielo y la tierra. ¿Cómo entonces él podría haber dicho “he ido de una tienda a la otra, de un tabernáculo a otro” (2 Samuel 7:6), visto que la tienda seria muy pequeña? Algunas versiones de tal herejía- que Dios tiene un cuerpo- aseveran que él es de una altura similar a la de los seres humanos. Mas esto contradeciría el versículo de Isaías, visto que ningún ser humano es mas alto que varios metros. Es más natural y preciso entender los pasajes bíblicos que atribuyan partes corporales a Dios como antropomórficas.
Lucas 11:20 también ilustra que las referencia bíblicas a las partes corporales de él son antropomórficas: “mas si es por el dedo de Dios que yo expulso demonios, entonces llego a ustedes el Reino de Dios”. Jesús indica que él expele los demonios por el “dedo de Dios”, y así parece a algunos que Dios tiene una mano con dedos como nosotros. Entre tanto, en el pasaje paralelo de Mateo 12:28, Jesús dice que él lanza fuera los demonios “por el Espíritu de Dios”. Debería ser obvio que el dedo divino es figurativo de su Espíritu, y no que él posea partes corporales como los dedos humanos.
En Deuteronomio 4:15-16, Moisés dice al pueblo de Israel: “en el día en que el SEÑOR les hablo en medio del fuego en Horeb, no vieron ninguna forma. Por tanto, tengan mucho cuidado para que no se corrompan haciendo para si un ídolo, una imagen de alguna forma semejante al hombre o mujer”. Al contrario de los seres humanos, Dios no tiene “ninguna forma”; por tanto, Moisés prohíbe a cualquiera construir una imagen que alegue ser semejante a la apariencia divina, ni siquiera una que sea en forma de ser humano. Si esta prohibido construir una imagen física de Dios porque él no tiene forma alguna, entonces es igualmente injustificable asumir que Dios tenga una forma en nuestro pensamiento y en nuestra teología.
No son pocos los cristianos que sucumben a la enseñanza de que Dios Padre y Dios Espíritu Santo tienen cuerpos. Tales creyentes no perciben que esa doctrina es herética y que esta mas próxima del mormonismo que del cristianismo. Para resumir, Dios Padre y Dios Espíritu santo no poseen cuerpos, sin embargo Dios Hijo tomó atributos humanos, incluyendo un cuerpo físico. Todavía, los atributos divinos no están mezclados o confundidos con los humanos. Por ejemplo, Dios Hijo es omnipresente en lo que toca a su naturaleza divina, mas su naturaleza humana no es omnipresente.
Dios posee cada atributo divino de un modo ilimitado y en una extensión ilimitada. Tal es la INFINIDAD divina. El Salmo 119:96 dice: “he constatado que toda perfección tiene limite; mas no hay limite para tu mandamiento”, y el 147:5: “grande es el señor nuestro, y muy poderoso; su entendimiento no se puede medir” (ARA). Los atributos de Dios son infinitos e inmensos.
Por ejemplo la doctrina de la omnipotencia divina indica que Dios tiene poder o capacidad sin limites. Ahora, lo que es infinito no es simplemente mayor que lo finito en grado, sino también en especie. Una persona que tiene un billón de veces los bienes de otra aun opera dentro de las limitaciones humanas y del sistema monetario, mas quien tenga recursos infinitos e ilimitados opera también en un nivel diferente. Quien vive mil veces más que otra persona es aun mortal, más quien es inmortal no es apenas mayor en grado, sino en especie.
Que Dios sea infinito significa que él no es apenas una versión mayor de nosotros mismos; él es más que un “súper-hombre”. Su poder y sabiduría son infinitamente mayores que los nuestros, no apenas muchos mayores. Una comprensión de este hecho debe incrementar el temor de Dios en nosotros, y poner fin a la malhumorada actitud que aun los cristianos tienen para con Dios en el día de hoy.
Incluso aquellos que se llaman a si mismos amantes de Dios frecuentemente desafían su revelación verbal y su manera de hacer las cosas. Con todo, desafiar a Dios no es una característica de un creyente genuino; aquellos que verdaderamente lo aman y saben como es él también le temen. Al contrario de aquellos a quienes Dios rescato de Egipto mas que incesantemente murmuraban contra él, debemos atender a las palabras de Eclesiastés 5:2: “no seas precipitado de labios, ni apresurado de corazón para hacer promesas delante de Dios. Dios esta en los cielos y tu estas en la tierra, por esto, habla poco”.
Los atributos metafísicos de Dios demuestran su TRASCENDENCIA. Aunque la trascendencia divina signifique que Dios está “fuera” del espacio y del tiempo, no es de hecho una idea que denota su “localización”, visto que él es incorpóreo. Antes, el énfasis es que Dios es independiente del espacio y del tiempo, y no limitado por ellos.
Entre tanto, la INMANENCIA de Dios nos recuerda que él no esta distante de nosotros de un modo que vuelva la atención y la comunicación personal de parte de él imposible. La Biblia retrata a un Dios que esta envuelto en la historia humana y en las vidas de los individuos. Él es muy diferente y superior a nosotros de varias maneras, mas aun es capaz de interactuar con los seres humanos. En suma, Dios es tanto trascendente cuanto inmanente, y esos dos atributos no se contradicen ni se disminuyen el uno al otro.
Relacionado a esto está la OMNIPRESENCIA divina. Aunque él sea trascendente su inmanencia es tal que esta presente en todo lugar. Dice el Salmo 139:7-10:
¿Dónde podré escapar de tu espíritu? ¿Dónde podría huir de tu presencia? Si subiere a los cielos allí estas; si yo hiciere mi cama en la sepultura, también allí estas. Si yo subiere con las alas del alba y morare en la extremidad del mar, allí mismo tu mano derecha me guiara y me sostendrá.
Esto no quiere decir que Dios ocupe cada punto en el espacio, visto que él no tiene dimensiones espaciales en ninguna manera. Todavía, podemos afirmar que Dios está de hecho presente sea donde sea en el sentido de que él conoce todo lo que ocurre en cada punto del espacio, y pude ejercitar su pleno poder allí. Dios es omnipresente porque nada puede escapara a su conocimiento y poder.
Dios es una TRINIDAD, y todos los atributos divinos se aplican a cada miembro de la Divinidad. Aunque haya solamente un Dios, él subsiste en tres personas, cada una de ellas plenamente participante de la única esencia divina. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu cumplieron sus papeles singulares en el bautismo de Cristo:
Así que Jesús (Dios Hijo) fue bautizado, Salio del agua. En aquel momento el cielo se abrió, y él vio al Espíritu de Dios (Dios Espíritu) descendiendo como paloma y posando sobre él. Entonces una voz de los cielos (Dios Padre) dijo: “este es mi Hijo amado, en quien me complazco” (Mateo 3:16-17).
Lo que con frecuencia es llamado Bendición Apostólica dice: “la gracia del señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros” (2 Corintios 13:14).
Mateo 28:19 tiene una relevancia particular en la discusión sobre la Trinidad: “por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Note que este versículo no dice:
1. “…en los nombres del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.”
2. “… en el nombre del Padre, y en el nombre del Hijo, y en el nombre del Espíritu Santo.”
3. “… en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo.”
La primera y la segunda versión implicarían que estamos lidiando con tres seres separados. Y visto que la tercera conserva la palabra “nombre” en singular, no hace una distinción clara entre las tres personas. Entre tanto, Jesús no pone su declaración en cualquiera de estas tres formas.
Lo que el versículo dice es: “…en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. El Padre, Hijo y el Espíritu Santo reciben cada uno un artículo definido, indicando así una clara distinción entre los tres, mas la palabra “nombre” permanece en el singular, señalando así la unidad esencial y la igualdad de las tres.
1 Pedro 1:1-2 es otro texto que presupone la Trinidad de Dios e indica el papel singular que cada miembro desempeña en la obra de redención:
Pedro, apóstol de Jesucristo a los elegidos de Dios, peregrinos…escogidos de acuerdo con el preconocimiento de Dios Padre, por la obra santificadora del Espriritu, para la obediencia a Jesucristo y la aspersión de su sangre: Gracia y paz les sean multiplicadas.
La formulación doctrinaria histórica de la Trinidad dice: “Dios es uno en esencia y tres en personas.” Tal proposición no acarrea contradicción alguna pues para haber una contradicción, debemos afirmar que “A es no –A”. En nuestro caso, esto se traduce así: “Dios es uno en esencia y tres en esencia.”, o: “Dios es uno en persona y tres en persona”. Afirmar que Dios es uno y tres (no uno) al mismo tiempo y en el mismo sentido es auto-contradictorio.
Entre tanto, nuestra formulación de la doctrina dice que Dios es uno en un sentido y tres en un sentido diferente: “Dios es uno en esencia y tres en personas”. Mas allá de eso aunque cada una de las tres personas participe plenamente en la Divinidad, la doctrina no se transforma en triteísmo, visto que aun hay apenas un Dios y no tres.
La “esencia” en la formulación de arriba alude a los atributos divinos, o a la propia definición de Dios, de modo que las tres personas de la divinidad abarcan completamente la definición de deidad. Más esto no implica triteísmo porque la propia definición envuelve a cada miembro de la Trinidad, de modo que cada uno de ellos no es una deidad independiente. El Padre, el Hijo y el Espíritu son “personas” distintas porque representan tres centros de conciencia dentro de la divinidad. Por tanto, aunque los tres participen completamente en la esencia divina de forma que son un Dios, esos tres centros de conciencia representan tres personas dentro de esta Divinidad única.
Por ejemplo los tres miembros de la Trinidad sabían que Cristo moriría en la cruz para salvar a los elegidos, mas ni el Padre ni el Espíritu pensaron: “yo moriré en la cruz para salvar a los elegidos”, mas antes: “él (el Hijo) morirá en la cruz para salvar a los elegidos”. Por otro lado, Dios Hijo afirmó el mismo pensamiento en primera persona: “yo moriré en la cruz para salvar a los elegidos”. Así, aunque todos, los tres miembros de la trinidad, posean omnisciencia, sus relaciones para con las proposiciones sabidas son diferentes.
Más allá de la acusación de auto-contradicción los ataques sobre la trinidad a menudo implican comprometer la deidad de una o mas personas de la Divinidad. Visto que la deidad de Dios (el Padre) no está en disputa, y visto que en un capitulo posterior será discutida la deidad de Cristo aquí demostraremos brevemente la personalidad y la deidad del Espíritu Santo.
Pedro dice en Hechos 5:3-4 que Ananías mintió al Espíritu Santo, mas solamente se puede mentir a una persona. Y Pedro agrega que al mentir a esa persona, él mentía a Dios:
Entonces pregunto Pedro: “Ananias, ¿Cómo permitiste que Satanás llenase tu corazón, al punto de mentir al Espíritu Santo y guardar para ti una parte del dinero que recibiste de la propiedad? ¿Ella no te pertenecía? Y, después de ser vendida, ¿el dinero no estaba en tu poder? ¿Qué te llevo a pensar y hacer tal cosa? No haz mentido a los hombres, mas si a Dios”.
Mateo 12:31 dice: “por ese motivo yo les digo: todo pecado y blasfemia serán perdonados a los hombres, mas la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada”, mas solamente Dios puede ser blasfemado. Hebreos 9:14 llama al Espíritu Santo “Espíritu eterno”, más solamente Dios es eterno. Por tanto, esos dos versículos indican que el Espíritu Santo es Dios.
Otros pasajes que afirman o implican la deidad del Espíritu Santo son los siguientes:
Génesis 1:2 La tierra era un caos total, las tinieblas cubrían el abismo, y el Espíritu de Dios iba y venía sobre la superficie de las aguas.
Salmo 139:7 ¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia?
1Corintios 2:10 Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios.
1Corintios 2:11 En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios.
1Corintios 2:12 Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido.
1Corintios 3:16 ¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?
1Corintios 6:19 ¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños;
Los pasajes citados en el comienzo de esta sección sobre la Trinidad (Mateo 3:16-17; 28:12; 2Corintios 13:13; 1Pedro 1:1-2) también subentienden la igualdad de las tres personas divinas, y así la deidad del Hijo y del Espíritu.
Hay una distinción de papeles dentro de la trinidad. La Biblia retrata al Hijo como subordinado al Padre, y al Espíritu Santo como subordinado al Padre y al Hijo (Juan 14:28; 15:26). Con todo, visto que ya establecimos la igualdad esencial de los tres miembros de la Divinidad, reconocemos que tal subordinación es apenas funcional. Aunque el Hijo ejecute la voluntad del Padre, y el Espíritu sea enviado por el Padre y el Hijo, las tres personas son iguales en esencia. Tal sumisión dentro de la divinidad se da apenas por consenso mutuo.
Esto ofrece una base para que comprendamos la sumisión entre los seres humanos. Auque todas las personas sean iguales en cuanto son seres humanos, Dios nos ordena a obedecer a los lideres designados (Efesios 5:23; Hebreos 13:17; Romanos 13:5). No es porque los líderes sean inherentemente superiores como seres humanos, mas a Dios le agradó establecer ciertas estructuras de autoridad dentro de instituciones legítimas tales como la iglesia, la familia y el estado. Así, hay tiempos en los que Dios exige que una persona se someta a otra, mas en esencia las dos son iguales. Visto que es él quien ordena las primeras, la sumisión voluntaria a los líderes establecidos demuestra el amor y la obediencia de alguien para con Dios.
