Teología Sistemática: EL HOMBRE
- Los pensadores
- 4 jun 2020
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Por: Vincent Cheung
Visto que Cristo precede al hombre en preeminencia, puede parecer que la doctrina de Cristo merezca recibir en primer lugar en relación a la doctrina del hombre. Pero, visto que la obra redentora de Cristo permea el estudio de Cristo, y visto que fue por seres humanos-esto es, los pecadores elegidos- que Cristo hizo expiación, es, por tanto, razonable estudiar primeramente la doctrina del hombre. Mas allá de esto, visto que Cristo tomó sobre si los atributos humanos en la encarnación, tener un entendimiento previo de la antropología bíblica facilitara nuestro entendimiento de este y de otros aspectos de la cristología.
Por lo tanto, aunque Cristo sea la segunda persona de la Trinidad, y venga inmediatamente después de la doctrina de Dios en una estructura trinitaria de la teología sistemática, en el presente curso del estudio colocaremos la doctrina del hombre inmediatamente después de la doctrina de Dios, de forma que podamos entender algo sobre la otra parte en la relación del Dios-hombre, que es tan central para la teología cristiana.
LA CREACION DEL HOMBRE
Después de crear la tierra, las plantas y los animales, Dios creó al hombre. Al crear las cosas anteriores, Dios simplemente ordeno que ellas viniesen a la existencia. Por ejemplo, en Génesis 1:3, él dice, “haya luz”, y en el versículo 11 él dice, “cúbrase la tierra de vegetación”. En cuanto a la creación del hombre, el relato de Génesis registra lo que parece ser una conferencia entre los miembros de la Trinidad, concordando en crearlo a la imagen de Dios: “Hagamos el hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (1:26). Aun sin la información anterior contenida en los versículos 26-30, esto sugiere una relación especial entre Dios y el hombre, y que un cuidado especial fue dado en su creación.
Tal vez la objeción contemporánea más popular contra el relato de Génesis de la creación del hombre sea la teoría de la evolución. Ella niega la creación directa del hombre por Dios, y propone que la vida se originó de la no- vida, y que el hombre es el producto de mutaciones a partir de especies inferiores.
La teoría de la evolución contradice lo que la escritura dice sobre el origen del hombre, Génesis 2:7, 21-22, resume la creación del hombre de la siguiente forma:
Entonces el SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en sus narices el aliento de vida, y el hombre se volvió un ser viviente…entonces el SEÑOR Dios hizo al hombre caer en un profundo sueño y, mientras este dormía, le quito una de las costillas, cerrando el lugar con carne. Con la costilla que había sacado del hombre, el SEÑOR Dios hizo una mujer y la llevó hasta él.
El hombre fue creado antes que la mujer, y visto que ya existía un miembro de la especie humana en la creación de la mujer, Dios tomó material preexistente a partir del hombre para crearla. Con todo, cuando Dios creó al hombre, la Biblia no dice que él usó material preexistente a partir de los animales, que él ya había creado, sino que él tomó directamente “el polvo de la tierra” y directamente “soplo en sus narices el aliento de vida”.
Por lo tanto, la Biblia enseña que el hombre fue creado por un acto directo de Dios, y no a través de la evolución biológica (1). Aunque haya otros detalles en Génesis 1- 2 que refuercen tal entendimiento, lo expuesto arriba es suficiente para mostrar que la teoría de la evolución contradice la revelación bíblica.
Ahora bien, la misma Biblia reivindica que toda la escritura es revelación divina (2 Timoteo 3:16) y, así, toda ella habla con tal autoridad. En otras palabras, visto que la misma Biblia reivindica que cada parte de la Biblia es inspirada por Dios, rechazar cualquier proposición bíblica necesariamente acarrea el rechazo de la propia reivindicación de la Biblia de que toda ella es inspirada por Dios.