Avanzando a partir de nuestra visión paronímica sobre los atributos metafísicos, examinaremos ahora algunos otros, tales como aquellos relacionados a su intelecto, carácter y poder.
Los atributos divinos están estrictamente ligados uno al otro, y así es inevitable que hayamos mencionado la OMNISCIENCIA divina varias veces. Que Dios es omnisciente significa que él conoce todas las proposiciones. Algunos teólogos y filósofos añaden que él también sabe las relaciones entre todas ellas. Aunque sea verdadero, es redundante porque aun estas relaciones pueden ser afirmadas como proposiciones, las cuales naturalmente él conoce. Incluso es innecesario decir que Dios conoce la verdad o la falsedad, y la actualidad o potencialidad de todas las proposiciones visto que las tales también pueden ser declaradas como proposiciones. Por tanto, es suficiente decir que la omnisciencia divina significa que Dios sabe todas las proposiciones, y esto es afirmar que Dios posee todo el conocimiento.
Visto que él es atemporal, todo conocimiento existe antes en su mente como intuición eterna. Para nosotros “pensar acerca de” algo implica un proceso, o una sucesión de pensamientos en nuestra mente, donde un pensamiento conduce a otro. Que nuestras mentes sean finitas quiere decir que podemos retener solamente un limitado numero de proposiciones en nuestra conciencia inmediata en cualquier momento. Apenas un ser omnisciente puede retener en su conciencia inmediata todas las proposiciones y estar plenamente enterado de ellas. Tal es la mente divina, y él puede de hecho percibir todas las cosas con exhaustiva profundidad y claridad en todos los tiempos, aun cosas pertinentes a nuestro futuro.
La Biblia dice, “nada, en toda la creación, está oculto a los ojos de Dios. Todo esta descubierto y expuesto delante de los ojos de aquel a quien hemos de dar cuentas” (Hebreos 4:13). Dios tiene “conocimiento perfecto” (Job 37:16), y “(ha) conocido el fin, desde tiempos remotos, lo que aun vendrá” (Isaías 46:10).
El conocimiento exhaustivo de Dios acerca de todo incluye incluso nuestros pensamientos e intenciones: “El SEÑOR ve los caminos del hombre y examina todos sus pasos” (Proverbios 5:21); “El SEÑOR conoce la motivación de los pensamientos” (1 Crónicas 28:9); “Yo soy aquel que examina mentes y corazones, y retribuiré a cada uno de ustedes de acuerdo con sus obras” (Apocalipsis 2:23).
La omnisciencia divina hace que sea posible a la mente cristiana volverse un altar de adoración, constantemente ofreciendo oración y gracias a Dios: “que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón sean agradables a ti, SEÑOR, mi Roca y mi Salvador” (Salmo 19:14); “El SEÑOR detesta los pensamientos de los malos, mas se agrada de las palabras dichas sin maldad” (Proverbios 15:26).
Otros pasajes bíblicos que enseñan la omnisciencia divina son los siguientes:
Sal 139:1 Señor, tú me examinas, tú me conoces.
Sal 139:2 Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento.
Sal 139:3 Mis trajines y descansos los conoces; todos mis caminos te son familiares.
Sal 139:4 No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, Señor, ya la sabes toda.
Isa 40:28 ¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has enterado? El Señor es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable.
Rom 11:33 ¡Qué profundas son las riquezas de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Qué indescifrables sus juicios e impenetrables sus caminos!
Un atributo relacionado a la omnisciencia divina es la SABIDURIA de Dios. Decir que él es sabio pone énfasis en su exhaustivo conocimiento de todas las cosas, su capacidad de tomar las mejores decisiones, y que él siempre realizará sus propósitos a través de los mejores medios.
Pablo dice que el nuestro es “el único Dios sabio” (Romanos 16:27). El profeta Jeremías dice que Dios “afirmo el mundo con su sabiduría y extendió los cielos con su entendimiento” (Jeremías 10:12). Romanos 11:33 indica que su sabiduría, tanto como su conocimiento es ilimitado: “¡oh profundidad de la riqueza de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuan insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!”.
La OMNIPOTENCIA de Dios alude a su poder y capacidad sin límites para crear lo que desea y controlar su creación.
Frecuentemente se indaga si esto quiere decir que él puede crear algo que llegue a ser una contradicción; entre tanto, la cuestión sufre de lo que podemos llamar FALACIA CATEGORICA. Esto quiere decir que un término o concepto fue mal aplicado para un tema en cuestión de tal modo que uno no se aplica a la categoría idéntica del otro, y así la afirmación o cuestión se torna ininteligible y sin sentido.
Por ejemplo, la cuestión “¿Cuál es el tamaño de tu gato?” tiene sentido, visto que tamaño es una categoría que puede ser aplicada teniendo significado para animales. Lo mismo es verdadero para “¿Cuál es la velocidad de tu carro?” y “¿Cuál es el nivel de educación de tu hijo?” entre tanto no tiene sentido preguntar “¿el color verde es rápido o lento?” o “¿aquella roca es experta o estupida?” velocidad no se aplica al color e inteligencia no se aplica a una roca. El verde no puede ser rápido ni lento; ni una roca ser experta o estupida.
Hay un problema similar con la cuestión sobre la omnipotencia divina, y si esta subentiende la capacidad de ejecutar una contradicción, como “¿Dios puede crear una roca tan grande o pesada la cual no pueda levantar?” entre tanto, Dios es incorpóreo, y así las fuerzas físicas no actúan sobre él de forma alguna. Cuando él “levanta” un objeto, no hay fuerza física para restringirlo. ¿Qué fuerza va a hacer que la roca esté “pesada” para Dios? Si el objeto es grande o pesado para nosotros es completamente irrelevante. Si Dios crea la roca, él siempre será capaz de hacer todo lo que quisiere con ella.
Ahora, un círculo cuadrado es un concepto auto-contradictorio. La categoría de capacidad no se aplica a crear una contradicción, visto que esto no es algo a ser creado-una contradicción es nada. Por tanto, no tiene sentido preguntar si Dios puede crear un círculo cuadrado, visto que no hay nada para ser hecho en absoluto.
La omnipotencia divina es definida como su capacidad de crear lo que él quiera y ejercer completo control sobre su creación. Dios no actúa contra su propia voluntad o naturaleza, y no hace contradicciones, visto que no son algo para hacer en absoluto.
Dios se revela a si mismo como “Dios todopoderoso” a Abraham en Génesis 17:1. el relato de la creación en Génesis 1-3 es, sin duda, un testimonio de su capacidad singular-él no es capaz apenas de crear objetos inanimados, sino también cosas vivientes, con el hombre siendo la corona de su creación. Dice el Salmo 115:3: “nuestro Dios esta en los cielos, y puede hacer todo lo que le agrada”, y Job dice a él: “se que puedes hacer todas las cosas, ninguno de tus planes puede ser frustrado” (Job 42:2). Dios habla en Jeremías 32:27: “yo soy el SEÑOR, el Dios de toda la humanidad. Hay alguna cosa difícil para mi”.
Otros pasajes bíblicos que enseñan el poder ilimitado de Dios son los siguientes:
2Cr 20:6 y dijo: «Señor, Dios de nuestros antepasados, ¿no eres tú el Dios del cielo, y el que gobierna a todas las naciones? ¡Es tal tu fuerza y tu poder que no hay quien pueda resistirte!
Job 9:12 Si de algo se adueñara, ¿quién lo haría desistir? ¿Quién puede cuestionar sus actos?
Isa 14:27 Si lo ha determinado el Señor Todopoderoso, ¿quién podrá impedirlo? Si él ha extendido su mano, ¿quién podrá detenerla?
Isa 43:11 Yo, yo soy el Señor, fuera de mí no hay ningún otro salvador.
Isa 43:12 Yo he anunciado, salvado y proclamado; yo entre ustedes, y no un dios extraño. Ustedes son mis testigos —afirma el Señor—, y yo soy Dios.
Isa 43:13 Desde los tiempos antiguos, yo soy. No hay quien pueda librar de mi mano. Lo que yo hago, nadie puede desbaratarlo.»
Jer 32:17 »¡Ah, Señor mi Dios! Tú, con tu gran fuerza y tu brazo poderoso, has hecho los cielos y la tierra. Para ti no hay nada imposible.
Dan 4:35 Ninguno de los pueblos de la tierra merece ser tomado en cuenta. Dios hace lo que quiere con los poderes celestiales y con los pueblos de la tierra. No hay quien se oponga a su poder ni quien le pida cuentas de sus actos.
Mar 10:27 —Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible.
Luc 1:37 Porque para Dios no hay nada imposible.
El AMOR de Dios es un tópico favorito entre las personas. Con frecuencia se insiste en que “Dios es amor” (1Juan 4:8); entre tanto, pocos entienden el significado y la implicación de eso.
Es popular la declaración de que el amor divino es universal. Aunque sea verdadero que Dios exprese una benevolencia general a todas sus criaturas, no es verdad que el ame a todos de una misma manera y grado. La Biblia dice que “en Dios no hay parcialidad” (Romanos 2:11), mas esto apenas quiere decir que Dios no dispensa su favor de acuerdo con algunas condiciones irrelevantes encontradas en sus criaturas. El contexto de Romanos 2:11 no es que “Dios ama a todos incondicionalmente”, como mucha gente dice, mas que él condena a todos los pecadores, sean judíos o gentiles: “Todo aquel que pecare sin ley, sin la ley también perecerá, y todo aquel que pecare sobre la ley, por la ley será juzgado” (Romanos 2:12). Del mismo modo Colosenses 3:25 dice: “quien cometiere injusticia recibirá devuelta injusticia, y no habrá excepción para nadie”.
Ahora, Hechos 10:34-35 declara: “ahora percibo verdaderamente que Dios no trata a las personas con parcialidad, mas de todas las naciones acepta a todo aquel que lo teme y hace lo que es justo”. El tipo de universalismo al que se hace alusión aquí es de tipo nacional o étnico, que Dios escoge a algunos para ser salvos de “toda tribu, lengua, pueblo y nación” (Apocalipsis 5:9). No dice que él acepte a todos “incondicionalmente”, sino que acepta solamente a aquellos que se aproximan a él en sus términos, y la Biblia deja en claro que apenas a quien Dios escogió para salvación vendrá a él de esta forma.
Visto que Dios escoge a sus elegidos sin considerar cualquier condición anterior o antevista en ellos, y entonces ofrece todas las condiciones necesarias por las cuales él los vuelve rectos para con él mismo, es correcto decir que Dios incondicionalmente ama a los elegidos. Sin embargo, el no ama incondicionalmente a todos.
Luego, es verdad que Dios no muestra favoritismo, pero eso solamente quiere decir que él condena a todos los reprobados y salva a sus elegidos sin considerar su origen étnico y social, o cualquier otra condición irrelevante en ellos, y que cualquier condición relevante en ellos fue decretada por él en primer lugar. No quiere decir que él favorezca a todas las personas.
Entre tanto, Dios muestra una benevolencia general a sus criaturas. Jesús dice: “[El] hace salir el sol sobre malos y buenos y derrama lluvia sobre justos e injustos” (Mateo 5:45) Dios manda lluvia y ofrece otros beneficios no-espirituales a través de su gobierno providente sobre la creación. Tal es su benevolencia general, visto que los beneficios incluidos están disponibles tanto para creyentes como para incrédulos. Nadie puede vivir un momento más sin esto. Otras provisiones naturales tales como el aire, la luz, el alimento, y ciertas especies de conocimiento también vienen en esta categoría de la providencia divina. Podemos reconocer que el “amor” de Dios es universal en este sentido estricto.
Por otro lado, el amor de Dios tiene un significado especial para quien fue escogido para salvación. Dios escogió salvar a los elegidos y condenar a los réprobos, y en tal contexto él ama apenas a los elegidos. Como Romanos 9:13 dice: “ame a Jacob, mas rechace a Esau” John H. Gerstner escribe:
“arrepentirse o perecer” fuerza a las personas a ponderar seriamente el popular slogan “Dios odia el pecado y ama al pecador”. ¿Una necesidad de arrepentimiento es consistente con “Dios ama al pecador”? si Dios ama al pecador mientras esta vivo, es extraño que Dios lo envié al infierno para que él muera. ¿Dios ama al pecador al punto de llevarlo a la muerte? ¿Lo ama al punto de llevarlo al tormento eterno?
Hay algo errado aquí. O Dios ama al pecador y no lo envía al horno de su ira eterna; o El lo envía a su eterna ira y no lo ama…
Lo que lleva a casi todos a creer que Dios ama al pecador es que Dios hace tanto bien al pecador. Él le concede tan grandes favores, inclusive el de dejarlo vivir. ¿Cómo puede Dios dejar que el pecador viva y darle tantas bendiciones, a no ser porque él lo ama? Hay una especie de amor entre Dios y los pecadores. Podemos llamarlo “amor de benevolencia”. Lo que quiere decir amor de Buena voluntad… Dios puede hacer bien al pecador sin amarlo con otra especie de amor…(71)
El mandamiento de Jesús para que amemos a nuestros enemigos es dicho en el mismo contexto de la benevolencia universal de Dios:
Luc 6:27 Pero a ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian,
Luc 6:28 bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los maltratan.
Luc 6:29 Si alguien te pega en una mejilla, vuélvele también la otra. Si alguien te quita la camisa, no le impidas que se lleve también la capa.
Luc 6:30 Dale a todo el que te pida, y si alguien se lleva lo que es tuyo, no se lo reclames.
Luc 6:31 Traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes.
Amar a los enemigos es “hacer el bien” a ellos, de la misma manera que el padre para con aquellos que le odian. Pablo confirma que esto es lo que quiere decir cuando somos instruidos a amar a nuestros enemigos: “si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Haciendo esto amontonaras brasas vivas sobre la cabeza de él.” “no se dejen vencer por el mal, mas venzan el mal con el bien” (romanos 12:20-21). Para ser fieles al mandamiento de Jesús de que debemos amar a nuestros enemigos, debemos hacer el bien a quien nos odia.
Dicho esto, somos también participantes en el odio divino contra los réprobos. Como dice el Salmo 139:21-22: “¿acaso no odio a los que te odian, SEÑOR? ¿Y no detesto a los que se vuelven contra ti? ¡Tengo por ellos odio implacable! ¡Los considero enemigos míos!”.
Otros versículos que se refieren al santo odio contra los réprobos y sus hechos incluyen lo siguiente:
2Cr 19:2 el vidente Jehú hijo de Jananí fue a visitarlo y le dijo: «¿Cómo te atreviste a ayudar a los malvados, haciendo alianza con los enemigos del[f] Señor? Por haber hecho eso, la ira del Señor ha caído sobre ti.
Sal 5:5 No hay lugar en tu presencia para los altivos, pues aborreces a los malhechores.
Sal 6:8 ¡Apártense de mí, todos los malhechores, que el Señor ha escuchado mi llanto!
Sal 26:4 Yo no convivo con los mentirosos, ni me junto con los hipócritas;
Sal 26:5 aborrezco la compañía de los malvados; no cultivo la amistad de los perversos.
Sal 31:6 Odio a los que veneran ídolos vanos; yo, por mi parte, confío en ti, Señor
Sal 45:7 Tú amas la justicia y odias la maldad; por eso Dios te escogió a ti y no a tus compañeros, ¡tu Dios te ungió con perfume de alegría!
Sal 97:10 El Señor ama[d] a los que odian[e] el mal; él protege la vida de sus fieles, y los libra de manos de los impíos.
Sal 101:3 No me pondré como meta nada en que haya perversidad. Las acciones de gente desleal las aborrezco; no tendrán nada que ver conmigo.
Sal 101:4 Alejaré de mí toda intención perversa; no tendrá cabida en mí la maldad.
Sal 119:113 Sámej 113 Aborrezco a los hipócritas, pero amo tu ley.
Sal 119:115¡Malhechores, apártense de mí, que quiero cumplir los mandamientos de mi Dios!
Sal 139:19 Oh Dios, ¡si les quitaras la vida a los impíos! ¡Si de mí se apartara la gente sanguinaria,
Pro 8:7 Mi boca expresará la verdad, pues mis labios detestan la mentira.
Pro 8:13 Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso.
Pro 13:5 El justo aborrece la mentira; el malvado acarrea vergüenza y deshonra.
Pro 16:5 El Señor aborrece a los arrogantes. Una cosa es segura: no quedarán impunes.
Pro 29:27 Los justos aborrecen a los malvados, y los malvados aborrecen a los justos.
Ecl 3:1 Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo:
Ecl 3:8 un tiempo para amar, y un tiempo para odiar; un tiempo para la guerra, y un tiempo para la paz.
Isa 61:8 «Yo, el Señor, amo la justicia, pero odio el robo y la iniquidad. En mi fidelidad los recompensaré y haré con ellos un pacto eterno.
Jer 12:8 Mis herederos se han comportado conmigo como leones en la selva. Lanzan rugidos contra mí; por eso los aborrezco.
Amó 5:15 ¡Odien el mal y amen el bien! Hagan que impere la justicia en los tribunales; tal vez así el Señor, el Dios Todopoderoso, tenga compasión del remanente de José.
Amó 5:21 «Yo aborrezco sus fiestas religiosas; no me agradan sus cultos solemnes.
Rom 12:9 El amor debe ser sincero. Aborrezcan el mal; aférrense al bien.
2Co 6:14 No formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad?
Jud 1:23 a otros, sálvenlos arrebatándolos del fuego. Compadézcanse de los demás, pero tengan cuidado; aborrezcan hasta la ropa que haya sido contaminada por su cuerpo.
Como señala Gerstner, es popular enseñar que “Dios odia el pecado, pero ama al pecador”, y que los creyentes debe adoptar la misma actitud. Sin embargo, los versículos de arriba contradicen la noción de que tenemos que amar a los réprobos, mas odiar sus pecados; ellos indican que debemos odiar tanto a los perversos como a sus malos hechos.
Algunos tienen tanto preconcepto con decir que Dios detesta ciertos individuos que sus aserciones concernientes al asunto contradicen su conocimiento bíblico saludable.
Por ejemplo, H.L.Drumwright Jr. Esta en lo cierto al escribir: “se debe…reconocer que la forma de pensar hebraica no hace distinción clara entre el individuo y sus hechos. Uno hombre en el pensamiento de los hebreos es la suma total de las acciones de su vida…”. (72) Debe seguir de esto que no hay distinción clara entre aborrecer a un hombre y sus hechos.
¡Pero lo que Drumwright piensa es diferente! Él continua: “… de modo que decir que Dios odió a un hombre no es decir que él maliciosamente estuvo dispuesto contra una personalidad particular, sino notar la oposición divina al mal que fue registrado en aquella vida”. (73)
Esto es pura insania. Si A=B, entonces odiar a uno es odiar al otro; no hay diferencia alguna. Mas, según Drumwright, si A=B, y Dios dice que odia A, significa que él solamente odia B y no A.
Él está diciendo que, porque una persona (A) es la suma de sus acciones (B), cuando Dios dice que odia a una persona (A), el en verdad no odia a la persona (A), sino solo a la suma total de sus acciones (B). Tal inferencia es ridícula. Él reconoce que una persona es la suma total de sus acciones (A=B); luego, no puede ser que todo lo que se aplica a A sea de algún modo transferido a B de modo que ya no se aplique a A. pero si A=B, entonces todo lo que se aplica sea a A o a B se aplica a ambos A y B. Si Dios odia sea A o B, él odia tanto A cuanto B, visto que A es B. esto debe ser fácil de entender.
Lo que controla el pensamiento de Drumwright es una determinación anterior de que Dios no odia a ninguna persona independientemente de lo que la Biblia enseña, y el resultado es la erudición incompetente. Basado en la primera porción de la cita de Drumwright, se puede inferir solamente la conclusión inferida aquí, (74) que Dios odia tanto al réprobo como sus malas acciones, visto que la persona es la suma de sus creencia, pensamientos y acciones.
Entre tanto, Dios soberanamente escoge extender misericordia a sus elegidos imputándoles la propia justicia de Cristo, “que fue muerto desde la creación del mundo” (Apocalipsis 13:8). Los elegidos también son pecadores, y merecen ser odiados por Dios. Mas él puso su amor sobre ellos en la eternidad, los redimió a través de la obra de Cristo, determinado a transformarlos por su Espíritu (Ezequiel 11:19), y ordeno de ante mano las buenas obras que ellos deben desempeñar (Efesios 2:10). Los elegidos son predestinados “para ser conformados a la imagen de su Hijo” (Romanos 8:29). “Por tanto, Dios tiene misericordia de quien él quiere, y endurece a quien él quiere” (Romanos 9:18) (75).
Ahora, la Biblia dice que Dios considera la impiedad de los réprobos como continua:
EL SEÑOR vio que la perversidad del hombre había aumentado en la tierra y que toda la inclinación de los pensamientos de su corazón era siempre y solamente para el mal (Génesis 6:5).
…pues su [i.e., del hombre] corazón esta inclinado enteramente hacia el mal desde la infancia… (Génesis 8:21)
En su presunción el impío no lo busca; no hay lugar para Dios en ninguno de sus planes (Salmo 10:4).
¡Somos como el impuro-todos nosotros! Todos nuestros actos de justicia son como un trapo inmundo. Caímos como hojas, y como el viento nuestras iniquidades nos llevan lejos (Isaías 64:6).
De la misma manera, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol ruin da frutos ruines. El árbol bueno no puede dar frutos ruines, ni el árbol ruin puede dar frutos buenos (Mateo 7:17-18)
Sin embargo, si una persona es el conjunto de sus pensamientos y acciones, y los pensamientos y acciones de los réprobos son continuamente malos, entonces es contraproducente decir que se puede amar al pecador y odiar el pecado, visto que no se puede tener a uno separado del otro.
Gerstner concuerda: “en lo que se refiere al “aborrecimiento al pecado”, los pecados no existe a parte del pecado. Dios odia el pecado, el asesinato, el robo, la mentira, la lascivia etc., mas esto se refiere a quien perpetra tales crímenes” (76).
Peter Kreeft una vez dijo a un profesor de facultad homosexual: “yo amo al pecador pero odio al pecado”. (77) después de alguna discusión, este último respondió:
Bien, suponga que esta en el otro lado de la situación. Suponga que usted estuviese en la minoría. Suponga que lo que usted quisiese hacer fuese tener iglesias y sacramentos y Biblias y oraciones y aquellos investidos de poder le dijesen: “nosotros odiamos esto. Detestamos lo que usted hace. Haremos todo lo que este en nuestro dominio para que pare de hacer lo que hace. Pero le amamos. Amamos lo que usted es. Amamos a los cristianos; apenas odiamos el cristianismo. Amamos a los que van al culto; solo detestamos el culto. Y vamos a hacer toda la presión posible sobre usted para que se sienta avergonzado acerca de la adoración y hacer que se arrepienta del pecado de adoración. Sin embargo les amamos. Nosotros afirmamos su ser. Nosotros debemos rechazar tu hacer.” Dígame, ¿Cómo le haría sentir eso? ¿Aceptaría tal distinción? (78)
Keeft tubo que admitir que el odio dirigido contra el cristianismo es equivalente al dirigido contra su propia persona: “usted tiene razón. Yo no me sentiría confortado con tal distinción. No seria capaz de aceptarla. En verdad, diría que mucho de lo que usted acaba de hablar: esta intentando matar mi identidad” (79)
Nociones erróneas acerca de lo que significa amar a nuestros enemigos han resultado en una perdida de la santa indignación y de la osada oposición contra aquellos que odian a Dios. El deseo de obedecer al mandamiento de Cristo de amar a nuestros enemigos es recomendable, pero, como he mencionado, él solo nos dice que debemos hacer el bien a quien nos odie. Esto es análogo a la benevolencia general que Dios demuestra a todos los seres humanos (Mateo 5:43-45). Entre tanto, la Biblia jamás dice que pensemos en los réprobos como algo que ellos no son; antes, la posición escriturística es que todos ellos son tontos depravados y rebeldes malignos. Pensar en ellos como algo mejor que esto significa un rechazo de la Escritura.
Por lo tanto, aunque debamos exhibir una benevolencia general para con los réprobos, también debemos imitar el santo odio de Dios contra ellos, y ser celosos de su honra. El modo con que algunos “aman” a sus enemigos es como aliarse a ellos contra Dios, mas ellos son aun réprobos aunque a nosotros se nos ha ordenado amarles. Le amamos cuando nos ofrecemos para hacerles bien y renunciamos a hacerles mal (Romanos 12:20-21; 13:10). Por otro lado, nosotros tenemos “odio implacable” (Salmo 139:22) por los réprobos en aquello en que nos oponemos a la totalidad de lo que ellos son, creen y hacen. Nosotros luchamos para disminuir su influencia y resistir sus agendas por el poder del evangelio. Contrario a la creencia popular, incluso debemos regocijarnos por los juicios que Dios Inflige a ellos:
Sal 48:11 Por causa de tus justas decisiones
el monte Sión se alegra
y las aldeas de Judá se regocijan.
Sal 58:10 Se alegrará el justo al ver la venganza,
al empapar sus pies en la sangre del impío.
Pro 11:10 Cuando el justo prospera, la ciudad se alegra;
cuando el malvado perece, hay gran regocijo.
Apo 18:20 ¡Alégrate, oh cielo, por lo que le ha sucedido! ¡Alégrense también ustedes, santos, apóstoles y profetas!, porque Dios, al juzgarla, les ha hecho justicia a ustedes."
El odio bíblico puede ser definido como “una intensa aversión u hostilidad activa que es expresada en una arraigada oposición hacia una persona o cosa”(80). Amor y odio en nuestro contexto no son emociones, sino voliciones. Son políticas de pensamiento y acción para con sus objetos correspondientes. Visto que Dios es impasible, y su mente imperturbable, significa que el amor divino no es una inquietud de la mente, sino una disposición intelectual de favor para con sus objetos; el odio es su opuesto. De la misma forma, cuando la Biblia ordena a los creyentes que odien a ciertas personas o cosas, esta dictando nuestras disposiciones intelectuales de favor y disposición, no nuestras emociones.