Visto que ella misma reivindica que cada parte suya es verdadera, juzgar cualquiera de sus partes como falsa requiere una apelación a una autoridad o parámetro de verdad ajeno a la Biblia. Pero, si alguien rechaza la reivindicación de infalibilidad de la propia Biblia para juzgar una de sus proposiciones como falsas, entonces él no puede aceptar la reivindicación de infalibilidad de la Biblia cuando él juzga otra de sus proposiciones como verdadera. Esto es, si una persona apela a una autoridad o patrón no-bíblico al rechazar una determinada proposición bíblica, entonces debe continuar apelando a una autoridad o patrón no-bíblico cuando concordare con otra proposición bíblica.
Por Ejemplo, visto que la propia Biblia afirma la deidad de Cristo, quien rechaza esto solamente puede hacerlo admitiendo una autoridad o patrón no-bíblico por el cual él juzga como falsa la Biblia.(2) Pero entonces, si este mismo individuo concuerda con la enseñanza bíblica de que el asesinato es inmoral, no puede hacerlo por el hecho de que la Biblia enseña esto. Por el contrario, él debe nuevamente apelar a una autoridad o patrón no-bíblico para justificar su creencia de que el asesinato es inmoral.
Visto que él rechazó la autoridad de la Biblia para justificar sus propias afirmaciones cuando rechazó sus enseñanzas sobre la deidad de Cristo, no puede ahora apelar a la autoridad de la Biblia para justificar sus propias declaraciones cuando afirma que el asesinato es errado. Con todo, si la autoridad o patrón no-bíblico al cual él apela es injustificable- y nuestra posición es que toda autoridad o patrón no-bíblico es injustificable (3)-entonces él no puede ni siquiera justificar su rechazo de la deidad de Cristo, ni su afirmación de que el asesinato es errado.
Si por una autoridad o parámetro extraño a la Biblia alguien acepta una parte de la Biblia y rechaza otra, entonces la que él acepta no es mas verdadera porque ella así lo dice, sino porque la autoridad a la cual es leal así lo dice. Por tanto, él no puede justificar su creencia en una parte de la Biblia que él afirma por su propia autoridad, sino que debe justificarla por la autoridad o parámetro epistemológico por el cual él la evalúa. Todavía, si su epistemología carece de justificación, su veredicto sobre cualquier parte de la Biblia también carece de justificación, y lo que él dice no tiene valor.
Por consiguiente, una persona que rechaza una parte de la Biblia no puede reivindicar aceptar otra tomando como base la inspiración de esta otra parte, visto que rechazo el status de revelación de la primera. De la misma forma, aceptar cualquiera de las proposiciones de la Biblia porque ellas son una parte de esta, obliga a una persona a aceptar toda la Biblia como verdadera, visto que la autoridad por detrás de todas las proposiciones bíblicas es una, y no muchas.
Una persona que rechaza una proposición bíblica no puede al mismo tiempo apelar a la autoridad divina para sustentar sus otras creencias. Ella debe confiar en esta autoridad o patrón por el cual juzga que una proposición bíblica es falsa. Con todo, si solamente la autoridad divina puede justificar cualquier proposición o sustentar cualquier creencia en cualquier hipótesis, entonces esta persona que se fía en una autoridad o patrón no-bíblico inmediata y simultáneamente pierde la justificación para todo lo que afirma. Visto que la reivindicación de la propia Biblia de supremacía e infalibilidad esta ligada a todas sus proposiciones, alguien que rechaza cualquiera e sus partes, debe rechazarla toda, y alguien que acepta cualquier parte suya, debe hacerlo con toda la Biblia.
Para nuestro propósito, esto significa que alguien que rechaza el relato bíblico de la creación directa del hombre no puede al mismo tiempo afirmar la creación del universo por Dios sobre el fundamento de la escritura. Si alguien acepta la creación del universo por él porque que Biblia lo enseña, él también debe afirmar la creación directa del hombre por Dios porque ella enseña esto.