Lo que la mayoría de los cristianos fallan en comprender es en que sentido debemos amar a los réprobos y en que odiarlos. Ahora, debe estar claro que amamos a los réprobos en el estricto sentido de mostrarles benevolencia general, pero más exactamente los odiamos en el sentido irrestricto de ser contrarios a todo acerca de ellos. Por tanto, tanto el amor de Dios como de los cristianos para con los réprobos están en un nivel mas limitado, ofreciéndoles amabilidad temporal, mientras que en un nivel mas profundo los dos grupos están en oposición directa.
Hostilidad completa a los pensamientos y acciones (creencias, deseos, preferencias, valores, estilos de vida, hábitos, etc.) (81) de otra persona, que es lo mismo que detestar a la persona misma, es odio en el nivel mas profundo, mucho más profundo que despojarla de su lucha superficial y temporal. Por esta definición, Dios y los cristianos odian a los réprobos en el nivel mas profundo posible, y del mismo modo, los réprobos detestan a Dios y a los cristianos en el nivel mas profundo posible.
Por ejemplo, considerar la fe cristiana como falsa es odiarme en el nivel más profundo posible, visto que el contenido de aquella permea todo mi pensamiento y comportamiento. Cualquier aspecto de mi vida que no este aun controlado por los preceptos bíblicos es solamente porque yo aun soy imperfecto en santificación, y no que me oponga a la Escritura en aquella área. Por lo tanto, para quien reputa al cristianismo por falso, no hay nada en mí que él pueda amar. Él no puede amarme y odiar mis creencias-yo soy mis creencias; yo soy un cristiano.
De la misma manera, yo puedo tratar al réprobo con amabilidad en el hablar y en el actuar (y en este sentido yo camino en amor con él), pero si considero toda su cosmovisión y estilo de vida como pecaminoso, y si es mi deber de parte de Dios ordenar tanto los aspectos públicos y privados de mi vida en oposición a aquellos, entonces de hecho yo le odio en el nivel mas profundo posible.
La razón por la que tenemos que hacer el bien a los réprobos aunque debamos tener “odio implacable” (Salmo 139:22) para con ellos es que Dios se reservo a si mismo el derecho de vengar su propia honra y preservar justicia para sus elegidos: “amados nunca procuren vengarse mas dejen con Dios la ira, pues está escrito: “mía es la venganza; yo pagare”, dice el señor” (Romanos 12:19).
Esto explica porque los cristianos no deben esparcir su fe y disminuir la influencia de los incrédulos a través de la violencia o cualquier otro medio injusto. Cabe a Dios imponer la venganza sobre los réprobos. Los cristianos pueden sin dudas endosar castigos legales contra los incrédulos, tales como la ejecución de criminales peligrosos (Romanos 13:4) (82). Dios ordeno el gobierno para esta finalidad. Por otro lado, la iglesia debe usar las armas espirituales para avanzar su causa de manera que nosotros destruyamos a los impíos principalmente a través de argumentos bíblicos, en predicación y enseñanza:
Pues, aunque vivamos como hombres, no luchamos según los parámetros humanos. Las armas con las cuales luchamos no son humanas; al contrario, son poderosas en Dios para destruir fortalezas. Destruimos argumentos y toda pretensión que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento, para tornarlo obediente a cristo (2 Corintios 10:3-5).
Si el amor de Dios se aplica a todas las personas en el sentido estricto que hemos mencionado antes, esto se refiere a su disposición favorable para con los elegidos sin las mismas cualificaciones y restricciones: “aquel que no escatimo a su propio Hijo, mas lo entrego por todos nosotros, ¿Cómo no nos dará juntamente con él, y de gracia, todas las cosas?”(Romanos 8:32) (83). Anteriormente estábamos hablando de una benevolencia general disponible a todos, ahora estamos poniendo la atención en una benevolencia que está dirigida solamente a aquellos a quienes Dios escogió, y es un amor eficaz que resulta en la salvación de ellos. Esto es la GRACIA ESPECIAL o SALVIFICA de Dios.
Jesús dijo: “nadie puede venir a mi, si el Padre, que me envió, no lo atrajere” (Juan 6:44), y “ninguno puede venir a mi, a no ser que esto le sea dado por el Padre” (V. 65). Pablo explica:
Rom 9:13 Y así está escrito: "Amé a Jacob, pero aborrecí a Esaú."*
Rom 9:14 ¿Qué concluiremos? ¿Acaso es Dios injusto? ¡De ninguna manera!
Rom 9:15 Es un hecho que a Moisés le dice: "Tendré misericordia de quien yo tenga misericordia; y me compadeceré de quien yo me compadezca."*
Rom 9:16 Por lo tanto, la elección no depende del deseo ni del esfuerzo humano sino de la misericordia de Dios.
Rom 9:17 Porque la Escritura le dice al faraón: "Te levanté precisamente para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea proclamado por toda la tierra."*
Rom 9:18 Así que Dios tiene misericordia de quien él quiere tenerla, y endurece a quien él quiere endurecer.
Debemos demorarnos tratando más completamente el tema de la elección divina en porciones posteriores de este libro; entre tanto, por estos versículos vemos que no todos en este mundo van o pueden ser salvos. Solamente se puede ser salvo si Dios capacita, mas él no capacita a cualquiera.
Por lo tanto, Dios no ama a todos en el sentido salvifico aunque podamos decir que él ame a todos en el sentido restricto de una benevolencia general. Concerniente a aquellos que son el objeto del amor salvifico de Dios, Pablo escribe: “pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni lo presente ni lo futuro, ni cualquiera de los poderes, ni la altura ni la profundidad, ni cualquier otra cosa en la creación será capaz de separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús, nuestro Señor” (Romanos 8:38-39). Esto no se aplica a los réprobos-aquellos a quienes Dios no eligió para salvación-visto que ellos de hecho estarán separados en la vida del amor divino, en todos los sentidos del termino.
Otros pasajes que aluden al amor de dios para con sus elegidos incluyen los siguientes:
Mas Dios demuestra su amor por nosotros: Cristo murió en nuestro favor cuando aun éramos pecadores (Romanos 5:8)
Pero, Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, nos dio vida con Cristo, cuando aun estábamos muertos en transgresiones-por la gracia ustedes son salvos (Efesios 2:4-5)
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, mas en que él nos amó y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados (1 Juan 4:10)
Romanos 5:8 dice que Cristo murió por los elegidos cuando ellos aun eran pecadores. Este versículo supone que es aceptable pero impreciso decir que Dios ama a los elegidos mas aborrece a todos los pecadores, visto que él de hecho ama a los pecadores elegidos que aun no se convirtieron. Por lo tanto cuando la precisión es preferida, es mejor decir que Dios ama a los elegidos pero odia a los réprobos. Algunos de los elegidos ya son convertidos, y otros de este grupo que aun son pecadores serán convertidos. Mas los réprobos nunca sufrirán conversión y permanecerán para siempre como objetos del odio y de la ira divina (Romanos 9:13-18).
Un beneficio importante, pero negligenciado, que el amor de Dios torna disponible a los cristianos es la iluminación espiritual:
Quien tiene mis mandamientos y los obedece, este es el que me ama. Aquel que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él (Juan 14:21).
Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que su señor hace. En vez de esto, yo los he llamado amigos, porque todo lo que oí de mi padre yo les di a conocer (Juan 15:15).
El conocimiento teológico-o sea, el conocimiento intelectual acerca de las cosas espirituales-es uno de los menos apreciados dones de Dios. Pero, ser un amigo de Dios significa tener tal conocimiento. El escarnio con que muchos creyentes profesos consideran los estudios doctrinales muestra que ellos de hecho no aman a Dios, aunque les gusta pensar que lo aman.
Jeremías 9:23-24 nos dice que nuestra prioridad es obtener entendimiento y conocimiento al respecto de Dios:
Así dice el SEÑOR: “no se gloríe el sabio en su sabiduría ni el fuerte en su fuerza ni el rico en su riqueza, mas quien se gloríe, gloríese en esto: en comprenderme y conocerme, pues yo soy el SEÑOR y actuó con lealtad, con justicia y con rectitud sobre la tierra. Pues es de estas cosas que me agrado”, declara el SEÑOR (Jeremías 9:23-24) (84)
El conocimiento de Dios es el tesoro mas valioso, y todo lo demás es “estiércol” (Filipenses 3:8 ERC) en comparación. Al ofrecer a sus elegidos información confiable acerca de si mismo, él les esta dando uno de los mayores dones que puede ofrecer.
La Biblia dice que los hijos de él deben imitar el atributo divino del Padre que es amor. El primer y mayor mandamiento es amar a Dios, y el segundo es amar a otros seres humanos:
Respondió Jesús: “ame al Señor, su Dios con todo su corazón, con toda su alma, y con todo su entendimiento. Este es el primer y mayor mandamiento. Y el segundo es semejante a él: ame a su prójimo como a si mismo. De estos dos mandamientos dependen la Ley y los Profetas” (Mateo 22:37-40)
Para comprender estos dos grandes mandamientos, debemos saber lo que quiere decir amar a Dios, y lo que quiere decir amar a otros seres humanos.
Una noción errónea común sobre el amor de Dios es que es apenas una versión mayor del afecto y de la cortesía humanas (85). Esto es lo que muchos quieren decir cuando declaran que aman a Dios-se sienten atraídos por él. Pero porque tienen una concepción distorsionada de Dios, esto significa que son atraídos por una noción errónea de Dios, de modo que no se sienten atraídos por él de ninguna manera. Los cristianos nominales se volverían contra Dios y pasarían a odiarlo si descubriesen lo que él verdaderamente es. Dios es la deidad triúna que juzga cada pensamiento e intención, exige adoración y obediencia exclusivas, condena a todos los réprobos, redime solamente a los elegidos, establece solamente al cristianismo como verdad, y hace todo lo que le place. Un Dios así es repugnante para el no regenerado.
La predicación bíblica fiel ayuda a disminuir el número de falsos convertidos en la iglesia, visto que los réprobos descubrirían que la verdadera fe cristiana es intolerable una vez que percibiesen lo que ella enseña. La verdad atrae a los elegidos, pero repele a los réprobos (1 Corintios 1:18):
Al oír esto, muchos de sus discípulos dijeron: “dura es esta palabra. ¿Quién puede soportarla?” sabiendo en su interior que sus discípulos estaban quejándose de lo que oían, Jesús les dijo: “¿esto los escandaliza?”…y prosiguió: “es por esto que yo les dije que nadie puede venir a mi, a no ser que esto le sea dado por el Padre”. De aquella hora en adelante, muchos de sus discípulos se volvieron atrás y dejaron de seguirle (Juan 6:60, 61, 65,66).
Naturalmente, si la iglesia estuviese predicando la verdadera palabra de Dios en primer lugar, no habría tantos falsos creyentes en nuestras congregaciones ahora.
Reiterando, una noción errónea común acerca del amor de Dios es que él es una inclinación emocional, y cuanto mucho es adicionado a esto un elemento de entrega altruista. En cuanto un concepto tal de amor es aplicado a lo que significa amar a Dios, una espiritualidad superficial y sub-bíblica es el resultado.
La Biblia nos da una definición diferente de lo que quiere decir amar a Dios:
Deu 11:13 "Si ustedes obedecen fielmente los mandamientos que hoy les doy, y si aman al Señor su Dios y le sirven con todo el corazón y con toda el alma,
Jua 14:21…El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él.
Jua 14:23 Le contestó Jesús: --El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él.
Jua 14:24 El que no me ama, no obedece mis palabras. Pero estas palabras que ustedes oyen no son mías sino del Padre, que me envió.
Jua 15:14 Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
1Jn 2:4 El que afirma: "Lo conozco", pero no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y no tiene la verdad.
1Jn 2:5 En cambio, el amor de Dios se manifiesta plenamente* en la vida del que obedece su palabra. De este modo sabemos que estamos unidos a él:
1Jn 2:6 el que afirma que permanece en él, debe vivir como él vivió.
1Jn 5:3 En esto consiste el amor a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos. Y éstos no son difíciles de cumplir,
2Jn 1:6 En esto consiste el amor: en que pongamos en práctica sus mandamientos. Y éste es el mandamiento: que vivan en este amor, tal como ustedes lo han escuchado desde el principio.
Solamente un verdadero cristiano puede amara a Dios como es definido por estos versículos-él obedece a sus mandamientos, y se somete en su manera de pensar y actuar. Naturalmente, un cristiano también se deleita en Dios, más esto seria fingimiento si también no obedeciese a los mandamientos divinos en la Biblia. Así, el amor por Dios no es definido como inclinación o admiración, sino como obediencia.
Visto que amar a Dios significa obedecer a la enseñanza bíblica, y para obedecer la enseñanza bíblica, primero se debe conocer acerca de ella, se sigue que el conocimiento teológico es el prerrequisito de andar en amor. Esto destruye la noción anti-intelectual de que se puede amar a Dios sin estudiar teología, o que amarle sea superior a conocer acerca de él. Amar a Dios es obedecer a su enseñanza, más, para obedecer a esta enseñanza, primero se debe aprender con el intelecto, y esto es estudiar teología. La teología vuelve posible el amor.
Para poner mas énfasis en esto podemos mirar mas atentamente al “primero y mayor mandamiento”. Los pasajes bíblicos relevantes son:
Deu 6:4 "Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor.
Deu 6:5 [1] Ama al Señor tu Dios con todo tu *corazón y con toda tu *alma y con todas tus fuerzas.
Deu 6:6 Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando.
Deu 6:7 Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
Deu 6:8 Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca;
Deu 6:9 escríbelas en los postes de tu casa y en los *portones de tus ciudades.
Mat 22:35 Uno de ellos, experto en la ley, le tendió una trampa con esta pregunta:
Mat 22:36 --Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?
Mat 22:37 --Áma al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente'* --le respondió Jesús--.
Mat 22:38 Éste es el primero y el más importante de los mandamientos.
Mat 22:39 El segundo se parece a éste: Áma a tu prójimo como a ti mismo.'*
Mat 22:40 De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.
Mar 12:28 Uno de los maestros de la ley se acercó y los oyó discutiendo. Al ver lo bien que Jesús les había contestado, le preguntó: --De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?
Mar 12:29 --El más importante es: 'Oye, Israel. El Señor nuestro Dios, el Señor es uno* --contestó Jesús--.
Mar 12:30 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.'*
Mar 12:31 El segundo es: Áma a tu prójimo como a ti mismo.'* No hay otro mandamiento más importante que éstos.
Mar 12:32 --Bien dicho, Maestro --respondió el hombre--. Tienes razón al decir que Dios es uno y que no hay otro además de él.
Mar 12:33 Amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más importante que todos los holocaustos y sacrificios.
Mateo 22:35-40 y Marcos 12:28-33 son pasajes paralelos en los cuales Jesús declara que el mayor mandamiento es amar a Dios:
“…con todo tu corazón”
“… con toda tu alma”
“… con todas tus fuerzas”
“… con todo tu entendimiento”(86)
La respuesta que Jesús da viene de Deuteronomio 6:4-9 (87) con todo, en Deuteronomio, Moisés solamente dice amarás a Dios:
“…con todo tu corazón”
“…con toda tu alma”
“…con todas tus fuerzas”
En su respuesta, Jesús acrecentó su interpretación del mayor mandamiento, a saber, que debemos amar a Dios “con todo el [nuestro] entendimiento”. Su interpretación es autorizada y obligatoria, y aun el pasaje de Deuteronomio por si mismo ofrece información suficiente para tal conclusión, que el mandamiento nos esta diciendo que amemos a Dios con todo nuestro entendimiento. El versículo 5 es el único que dice “ama al señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu entendimiento y con todas tus fuerzas”. Los versículos siguientes explican lo que significa este mandamiento:
Deu 6:6 Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando.
Deu 6:7 Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
Deu 6:8 Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca;
Deu 6:9 escríbelas en los postes de tu casa y en los *portones de tus ciudades.
Debemos tomar notas de, conversar y pensar sobre ellos. Lo que todo esto significa es reflexión teológica, o como Jesús deduce, amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, y fuerzas, y amar a Dios con todo nuestro entendimiento. El profesor de la ley en el pasaje de Marcos también percibe esto y da la paráfrasis de que el mayor mandamiento es amar a Dios “con todo tu entendimiento” (Deuteronomio 6:6-9).
Por tanto, en vez de divorciar el amor por Dios de la vida intelectual, o considerarlos como antagónicos el uno con el otro, la Biblia explícitamente declara que el amor a Dios reposa sobre nuestro propio intelecto. El mayor mandamiento es amar a Dios con nuestra mente. Pablo escribe a los Colosenses: “antes ustedes estaban separados de Dios y, en sus mentes, eran enemigos” (Colosenses 1:21), y Jesús explica que el pecado se origina en la mente: “pues del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las inmoralidades sexuales, los robos, los falsos testimonios y las calumnias” (Mateo 15:19) (88). Los réprobos odian a Dios con sus mentes, mas la regeneración revierte esto, y capacita a los elegidos para cumplir el mayor mandamiento. Dios dice que la nueva alianza es una por la cual “pondré mi ley en sus mentes, también en el corazón las escribiré” (Jeremías 31:33; incluso Hebreos 10:16).
En cuanto al amor para con otros seres humanos, mas allá de lo que ya fue dicho arriba, Pablo escribe que “el amor es el cumplimiento de la ley” (Romanos 13:10). Algunas personas tienen la idea de que el amor es el sustituto de la ley, haciendo que las ordenanzas morales del Antiguo Testamento sean irrelevantes. Mas la Biblia nos enseña que andar en amor es cumplir la ley, o hacer lo que ella dice en vez de ignorarla.(89)
Las leyes ceremoniales fueron plenamente cumplidas en Cristo. Lo que ellas prefiguraban no fue abolido mas apenas cumplidas en la persona de Cristo. Como el sacerdocio de cristo es continuo, el cumplimiento de ellas aun esta en vigor. Por tanto, ahora no hay necesidad alguna de sacrificio de animales y ritos de purificación.
Entre tanto, las leyes morales de Dios permanecen relevantes y obligatorias para todas las personas. Andar en amor para con otros seres humanos es obedecer a las leyes morales de él concernientes a como debemos tratar a los otros. Por ejemplo, entre otras cosas, no debemos robar a otros o mentir sobre ellos; tenemos que defender la justicia y mostrar misericordia a los pobres. Pablo escribe:
Estos mandamientos: “no adulteraras”, “no matarás”, “no robaras”, “no codiciaras”, y cualquier otro mandamiento, todos se resumen en este precepto: “ama a tu prójimo como a ti mismo”. El amor no practica el mal contra el prójimo. Por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley. (Romanos 13:9-10)
El amor es un resumen de la leyes morales, no un sustituto. Luego, visto que se nos ordena a andar en amor, las leyes morales de Dios aun están vigentes.
Para recapitular, el amor de Dios comprende la benevolencia general para con todas sus criaturas, mas para sus elegidos, auto-sacrificio (al redimirlos a través de Cristo) y auto-revelación (al darles conocimiento teológico). Entre otras cosas, amar a Dios significa devotar nuestro intelecto al culto y servicio de Dios, adquirir conocimiento a su respecto y sus mandamientos, y obedecer a todos los preceptos bíblicos. En cuanto a amar a otros seres humanos, significa obedecer las leyes divinas en nuestras relaciones con las personas.
El amor de Dios nunca esta en competición con su JUSTICIA o RECTITUD. Visto que Dios es la autoridad definitiva, y todas las proposiciones encuentran significado solo en relación a él, todos los conceptos morales son definidos por su propia naturaleza. Decir que Dios ama y es justo es decir que él siempre actúa de acuerdo con su propia naturaleza, con énfasis específico colocado en el tipo de acciones que tales palabras, amor y justicia, describen.
La justicia es definida por la naturaleza divina, y decir que él es justo significa que el siempre actúa en concordancia con su propia naturaleza cuando se trata de cuestiones de cierto o errado, bien y mal. El es recto porque él siempre hace lo que piensa que es recto. De la misma manera, somos justos cuando hacemos lo que Dios piensa que es recto para que nosotros hagamos, y pecamos cuando hacemos lo que él piensa que es malo para nosotros. Jeremías dice que Dios es uno que ejecuta y se deleita en la justicia (Jeremías 9:24), e Isaías lo llama “Dios de justicia” (Isaías 30:18). Un día él “ha de juzgar al mundo con justicia” (Hechos 17:31).
Aquellos que desean aprender los caminos divinos en hacer justos y sabios juicios deben reportarse a la Escritura. El Salmo 19:9 dice: “las ordenanzas del SEÑOR son verdaderas, todas ellas son justas”, y el 119:160: “la verdad es la esencia de tu palabra y todas tus justas ordenanzas son eternas”. Pablo escribe: “de hecho, la Ley es santa, y el mandamiento es santo, justo y bueno” (Romanos 7:12). Jesús nos enseña: “no juzguen apenas por la apariencia, mas hagan juicios justos” (Juan 7:24). Hacer un juicio recto es posible solamente si conocemos un poco sobre la manera de pensar de Dios, lo que, por su parte, es posible solamente mediante el estudio de la Biblia.
La justicia divina exige que él castigue a los malhechores. Visto que “todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23), esto significa que él debe castigar a todos a menos que haya un medio a través del cual su justicia pueda ser satisfecha sin destruir a aquellos que él desea salvar. Para realizarlo, Dios envió a Jesucristo para morir por los elegidos, y de este modo salvar de la condenación a aquellos que creerían en él. Por otro lado, “él castigara a los que no conocen a Dios y los que no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesús” (2 Tesalonicenses 1:8).
Dios “lo ofreció [i.e., a Cristo] como sacrificio para propiciación” (Romanos 3:25) para “él mismo ser el justo y el justificador” (v.26) de aquellos que tienen fe en Cristo. Esto lleva a la cuestión de cómo Dios puede justificar a los pecadores si la justicia exige que ellos sean castigados. Dios envió a Jesús para morir por los elegidos, para aceptar el castigo que ellos merecían. Así, él mantiene su propio patrón de justicia en condenar a los réprobos, pero también es justo en perdonar a los elegidos, visto que Cristo pagó por sus pecados. (90)
Otros pasajes bíblicos que afirman la justicia y la rectitud divinas incluyen:
El es la Roca, sus obras son perfectas, y todos sus caminos son justos (Deuteronomio 32:4).
Tu justicia es firme como las altas montañas; tus decisiones insondables como el gran mar (Salmo 36:6).
Que él juzgue con rectitud y con justicia a los que sufren opresión (Salmo 72:2).
La rectitud y la justicia son los cimientos de tu trono; el amor y la fidelidad van delante de tu rostro (Salmo 89:14).
Juzgará al mundo con justicia y a los pueblos, con rectitud (Salmo 98:9).
Mi lengua cantará tu palabra, pues todos tus mandamientos son justos (Salmo 119:172).
Pues estableció un día en que ha de juzgar al mundo con justicia, por medio del hombre que designó. Y dio pruebas de esto a todos, resucitándolo de entre los muertos (hechos 17:31).
Visto que los cristianos son hijos de Dios, no es natural que ellos tengan sospechas o se opongan a la IRA divina, mas algunos creyentes profesos hablan y se portan como si esto no fuese una doctrina bíblica. La Biblia nos enseña a conocer “la bondad y la severidad de Dios” (Romanos 11:22). La ira es un atributo divino tanto como lo es el amor; luego, para tener un concepto apropiado de Dios, debemos tratar de conocer su ira.
La razón por la que existen réprobos-“los vasos de su ira” o aquellos que están “preparados para la destrucción” – es que Dios pueda revelar tal aspecto de su naturaleza “a los vasos de su misericordia que preparo de antemano para gloria” (Romanos 9:22-23). Visto que los cristianos fueron “salvos de la ira de Dios” (Romanos 5:9) mediante Cristo, este es un atributo divino que los elegidos jamás experimentarán, y, por tanto, debe ser demostrado a ellos en otras personas. Recuérdese que un beneficio que Dios da a los elegidos es información o conocimiento sobre si mismos, y esto nos muestra hasta que punto él llega para hacerse conocido a su pueblo.
La ira de Dios es su divina cólera contra todo lo que es contrario a la santidad y a la rectitud; (91) es su intenso aborrecimiento para con el pecado y la impiedad. Al contrario de muchos aspectos de la cólera humana, la divina no es emocional o mezquina, mas proviene de la santa naturaleza de Dios, y es de una vez buena y justificada.
La ira divina es dirigida contra todos los que rechazan a Jesucristo:
Besen al hijo, para que él no se enoje y ustedes no sean destruidos de repente, pues en un instante se enciende su ira. Cuan felices son todos los que en él se refugian (Salmo 2:12)
Quien creen en el Hijo tiene la vida eterna; y quien rechaza al Hijo no vera la vida, mas la ira de Dios permanece sobre él (Juan 3:36).
Mas habrá ira e indignación para los que son egoístas, que rechazan la verdad y siguen la injusticia (Romanos 2:8)
Nadie los engañe con palabras tontas, pues es por causa de estas cosas que la ira de Dios viene sobre los que viven en la desobediencia. Por tanto, no participen con ellos de estas cosas (Efesios 5:6-7).
Así, hagan morir todo lo que pertenece a la naturaleza terrena de ustedes: inmoralidad sexual, impureza, pasiones, deseos malos y avaricia, que es idolatría. Es por causa de estas cosas que viene la ira de Dios. (Colosenses 3:5-6).
Que la ira será derramada contra aquellos que rechazan a Cristo no quiere decir que los réprobos que jamás oyeron el evangelio estén exentos, visto que todo no cristiano que no rechazo directamente la persona y la obra de Jesucristo, se revelo, con todo, contra el conocimiento de Dios que les es innato en lo intimo: “la ira de Dios es revelada de los cielos contra toda impiedad e injusticia de los hombres que suprimen la verdad con la injusticia, pues lo que de Dios se puede conocer es manifiesto entre ellos porque Dios se lo manifestó” (Romanos 1:18-19). Por tanto, todos los réprobos sufrirán bajo la intensa ira divina.
Sin embargo, la ira de Dios no vendrá sobre los elegidos: “porque Dios no nos destinó para la ira, mas para recibir la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 5:9). Dios designó a los réprobos para “la ira”, mas él nos designo para “la salvación” mediante Cristo. Por lo tanto, podemos acreditar nuestra salvación solamente al soberano decreto de Dios, y no a un inexistente “libre albedrío” por lo cual nosotros escogemos seguir a Cristo, de modo que nadie podrá jactarse delante de él.