Ahora, la teoría de la evolución trata con lo que se formó de materiales pre-existentes. Visto que ninguna evolución podría haber ocurrido si no hubiese nada para evolucionar, la teoría de la evolución presupone la existencia del universo. Esto es, la biología presupone la cosmología. Pero tanto la biología como la cosmología presuponen la posibilidad del conocimiento humano, o epistemología. Así, la epistemología es anterior a la cosmología, la cual es anterior a la biología.
Mostramos que la biología evolucionaria es una biología no-cristiana. Mostramos también que no se puede rechazar un aspecto de la cosmovisión cristiana y después aceptar otro de esta. Por lo tanto, una biología no-cristiana presupone una cosmología no-cristiana, y una cosmología no-cristiana presupone una epistemología no-cristiana. Sin embargo, si todas las teorías no-cristianas de epistemología son demostrablemente falsas, entonces todas las teorías no-cristianas de cosmología quedan destruidas. Y si todas las teorías no-cristianas de cosmología son destruidas, entonces las teorías no-cristianas de biología son destruidas también, incluyendo la biología evolucionaria.
Afirmar la biología evolucionaria presupone una epistemología no-cristiana, resultando así en la destrucción de la cosmovisión entera de una persona. Mas presuponer una epistemología cristiana en la cual la infalibilidad exclusiva de la escritura es afirmada, es rechazar la biología evolucionaria desde el principio. Por lo tanto, la biología cristiana, que afirma la creación directa del hombre por Dios, es verdadera por necesidad deductiva, pero es imposible que la biología evolucionaria sea verdadera.
Ciertamente, dentro del contexto del debate, podemos también, temporalmente, asumir las proposiciones de la ciencia secular por causa del argumento, y a partir de esta base argumentar que la evolución es “una teoría en crisis” y que “los fósiles aun dicen No”(4). Pero, como yo e señalado en otros lugares, todo raciocinio científico es formalmente falacioso y no pude alcanzar la certeza deductiva. Así, los argumentos científicos contra la evolución son más débiles que los argumentos bíblicos contra la evolución que estoy presentando aquí. (5) Un argumento que destruye la cosmovisión evolucionista de manera completa en su propio punto de partida es ciertamente superior.
A continuación, un resumen del argumento expuesto arriba contra la biología evolucionaria:
1. La teoría de la evolución contradice la Biblia.
2. Por tanto, el evolucionista no puede tomar prestada ninguna premisa cristiana para su cosmovisión.
3. Un universo primero debe existir para que exista la vida en él (o se desarrolle a partir de él).
4. Por tanto, cualquier teoría biológica presupone una teoría de cosmología.
5. El conocimiento debe ser posible antes de que una teoría de cosmología pueda ser formulada.
6. Por tanto, cualquier teoría de cosmología presupone una teoría de epistemología.
7. Solamente la epistemología cristiana es justificable y verdadera.
8. Por tanto, solamente la cosmovisión cristiana es justificable y verdadera, y así solamente la cosmología cristiana es justificable y verdadera y, así, solo la biología cristiana es justificable y verdadera.
9. La biología cristiana afirma la creación directa del hombre por Dios.
10. Por tanto, la visión que dice que Dios hizo al hombre por creación directa es verdadera, y la teoría de la evolución es falsa.
Exijo que el evolucionista me diga como un no-cristiano puede saber algo antes que él me presente sus teorías de cosmología y biología. Mas, visto que el evolucionista no puede encontrar una epistemología para soportar su cosmología, y visto que él no puede encontrar una cosmología para soportar su biología, su biología solamente existe en su propio mundo imaginario, y su teoría de la evolución es una fantasía tanto como su universo. Así, el evolucionista no tiene ni siquiera el derecho de presentar sus argumentos sobre la biología evolucionaria, a menos que yo escoja oírla.