El meollo de la discusión al respecto de la elección divina está reservado para el capitulo sobre salvación, mas visto que ya hemos puesto de relieve los asuntos de la elección y de la ira, también debemos considerar el atributo divino de la VOLUNTAD de Dios (92).
Los teólogos distinguen entre la voluntad de Dios “secreta” y “revelada”, basados en Deuteronomio 29:29, que dice: “las cosas secretas pertenecen al SEÑOR, nuestro Dios, mas las reveladas pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que sigamos todas las palabras de esta ley”. Las cosas “reveladas” incluirían todo lo que está registrado en la escritura-los preceptos divinos, mandamientos, doctrinas y predicciones. Habiendo sido revelados a nosotros, el contenido de la escritura nos “pertenece”. Es el objeto inmediato al cual debemos nuestra lealtad y obediencia- “para que sigamos todas las palabras de esta ley”.
Por otro lado, las “cosas secretas” pertenecen a Dios. Las personas experimentan decepción cuando intentan descubrir su voluntad secreta al tomar decisiones. Peor aun, muchos caen en serios errores espirituales y esclavitud como consecuencia. La misma naturaleza de su secreta voluntad es que su contenido esta escondido, y, por lo tanto, aquellos que intentan penetrar en él siempre fracasaran. Tales personas van tras visiones, sueños y profecías-algunas veces, incluso tras prácticas prohibidas, tales como astrología y varias especies de adivinación. Antes, los cristianos deben afirmar la suficiencia de la escritura.
Visto que la Biblia es capaz de equipar a una persona “para toda buena obra” (2 Timoteo 3:17), ella ya debe contener información suficiente, de modo que quien está familiarizado con su contenido nunca tomará alguna decisión personal o moral que ofenda o desagrade a Dios. La Biblia contiene todas las informaciones que alguien precisa para vivir una vida que sea plenamente aceptable a Dios. Puede no mostrarnos todo lo que deseamos saber, mas contiene todo lo que él desea que sepamos. La escritura es suficiente, de modo que, habiendo aprendido su contenido, no requeriremos instrucciones adicionales sobre nuestras vidas y circunstancias para que tomemos decisiones que sean agradables a Dios. En cuanto a su voluntad secreta, ella incluye cosas sobre las cuales no conocemos hasta que acontezcan. Tales cosas incluyen eventualidades futuras que no fueron predichas en la escritura, sean eventos históricos de mayor relevancia o circunstancias personales. (93)
La voluntad de Dios determina cada evento mayor o menor, de tal manera que ni siquiera un pájaro muere sin su querer: “¿no se venden dos pájaros por una monedita? Con todo, ninguno de ellos cae al suelo sin el consentimiento del Padre” (Mateo 10:29) (94). De este modo, la voluntad de Dios esta inseparablemente ligada a su poder. Él dice en Isaías 46:10: “desde el inicio hago conocido el fin desde tiempos remotos lo que aun vendrá. Digo: mi propósito permanecerá en pie, y haré todo lo que me agrada”. Sus predicciones declarando el fin a partir del comienzo, son más que meras previsiones, mas son al mismo tiempo declaraciones de lo que él quiere hacer, visto que ni siquiera un pájaro puede morir sino por su querer. Pues para Dios predecir el tiempo y la manera de la muerte de un pájaro es revelar su decreto activo concerniente al tiempo y modo de su muerte. Y para él predecir lo que acontecerá es revelar lo que hará. Todo lo que ocurre tiene que ser deseado por Dios, de otra forma ningún poder del universo podría causar su ocurrencia.
Por extensión, debemos afirmar que los recipientes de la salvación fueron escogidos por la voluntad divina. Luego, la salvación no es dependiente de la voluntad o de la obra del hombre, sino de la soberana misericordia de Dios (Romanos 9:16) (95). Él no esta obligado a ser misericordioso para con cualquiera, sino que “tiene misericordia de quien quiere, y endurece a quien él quiere” (Romanos 9:18).
Incluso las elecciones y circunstancias del hombre son determinadas por su soberano querer:
Todos los días determinados para mi fueron escritos en tu libro antes de que cualquiera de ellos existiese (Salmo 139:16).
El SEÑOR hace todo con un propósito; incluso a los impíos para el Día del castigo (Proverbios 16:4).
En su corazón el hombre planea su camino, pero el SEÑOR determina sus pasos (Proverbios 16:9).
Los pasos del hombre son dirigidos por el SEÑOR; él lo dirige hacia donde quiere (Proverbios 21:1).
Todos los pueblos de la tierra son como nada delante de él. Él hace lo que quiere con los ejércitos de los cielos y con los habitantes de la tierra. Nadie es capaz de resistir su mano o decirle: “¿Qué haces?”(Daniel 4:35).
Escuchen ahora, ustedes que dicen: “hoy o mañana iremos para esta o aquella ciudad, pasaremos un año allí, haremos negocios y ganaremos dinero”. ¡Ustedes no saben lo que te acontecerá mañana! ¿Qué es su vida? Ustedes son como la neblina que aparece por un poco de tiempo y después se disipa. En vez de esto, deberían decir: “si el Señor quisiere viviremos y haremos esto o aquello” (Santiago 4:13-15).
Todas las cosas están sujetas a la voluntad divina-no hay nada que esté mas allá de su control, y él no prefirió renunciar a tomar decisiones sobre cualquier materia.
Para aquellos que abominan el gobierno y la gloria de Dios, esta es una doctrina repulsiva, y, de esta forma, protestan contra ella. Sin embargo, para aquellos que lo aman, la absoluta soberanía divina es una fuente de alegría y confort. ¿Cuál es la mejor manera de obtenerla, sino que Dios gobierne sobre todo? La elección divina para la salvación recibirá tratamiento adicional; mientras tanto, esta establecido que el reino de Dios sobre su creación es total, y que nada acontece que no sea de su querer.
Esto contradice la suposición de que Dios no decreta el mal. Naturalmente Dios decreta eventos que son contrarios a sus preceptos morales; de otro modo no podría haber mal alguno. Mientras tanto, esto no lo torna a si mismo maligno. Para pecar o hacer el mal, se debe violar una ley moral de Dios, pero él no puede pecar, visto que sus propias acciones definen lo que es cierto o errado, y la Escritura dice que estas son siempre buenas y justas. Por consiguiente, el propio hecho de que él decrete ciertos eventos malos solamente quiere decir que es derecho suyo actuar así (96). No hay autoridad alguna o parámetro más alto para condenarlo.
¿Esto no hace de Dios un tirano? Si la palabra significa solamente “un gobernante absoluto”,(97) entonces naturalmente él lo es. Y visto que él es la única autoridad moral, el propio hecho de que él sea un tirano significa que él debe serlo, y que para él es bueno y justo ser un tirano. Las connotaciones negativas de la palabra se aplican solamente a seres humanos, visto que ninguno de estos debe poseer absoluta autoridad. Pero Dios es un “gobernante absoluto”-esto es lo que significa ser Dios.
La Biblia a menudo llama nuestra atención hacia la SANTIDAD divina. Hay dos aspectos de este atributo divino, enfatizando la pureza moral y la trascendencia de Dios. Ambos aspectos implican separación de aquello que es pecaminoso o que asume una forma inferior de existencia. Ser santo es ser recto, moral y puro, y también apartado, separado y diferente.
Combinados, estos dos aspectos de la santidad divina quieren decir que no hay nadie semejante a Dios en su pureza moral y superior estado de existencia. En conexión con su santidad, la Biblia enfatiza que él es único, y que nadie se le aproxima en grandeza: “no hay nadie santo como el SEÑOR; no hay otro mas allá de ti; no hay roca alguna como nuestro Dios” (1Samuel 2:2); “¿con quien me van a comparar? ¿Quién se asemeja a mi?, pregunta el santo” (Isaías 40:25).
Isaías 57:15 es un versículo inspirador que nos cuenta como la santidad de Dios implica su estado “alto y santo” de existencia (trascendencia), sin embargo él está cerca de aquellos que son “humildes de espíritu” (Inmanencia): “pues así dice el Alto y Sublime, que vive para siempre, y cuyo nombre es santo: habito en un lugar alto y santo, mas también habito con el contrito y humilde de espíritu, para dar nuevo animo al espíritu del humilde y nuevo aliento al corazón del contrito”.
Algunos desean acentuar la posibilidad de tener un genuino compañerismo con Dios, y, por tanto, favorecen su inmanencia de un modo que niega su trascendencia. Detectando tal distorsión, otros que desean mantener una elevada opinión sobre Dios sobre-compensan la negación de su inmanencia. Sin embargo, la trascendencia divina no obstruye la inmanencia divina, y esta no disminuye su trascendencia. Estas dos cualidades de Dios son verdaderas y consistentes con otros atributos divinos. Nuestro pasaje dice que Dios es de hecho “alto y sublime”, y que nadie es como él, mas por su propia voluntad, él está también cerca de aquellos a quienes escogió, y que se humillaron a si mismos delante de él.
Un entendimiento correcto sobre la santidad divina nos debe llevar a adorar y temer a Dios:
Exalten al SEÑOR, nuestro Dios, postrasen delante del estrado de sus pies. Él es santo… exalten al SEÑOR, nuestro Dios; póstrense, hacia su santo monte, por el SEÑOR, nuestro Dios, es santo (Salmo 99:5-9).
¿Quién no te temerá, oh Señor? ¿Quién no glorificará tu nombre? Pues tú solamente eres santo. Todas las naciones vendrán a tu presencia y te adoraran, pues tus actos de justicia se tornaron manifiestos (Apocalipsis 15:4).
El Dios santo es inherentemente digno de culto y de extrema reverencia; es un pecado serio negarle a él la debida adoración.
Dios requiere que su pueblo sea santo como lo es él. Naturalmente, no podemos ser trascendentes en el sentido de asumir un estado de existencia metafísicamente “alto y sublime”. Mientras tanto, Dios nos escogió para si mismo en la eternidad, y una vez que nos llama a la fe en Cristo y nos pone a parte en la historia, podemos ser moralmente separados del mundo, y permanecer puros de su inmundicia. Dios exige un vivir santo de su pueblo tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento: “ustedes serán santos para mi, porque yo, el SEÑOR, soy santo, y los separe de entre los pueblos para ser míos” (Levítico 20:26); “mas, así como es santo aquel que los llamó, sean santos ustedes también en todo lo que hicieren, pues esta escrito: sean santos, porque yo soy santo” (1Pedro 1:15-16).
Más allá de la separación moral del mundo, hay otro sentido en el cual existimos de una manera distinta de los incrédulos. Como resultado de la obra de Dios en nosotros, nuestro pensamiento, fuente de ayuda, comunidad social, y aun la lectura de literatura, debe ser diferente de aquellos que se revuelcan en las pecaminosas formas de vivir de este mundo. Debemos odiar “aun la ropa contaminada por la carne” (Judas 2:3).
Jesús oro no para que Dios removiese a los creyentes del mundo, sino para que los protegiese del mal mientras estuviesen en el mundo: “no ruego que los saques del mundo, sino que los protejas del maligno” (Juan 17:15). Tal versículo es algunas veces usado como base para criticar a los cristianos que se equivocan al suponer que retirarse del mundo es una implicación necesaria de vivir santamente. Ellos evitan el contacto con el mundo para evitar ser contaminados por él. Mas no es esto lo que Dios ordena, y tal abordaje negligencia algunas de nuestras responsabilidades cristianas tales como evangelismo y caridad. El uso correcto de Juan 17:15 alienta a los cristianos a entrar en la esfera de existencia de los incrédulos para persuadir a los enemigos espirituales por la predicación y por la enseñanza, y para ser sal y luz para ellos mediante nuestro hablar y conducta santos (Mateo 5:13-16).
Por otro lado, muchos cristianos contemporáneos emplean mal este versículo, transformándolo en una licencia para excusarse de una falta de disciplina personal y mantener relaciones poco sabias con el mundo. “no ruego que los quites del mundo, mas que los protejas del Maligno” solamente significa que Jesús no pide a Dios que remueva físicamente a los cristianos del mundo, esto es: que él no los tomaría inmediatamente para el cielo una vez que viniesen a la fe en Cristo. Se puede ver esto examinando el contexto. Jesús discute su arrebatamiento y partida físicos en el Versículo 11 y 13: “no estaré mas en el mundo, mas ellos aun están en el mundo, y yo voy a ti…ahora voy a ti, mas digo estas cosas mientras aun estoy en el mundo”. Jesús ciertamente no estaba “en el mundo” en el sentido de estar en pecado o envuelto en demasía con los incrédulos, mas él quiere decir que aun estaba presente de modo físico con los discípulos así, en el Versículo 15, Jesús solamente pide al Padre que no removiese inmediatamente a los cristianos del mundo, sino que los protegiese del maligno.
Luego aquellos que presentan el versículo 15 (u otros similares en la Biblia) como aliento para que los cristianos tomen parte con el mundo en el sentido de amistad con incrédulos o de frecuentar sus fiestas distorsionan su significado. El versículo como un todo tiene un propósito diferente.
Antes, la Biblia dice que debemos refrenarnos de relacionarnos ilícitamente con los incrédulos:
No formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad?
¿Qué armonía tiene Cristo con el diablo?* ¿Qué tiene en común un creyente con un incrédulo?
¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho: "Viviré con ellos y andaré entre ellos; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo."* Por tanto, el Señor añade:
"Salgan de en medio de ellos y apártense. No toquen nada impuro, y yo los recibiré."*
"Seré para ustedes un Padre, y ustedes serán mis hijos y mis hijas, dice el Señor Todopoderoso." (2 Corintios 6:14-18).
La vida santa nos impone a nosotros separación del mundo, principalmente, no en el sentido físico, sino espiritual. O sea, no tenemos que residir exclusivamente en comunidades cristianas o monasterios, pero es imperativo que nosotros nos distingamos en el hablar, en la conducta, en los hábitos, en las prioridades, en las preferencias, en la elección de los amigos, en los materiales de lectura y en las formas de entretenimiento. No es verdad que podemos tener amistad con quien quisiéramos- Pablo avisa: “no se dejen engañar: las malas compañías corrompen la buenas costumbres” (1 Corintios 15:33).
Sabemos que debemos predicar a los pecadores, y para esta finalidad entramos en frecuente contacto con ellos, mas la cuestión es si debemos ser sus amigos. En conexión con esto, a menudo se argumenta que Jesús se asociaba con pecadores. Esto es verídico, y debemos hacer lo mismo si es en el mismo sentido en que él lo hacia. No obstante el se asociaba a ellos, no por placer social, mas demandando nada menos que su completa conversión espiritual.
Por ejemplo, Jesús dijo a Zaqueo: “quiero estar en tu casa hoy” (Lucas 19:5). El pueblo reprobó, y dijo: “él se hospedo en la casa de un pecador” (V.7). ¿No es esto apoyo a la posición de que él se asociaba con pecadores? Sin embargo, Zaqueo dijo: “¡mira, Señor! Estoy dando la mitad de mis bienes a los pobres; y si a alguien debo alguna cosa, le devolveré cuatro veces mas”(V.8). y parece que él había pasado por la regeneración espiritual, visto que Jesús dijo: “¡hoy hubo salvación en esta casa! Porque este hombre también es hijo de Abraham” (V.9). Entonces, él agrego: “pues el Hijo del hombre vino a buscar y salvar lo que estaba perdido”(v.10). Por tanto, tal incidente no nos da permiso para asociarnos con pecadores para cualquier otra finalidad que no sea espiritual. Jesús no lo hacia por placer social, sino para “buscar y salvar lo que estaba perdido”.
Otro ejemplo viene de Lucas 7: “al saber que Jesús estaba comiendo, cierta mujer de aquella ciudad, una “pecadora”, trajo un frasco de alabastro con perfume, y se colocó atrás de Jesús, a sus pies. Llorando, comenzó a mojarle los pies con sus lágrimas. Después los enjugó con sus cabellos, los beso y los ungió con el perfume” (vv. 37-38). Un observador desaprobó: “al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo a si mismo: si este hombre fuese profeta, sabría que tipo de mujer es la que lo esta tocando: una pecadora” (V.39). Mas aun este encuentro tenia una finalidad espiritual- la acción de la mujer expresaba su amor por Dios y arrepentimiento por sus pecados. Jesús le dijo: “tus pecados están perdonados… tu fe te salvo; ve en paz” (vv.48-50).
Las bodas de Caná en Juan 2, donde Jesús transformó agua en vino, es usado a menudo para apoyar la aserción de que él participaba de actividades sociales y recreación secular aun cuando no constituían ninguna agenda espiritual explicita. Mas nuevamente, descubrimos que tal propósito no era social, sino espiritual, visto que aquí él operó su primer milagro que manifestaba su gloria: “esta señal milagrosa, en caná de galilea, fue la primera que Jesús realizó. Revelo así su gloria, y sus discípulos creyeron en él” (V.11). Yo no tengo ninguna objeción contra un cristiano que participa en eventos sociales y recreativos con incrédulos si él puede consistentemente atraer la atención de ellos hacia la gloria de Cristo. (98).
Si listaremos varios ejemplos mas, el parámetro emergerá, mostrando que aunque Jesús se asociaba con pecadores, su propósito no era social ni recreativo, sino espiritual. Él requería mudanza espiritual de los pecadores, y aquellos con quienes él se reunía estaban deseosos de oír su enseñanza y arrepentirse de sus pecados. Él también enseñaba a sus discípulos a no ir incesantemente a tras de aquellos pecadores que rechazaban aceptar el evangelio. Él dijo: “no den lo que es sagrado a los perros, ni tiren sus perlas a los puercos; caso contrario, estos las pisaran y, aquellos, volviéndose contra ustedes los despedazaran” (Mateo 7:6), y “si alguien no los recibiere ni oyere sus palabras, sacudan el polvo de sus pies cuando salgan de aquella casa o ciudad” (Mateo 10:14).
Otros pasajes relacionados incluyen:
“Pero los judíos incitaron a mujeres muy distinguidas y favorables al judaísmo, y a los hombres más prominentes de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé. Por tanto, los expulsaron de la región.
Ellos, por su parte, se sacudieron el polvo de los pies en señal de protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio.” (Hechos 13:50-51).
“El siguiente sábado casi toda la ciudad se congregó para oír la palabra del Señor.
Pero cuando los judíos vieron a las multitudes, se llenaron de celos y contradecían con maldiciones lo que Pablo decía.
Pablo y Bernabé les contestaron valientemente: "Era necesario que les anunciáramos la palabra de Dios primero a ustedes. Como la rechazan y no se consideran dignos de la vida eterna, ahora vamos a dirigirnos a los gentiles.
Así nos lo ha mandado el Señor: "'Te he puesto por luz para las naciones, a fin de que seas medio de salvación hasta los confines de la tierra.'"” (Hechos 13:44-47)
“Pero cuando los judíos se opusieron a Pablo y lo insultaron, éste se sacudió la ropa en señal de protesta y les dijo: "¡Caiga la sangre de ustedes sobre su propia cabeza! Estoy libre de responsabilidad. De ahora en adelante me dirigiré a los gentiles."” (Hechos 18:6).
Muchos cristianos sucumbirán a una idea popular en nuestra cultura, que cuando personas de cosmovisiones y religiones diferentes andan juntas, debe haber un mutuo y libre intercambio de ideas. Sin embargo, la escritura nos ordena resistir la influencia de los no-cristianos. Jesús y los apóstoles nunca tuvieron algún libre intercambio de ideas con los incrédulos, para ellos el mensaje del evangelio debía dominar todas las situaciones. No hay apoyo escrituristico alguno para aquel intercambio, excepto si es dominado por los creyentes.
Podemos tener conversaciones amigables con incrédulos, pero un intercambio de ideas presupone un aprendizaje de estas, e incluso la posibilidad de adopción de sus creencias. Con todo, de la misma forma en que Cristo nada había aprendido del diablo, los cristianos nada tienen que aprender de los no-cristianos (2Corintios 6:15) (99), y ciertamente no podemos adoptar sus convicciones. Jesús nos mando a enseñar a las naciones (Mateo 28:18-20), no a aprender de ellas.
Este punto de vista exclusivo y elevado de la religión cristiana es frecuentemente acusado de ser arrogante. Pero esta es una acusación tonta, visto que no estamos enseñando opiniones particulares, sino “todo” lo que Cristo ordenó (v.20). Enseñar la palabra de Dios como verdad exclusiva es una marca de obediencia y fe, no de arrogancia. Por otro lado, sugerir que las ideas bíblicas requieren de modificación o mejora mediante un intercambio de ideas con cosmovisiones no-bíblicas es más que arrogante- es cometer el pecado de blasfemia.
Algunos pueden argumentar que aunque la cosmovisión bíblica no requiera modificación o perfeccionamiento alguno, un intercambio o dialogo con los incrédulos, todavía, ayudara al aumento del entendimiento mutuo. Concuerdo con esto, siempre que el motivo del cristiano al entender el punto de vista no-bíblico sea para refutarlo. No debemos nunca conceder a los incrédulos que ellos piensen que estamos preparados para aceptar sus creencias o hacer el más leve ajuste a la cosmovisión bíblica que afirmamos.
Los cristianos deben “destruir” todas las ideas no cristianas y “[llevar] cautivo todo pensamiento, para tornarlo obediente a Cristo” (2 Corintios 10:5). La escritura nos prohíbe así mostrar respeto o aprender de cosmovisiones y religiones no-cristianas. Ella condena a todas estas, e implica que tener, aun por un momento, un ápice de respeto por las ideas y creencias no cristianas revela una falta de fidelidad a Cristo y llega a ser traición espiritual. Debemos indicar continuamente nuestro expreso desden por cualquier idea que “se levanta contra el conocimiento de Dios” (2 Corintios 10:5). A menos que se esté inclinado verdaderamente a considerar ideas no bíblicas, en las cuales la autenticidad de ésta esté en cuestión, es deshonesto permitir que otros piensen que somos abiertos y respetuosos para con sus creencias (100).
Volviendo a nuestro tema, aquellos que usan el argumento de que Jesús se asociaba con pecadores como razón para tener amistad con los incrédulos, pueden participar libremente en actividades sociales y recreativas, pero solamente si tienen alguna de especie de agenda espiritual en mente, y solo si la llevaran a término cuando se asocien con ellos.
Naturalmente, trabajar en un ambiente secular requiere alguna especie de interacción con pecadores, pero estamos hablando de ser sus amigos en un nivel personal. Poquísimos cristianos que entablan amistad con pecadores sobre la base de que “Jesús lo hacia” son efectivos al ministrar a los pecadores, asumiendo que tienen esto en mente antes que nada. La mayoría de ellos están mintiendo a Dios y a si mismos – ellos no tienen ninguna intención de exigir la conversión de aquellos con quienes hacen amistad.
Repitiendo la amonestación de Pablo: “no se dejen engañar: las malas compañías corrompen las buenas costumbres” (1Corintios 15:33) esto es, no sean engañados pensando que no hay diferencia con las personas que se asocien; no suponga que quien disfrute de la compañía de los incrédulos no recogerá ninguna consecuencia trágica.
Otros versículos relevantes incluyen:
Yo no convivo con los mentirosos,
ni me junto con los hipócritas;
aborrezco la compañía de los malvados;
no cultivo la amistad de los perversos. (Salmo 26:4-5)
Alejaré de mí toda intención perversa;
no tendrá cabida en mí la maldad.
Al que en secreto calumnie a su prójimo,
lo haré callar para siempre;
al de ojos altivos y corazón soberbio
no lo soportaré. (Salmo 101:4-5)
¡Malhechores, apártense de mí,
que quiero cumplir los mandamientos de mi Dios! (Salmo 119:115)
No permitas que mi corazón se incline a la maldad,
ni que sea yo cómplice de iniquidades;
no me dejes participar de banquetes
en compañía de malhechores.
Que la justicia me golpee,
que el amor me reprenda;
pero que el ungüento de los malvados
no perfume mi cabeza,
pues mi oración está siempre
en contra de sus malas obras.
Cuando sus gobernantes sean lanzados desde los despeñaderos,
sabrán que mis palabras eran bien intencionadas. (Salmo141:4-6)
No sigas la senda de los perversos
ni vayas por el camino de los malvados.
¡Evita ese camino! ¡No pases por él!
¡Aléjate de allí, y sigue de largo! (Proverbios 4:14-15)
El que con sabios anda, sabio se vuelve;
el que con necios se junta, saldrá mal parado. (Proverbios 13:20)
No te hagas amigo de gente violenta,
ni te juntes con los iracundos,
no sea que aprendas sus malas costumbres
y tú mismo caigas en la trampa. (Proverbios 22:24-25)
Hacen mal en jactarse. ¿No se dan cuenta de que un poco de levadura hace fermentar toda la masa? (1Corintios 5:6)
Entre ustedes ni siquiera debe mencionarse la inmoralidad sexual, ni ninguna clase de impureza o de avaricia, porque eso no es propio del pueblo santo de Dios.
Tampoco debe haber palabras indecentes, conversaciones necias ni chistes groseros, todo lo cual está fuera de lugar; haya más bien acción de gracias. (Efesios 5:3-4)
Timoteo, ¡cuida bien lo que se te ha confiado! Evita las discusiones profanas e inútiles, y los argumentos de la falsa ciencia.
Algunos, por abrazarla, se han desviado de la fe. Que la gracia sea con ustedes. (1 Timoteo 6:20-21)
Evita las palabrerías profanas, porque los que se dan a ellas se alejan cada vez más de la vida piadosa,(2 Timoteo 2:16)
La mayoría de los creyentes profesos están envueltos con el mundo porque gustan de él, y no por estar determinados a cambiar el rumbo de este a un curso más piadoso. Pero la Biblia dice: “quien quiera ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios” (Santiago 4:4). Por tanto, aunque no este en las escrituras el retirarse del mundo y de sus estructuras sociales, económicas y políticas, debemos evaluar nuestro motivo para asociarnos a pecadores, y certificarnos de recordar siempre nuestra misión espiritual.