La biología no existe en un vació. No podemos simplemente concordar que el universo existe y discutir a penas sobre biología, visto que el tipo de universo asumido determina lo que es posible dentro de él. Si la epistemología no-cristiana es imposible, entonces no es posible la cosmología no-cristiana, y si no es posible la cosmología no-cristiana, entonces la biología no-cristiana es imposible. Con todo, una vez que aceptamos una epistemología cristiana, y así una epistemología cristiana, entonces la creación directa del hombre por Dios se sigue por necesidad, y todas las teorías no-cristianas de biología son rechazadas.
Todo esto es solamente para aplicar el argumento dogmático a la teoría de la evolución. El poder del argumento dogmático es tal que él conclusivamente establece toda la fe cristiana como verdadera, y simultáneamente sirve como una refutación conclusiva de todas las ideas y cosmovisiones no-cristianas, sean conocidas o desconocidas. Visto que hemos mostrado que toda la escritura es exclusivamente verdadera por todo el argumento dogmático, y visto que la evolución contradice a la escritura, entonces la evolución es automáticamente falsa. Esto es, visto que solo la Biblia es verdadera, y visto que la evolución contradice a la Biblia, entonces la evolución esta errada. Ningún argumento adicional es requerido.
Podemos proceder ahora con el entendimiento de que Dios hizo al hombre a través de una creación directa y completa, sin cualquier tipo de proceso evolucionario. Habiendo directamente formado el cuerpo del hombre usando material preexistente de la tierra (mas no de animales), Dios le dio vida, y el hombre se torno un ser vivo: “entonces el SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en sus narices el aliento de vida, y el hombre se volvió un ser viviente” (Génesis 2:7).
En cuanto al propósito de la creación del hombre, la Biblia enseña que el hombre fue creado por la voluntad divina para la gloria de Dios:
«Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas.»
(Apocalipsis 4:11)
Al norte le diré: “¡Entrégalos!”y al sur: “¡No los retengas! Trae a mis hijos desde lejos y a mis hijas desde los confines de la tierra. Trae a todo el que sea llamado por mi nombre, al que yo he creado para mi gloria, al que yo hice y formé.”»
(Isaías 43:6-7)
En Cristo también fuimos hechos herederos,[c] pues fuimos predestinados según el plan de aquel que hace todas las cosas conforme al designio de su voluntad, a fin de que nosotros, que ya hemos puesto nuestra esperanza en Cristo, seamos para alabanza de su gloria.
(Efesios 1:11-12)
Yo, por mi parte, endureceré el corazón del faraón para que él los persiga. Voy a cubrirme de gloria, a costa del faraón y de todo su ejército. ¡Y los egipcios sabrán que yo soy el Señor!» Así lo hicieron los israelitas.
(Éxodo 14:4)
¿Y qué si Dios, queriendo mostrar su ira y dar a conocer su poder, soportó con mucha paciencia a los que eran objeto de su castigo[u] y estaban destinados a la destrucción? ¿Qué si lo hizo para dar a conocer sus gloriosas riquezas a los que eran objeto de su misericordia, y a quienes de antemano preparó para esa gloria? Ésos somos nosotros, a quienes Dios llamó no sólo de entre los judíos sino también de entre los gentiles.
(Romanos 9:22-24).
Algunos enseñan que la naturaleza amorosa de Dios lo compelió a crear objetos con afectos adecuados para satisfacer su necesidad de ejercer el amor sacrificial y dadivoso. Pero es herético decir que él tiene alguna necesidad. Pablo dice en Hechos 17:25 : “él no es servido por manos de hombres, como si necesitase de algo, porque él mismo da a todos la vida, el aliento y las demás cosas”. Siendo eternamente auto-existente, Dios es auto-suficiente. Visto que el hombre no es eterno, sino que tuvo un tiempo definido de origen antes del cual él no existía, y visto que “para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.” (2 Pedro 3:8), si Dios ya podía existir sin el hombre, él podría haber continuado existiendo en ese mismo estado para siempre. Por tanto, la creación del hombre no fue debida a cualquier necesidad en Dios.