La Biblia también da instrucción concerniente a las relaciones entre los creyentes. Aunque muchas de las restricciones aplicables al lidiar con incrédulos sean levantadas, permanece que la agenda primordial y el contenido de la conversación en las relaciones entre creyentes deben ser espirituales, y dominadas por discusiones teológicas.
Pasajes bíblicos relevantes incluyen:
Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando.
Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca;
escríbelas en los postes de tu casa y en los *portones de tus ciudades. (Deuteronomio 6:6-9)
Soy amigo de todos los que te honran,
de todos los que observan tus preceptos. (Salmo 119:63)
Que se reconcilien conmigo los que te temen,
los que conocen tus estatutos. (Salmo 119:79)
Que la justicia me golpee,
que el amor me reprenda;
pero que el ungüento de los malvados
no perfume mi cabeza,
pues mi oración está siempre
en contra de sus malas obras. (Salmo 141:5)
El que con sabios anda, sabio se vuelve;
el que con necios se junta, saldrá mal parado. (Proverbios 13:20)
Los que temían al Señor hablaron entre sí, y él los escuchó y les prestó atención. Entonces se escribió en su presencia un libro de memorias de aquellos que temen al Señor y honran su nombre.
"El día que yo actúe ellos serán mi propiedad exclusiva dice el Señor Todopoderoso. Tendré compasión de ellos, como se compadece un hombre del hijo que le sirve.
Y ustedes volverán a distinguir entre los buenos y los malos, entre los que sirven a Dios y los que no le sirven. (Malaquias 3:16-18)
Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración. (Hechos 2:42)
Cuando él llegó y vio las evidencias de la gracia de Dios, se alegró y animó a todos a hacerse el firme propósito de permanecer fieles al Señor, (Hechos 11:23)
¿Qué concluimos, hermanos? Que cuando se reúnan, cada uno puede tener un himno, una enseñanza, una revelación, un mensaje en lenguas, o una interpretación. Todo esto debe hacerse para la edificación de la iglesia. (1Corintios 14:26)
Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan. (Efesios 4:29)
Anímense unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales. Canten y alaben al Señor con el corazón,
dando siempre gracias a Dios el Padre por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. (Efesios 5:19-20)
No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.
Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe. (Galatas 6:9-10)
Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo. (1 Tesalonicenses 5:11)
Más bien, mientras dure ese "hoy", anímense unos a otros cada día, para que ninguno de ustedes se endurezca por el engaño del pecado. (Hebreos 3:13)
Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. (Hebreos 10:24)
Les anunciamos lo que hemos visto y oído, para que también ustedes tengan comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. (1 Juan 1:3)
Aunque los cristianos nada tengan que aprender de los incrédulos, conversar con otros fieles es provechoso para tener un mejor entendimiento de la escritura. Los verdaderos cristianos disfrutarán tal compañía, en la cual Dios permanece en el centro de nuestro pensamiento y conversación, aun cuando estuviéremos ocupados con actividades sociales y recreativas. Por consiguiente, aunque los cristianos puedan libremente ser amigos de otros creyentes auténticos y participar con ellos de estas actividades, aun así sus prioridades consisten de intereses espirituales y teológicos todo el tiempo.
Esto concluye nuestro estudio de los atributos divinos. Hay algunos que no mencionamos, y podemos decir mucho mas sobre aquellos que fueron discutidos, mas el tema es demasiado rico para que intentemos una introducción exhaustiva. Sin embargo, la presente sección sobre los mismos ofrece un fundamento que evitará cualquier distorsión seria en la opinión de alguien sobre Dios. Ahora podemos proseguir a la sección final de este capitulo, que es una discusión acerca de las obras divinas.
Notas:
(61) El lenguaje siempre es adecuado para representar cualquier pensamiento. Por ejemplo, alguien puede usar “X” para designar cualquier concepto o suma de conceptos, y eso siempre será adecuado, visto que las palabras son solamente símbolos arbitrarios que pueden referirse a cualquier cosa. La cuestión es si los seres humanos tienen la facultad de pensar acerca de Dios, no si las palabras son adecuadas para hablar sobre él. Y el hombre de hecho puede pensar acerca de Dios, habiendo sido hecho a la imagen divina.
(62) Hay un número infinito de proposiciones verdaderas acerca de Dios, mas no es lo mismo que decir que todas las proposiciones a su respecto lo sean.
(63) Yo incluso argumentaría que no hay algo como el teísmo general, visto que cualquier perspectiva teística esta siempre atada a una cosmovisión, de modo que no hay teísmo cristiano, Islámico o de otras variedades. Ninguno de ellos se armoniza con lo que es el dios “teísta”. Por tanto, no se puede propugnar por el teísmo solamente para hacer que todas las religiones teístas sean posibles, y entonces proceder a la defensa de otras pretensiones dentro de una cosmovisión teísta particular. Visto que cada cosmovisión tiene una opinión singular sobre Dios, se debe defender a si misma (esto quiere decir que se debe defender toda su cosmovisión), y no un Dios genérico que varias cosmovisiones puedan aceptar, porque no hay tal cosa. Luego, para establecer la existencia del Dios cristiano los intereses del Islam o de los mormones no sirven en absoluto. En verdad, establecer la existencia del Dios cristiano automáticamente los refuta, visto que sus posiciones al respecto de él se excluirán mutuamente.
(64) Anselmo: “¿mas tu que eres sino aquel ser supremo, existiendo por medio de ti mismo apenas, que hace todo mas alla de la nada?”; Anselmo de Canterbury: The major Works; P.89.
(65) Merriam-Webster`s Collegiate Dictionary, Tenth Edition.
(66) En mi opinión, una definición de emoción debería incluir “un disturbio de la mente que puede interferir con el proceso normal del pensamiento racional”.
(67) “se lo que es pasar necesidad y se lo que es tener hambre. Aprendí el secreto de vivir contento en toda y cualquier situación, sea bien alimentado sea con hambre, teniendo mucho, o pasando necesidad”
(68) Debemos ser muy cuidadosos en usar el ejemplo de Jesús para nuestras propias acciones, o para producir argumentos sobre como los cristianos deben portarse. Debemos certificarnos de que hallan de hecho buenos paralelos.
(69) Con todo, así como Jesús, como segunda persona de la Trinidad no podría nunca experimentar hambre o fatiga, él, respecto a sus atributos divinos, que nunca fueron puesto de lado cuando ministro en la tierra, no seria sin pasiones. Solamente su naturaleza humana conoció hambre, fatiga, y pasiones.
(70) El estuvo tan perturbado antes de su prisión que derramó sangre por su piel, mas nunca perdió el control. Él fue capaz de orar, resolver cumplir la voluntad de Dios, y reprender a sus discípulos por dormir. Aunque algunos entienden el pasaje como si estuviera diciendo que él estaba solamente sudando de un modo similar al sangrar, él aun estaba bajo intensa presión, mas aun tenia pleno control sobre si mismo.
(71) John H. Gertsner, Repent or Perish; Soli Deo Gloria Publications, 2000 (original: 1990); P.208.
(72) The Zondervand Pictorial Encyclopedia of the Bible, vol.3; Grand Rapids, Michigan: Zondervand Publishing House, 1975, 1976; P.46.
(73) Ibid.
(74) lo que él dice sobre el pensamiento hebraico contradice su propia conclusión, mas apoya a la que está propuesta en este libro.
(75) Dios envió a Cristo para redimir a los elegidos porque los amó, ¿pero como podría amar a aquellos que él debe odiar? Esto es un problema insoluble para el INFRALAPSARIANISMO, en el cual el decreto para la caída de todos los hombres ocurre antes del decreto para redimir a los elegidos, de modo que los diversos decretos siguen un orden histórico. Con todo, el problema no aparece en el SUPRALAPSARIANISMO, en el cual la elección de algunos para ser salvos en Cristo ocurre antes del decreto para la caída de todos los hombres, de modo que los varios decretos siguen un orden teleológico. Al hablar del orden de los decretos eternos, estamos naturalmente considerando apenas un orden lógico y no temporal, visto que todos los pensamientos en la mente divina son simultáneos.
(76) Gerstner, Repent or Perish; p.211.
(77) Peter Kreeft, How to win the Culture War; Downers Grove, Illinois: InterVarsity Press, 2002; p.90.
(78) Ibid., p.93.
(79) Ibid., p.94.
(80) Zondervan Pictorial Encyclopedia of the Bible, Vol 3; p.46.
(81) Las “buenas obras” ejecutadas por los réprobos son pecaminosas, visto que no las hacen para glorificar a Dios sino para alguna otra finalidad. Ahora, decimos que cualquier proposición encuentra su significado apropiado en relación a Dios, mas visto que los réprobos no poseen una relación correcta con Dios, ni consideran proposiciones verdaderas en su propia relación con Dios, todos los pensamientos de los réprobos son pecaminosos.
(82) Mientras que Dios perdona a los elegidos por sus pecados, los castigos dispensados por los gobiernos terrenos se aplican también a los cristianos que hayan cometido crímenes.
(83) El contexto del versículo exige que entendamos “todos nosotros” como todos los elegidos, y no todos los seres humanos. Así, Dios prodiga su amor sacrificial y dador sobre aquellos a quienes eligió para salvación.
(84) El conocimiento de Dios no es un saber místico como el cristianismo extraviado afirma, sino intelectual. El versículo emplea las palabras, “comprenderme y conocerme”; es un “saber de” o “saber sobre” las cosas de Dios.
(85) Oxford American Dictionary of Current English: “afección o ternura profundos…deleitarse en; admirar; tratar con grande cariño”.
(86) El pasaje de Mateo deja fuera “fuerzas”, mas esto ayuda a reforzar el hecho de que los términos, antes que nada, son sinónimos.
(87) “amar a tu prójimo como a ti mismo” viene de Levítico 19:18.
(88) El hombre es una dicotomía, y consiste de alma (Mente, intelecto, corazón o espíritu) y cuerpo. Él no es una tricotomia de Espíritu (corazón), alma (mente, intelecto) y cuerpo. El corazón o el espíritu es el alma (mente o intelecto) del hombre. Corazón, alma y fuerza en los pasajes en discusión son términos sinónimos, usados por énfasis, refiriéndose al ser íntimo de una persona, que Jesús interpreta como la mente humana. Algunos comentaristas intentan imponer distinciones fantasiosas entre tales términos en este versículo, mas esto es ilegitimo e innecesario. Así, aun si Jesús no hubiese agregado la palabra “mente”, el mandamiento significaría la misma cosa afirmada aquí, visto que el corazón y el alma son sinónimos de mente. Vea el capitulo 2 de Godliness with Contentment, de Vincent Cheung
(89) Jesús dice en Mateo 23:23 que “las mas importantes” cosas “de la ley” incluyen “la justicia, la misericordia y la fidelidad”. Tales no son conceptos nuevos introducidos en el Nuevo Testamento.
(90) aunque nosotros discutiremos la expiación definitiva en una sección posterior de este libro, tal explicación de Pablo sobre la obra de Cristo es suficiente para indicar que la expiación particular y no universal. Cristo murió solamente por los elegidos, y no por todos los seres humanos. Si Cristo hubiese muerto por los pecados de todos, no habría pecado alguno para que Dios condene en los réprobos. Con todo, la Biblia dice que Dios condenará a muchos réprobos; por tanto, Cristo no murió por ellos.
(91) Repitiendo, la impasibilidad de Dios implica que su cólera es una política de pensamiento y acción en vez de una emoción, o de una inquietud de la mente
(92) la voluntad describe la función de la mente de hacer decisiones; no es una parte distinta de la persona separada del intelecto.
(93) Vea “Guía Bíblica para la toma de Decisiones” en Godliness with Contentment, de Vincent Cheung.
(94) Lo que el versículo dice es que Dios controla todas las cosas; luego, el pájaro no es la menor cosa que él controla. Incluso un copo de nieve no puede caer donde cae sin su decreto activo.
(95) NVI: “por tanto, esto no depende del deseo o del esfuerzo humano, sino de la misericordia de Dios.”
(96) Es debido a la absoluta soberanía de Dios que la existencia del mal no pone desafió alguno a la cosmovisión Biblia. Vea “The Problem of Evil”, en The Light of Our Minds, de Vincent Cheung.
(97) Webster´s New World College Dictionary, Fourth Edition.
(98) Yo no estoy objetando contra procedimientos necesarios y oficiales con incrédulos, mas estoy en contra de usar la Escritura, especialmente con respecto a la vida de Jesús, para justificar relaciones sociales y recreativas con aquellos, visto que no hay ningún apoyo disponible en ella. En otras palabras, no hay justificación escrituristica alguna para cualquier asociación innecesaria con pecadores a menos que haya una agenda espiritual.
(99) Vea “The Light of Our Minds”, en The Light of Our Minds, de Vincent Cheung.
(100) Pedro nos dice que debemos responder a los incrédulos con “mansedumbre y respeto” (1 Pedro 3:16), mas esto se refiere al comportamiento pulido que los creyente deben comúnmente exhibir, y no respecto a un nivel ideológico. Sin embargo, también hay ocasiones en las que es apropiado ridiculizar abiertamente al incrédulo y exponer su idiotez en todo lo que conlleva. Los profetas y apóstoles constantemente burlaban y condenaban todo pensamiento no-cristiano. En todo caso, Pedro nunca dijo que debemos dar valor a lo que creen los no-Cristianos.
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