Los pasajes de arriba nos muestran que Dios creo tanto a los elegidos como a los reprobados para su propia gloria. Aunque los réprobos no lo glorifiquen concientemente, él recibe gloria para si mismo a trabes de ellos, de forma que es glorificado por los elegidos en la salvación de estos y por los réprobos, en su destrucción.
Solamente el orden de los decretos eternos en el SUPRALAPSARIANISMO, opuesto al INFRALAPSARIANISMO, es consistente con el registro bíblico:
1-La elección de algunos pecadores para salvación en Cristo; la condenación del resto de la humanidad pecadora.
2-La aplicación de la obra redentora de Cristo a los pecadores elegidos.
3-La redención de los pecadores elegidos por la obra de Cristo.
4-La caída del hombre.
5-La creación del mundo y del hombre.
Aunque todos los pensamientos sean simultáneos en la mente de Dios, la disposición lógica de los decretos eternos comienza con el decreto de que Dios se glorificaría a si mismo a través de la salvación de los elegidos por Cristo y la destrucción de los réprobos. Cada decreto subsiguiente es entonces hecho como el medio por el cual el anterior seria realizado.
Luego, Dios escogió glorificarse a si mismo, y el medio por el cual seria glorificado es la salvación de algunos por Cristo y la condenación de todos los otros. El medio por el cual lo primero seria realizado es la obra redentora de Cristo. Y el medio por el cual la obra redentora de Cristo tiene significado es la caída de la humanidad. Para que la caída de la humanidad fuese posible, Dios decreto la creación del mundo y del hombre.
El infralapsarianismo confunde la ejecución del plan eterno con su formulación, de forma que él comienza donde el orden supralapsariano termina. Con todo, una mente racional formula un plan determinando primeramente el fin, y solo entonces el medio por el cual alcanzara el fin determinado. La ejecución de un tal plan, con todo, invierte el orden de la formulación (planificación), de forma que comienza donde la formulación termina.
El supralapsarianismo es el orden teleológico y el infralapsarianismo, el orden histórico. Visto que la intención de discutir el orden de los decretos eternos es descubrir el arreglo lógico de la formulación, y no el orden histórico de ejecución del plan, el supralapsarianismo es la posición bíblica.
Esto significa que Dios decretó activamente la caída de la humanidad como uno de los medios por los cuales él cumpliría su plan eterno. El pecado no fue un accidente y la redención no fue una mera reacción de parte de Dios. Como la escritura dice: “el Señor hace todo con un propósito; incluso a los impíos para el día del castigo” (Proverbios 16:4).
Notas:
(1) Por Ejemplo, entender la palabra hebrea “día” en Génesis 1 como indicando un periodo de 24 horas rechaza la teoría de la evolución, que reivindica que la vida humana llevó muchos años para venir a la existencia.
(2) La deidad de Cristo es solo un ejemplo. El punto es que alguien que rechaza cualquier proposición bíblica, incluso alguna aparentemente insignificante, no puede al mismo tiempo concordar con otra proposición bíblica reconociendo su autoridad divina. Visto que él juzga una como falsa por un patrón no-bíblico, el también debe juzgar a la otra como correcta por un patrón no-bíblico.
(3) Vea el capitulo anterior de este libro y Ultimate Questions y The Light of Our Minds, de Vincent Cheung.
(4) Michael Denton, Evolution: A Theory in Crisis; Adler Publishers, 1997; Duane T. Gish, Evolution: The Fossils Still Say No!; Institute for Creation Research, 1985. Ver tambien Michael J. Behe, Darwin`s Black Box:The Biochemical Challenge to Evolution; Touchston Books, 1998; Willam Dembski, No Free Lunch: Why Specified Coplexity Cannot be Purchased Without Intelligense; Rowman y Littlefield, 2001.
(5) Esto no es porque los argumentos científicos contra la evolución sean débiles, sino porque la misma ciencia es incapaz de descubrir cualquier verdad.
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