Teología Sistemática: LA NATURALEZA DEL HOMBRE
- Los pensadores
- 13 jun 2020
- 29 Min. de lectura
Por: Vincent Cheung
De acuerdo con la Biblia, Dios creo al hombre a su imagen: “creo Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creo” (Génesis 1:27). Sea lo que sea que imagen de Dios signifique, no se puede referir a alguna cosa que él mismo no posea. Visto que fue probado que Dios es incorpóreo, la imagen no debe, por tanto, estar relacionada con el cuerpo del hombre.
Sin embargo, visto que hay algunos que afirman otra cosa, debemos tomar algún tiempo para tratar este asunto. Debemos abordar la cuestión preguntando de que modo el hombre es semejante a Dios, y que constituye su punto de contacto con Dios. Debemos considerar también en que sentido el hombre es superior a los animales.
Si la imagen de Dios es vista en el cuerpo del hombre, entonces se puede defender que algunos animales también fueron creados a la imagen de Dios, visto que las diferencias físicas entre el hombre y algunos animales no son tan bastas al punto de decir que uno fue creado a la imagen de Dios y otro no-o sea, si la imagen de Dios incluye las apariencias físicas del hombre (6). Pero esto es inaceptable, visto que la escritura nos dice que lo que distingue al hombre de los animales es precisamente la imagen de Dios. Por tanto, esta no puede referirse al cuerpo del hombre o a su apariencia, sino a algo más.
Deuteronomio 4:15-18 dice que Dios no tiene “forma alguna” y por tanto, está prohibido hacer cualquier ídolo o imagen para representar a Dios, aunque sea en apariencia humana:
»El día que el Señor les habló en Horeb, en medio del fuego, ustedes no vieron ninguna figura. Por lo tanto, tengan mucho cuidado de no corromperse haciendo ídolos o figuras que tengan alguna forma o imagen de hombre o de mujer, o imágenes de animales terrestres o de aves que vuelan por el aire, o imágenes de animales que se arrastran por la tierra, o peces que viven en las aguas debajo de la tierra.
(Deuteronomio 4:15-18)
Solo este pasaje es suficiente para probar que cualquier sustancia con una forma o apariencia no puede ser la imagen de Dios. Visto que él mismo no tiene “forma alguna”, el cuerpo fisco o la apariencia del hombre no pueden ser la imagen de Dios; ni pueden ser una parte de ella.
Un análisis del registro bíblico exige que la imagen de Dios sea definida en términos del intelecto. Aunque el hombre tenga la ventaja de ser un primate bípedo erecto que posee dedos opuestos los cuerpos de muchos animales son superiores al del hombre de varias formas. Con todo, ninguno de los animales se puede comparar al hombre en capacidades intelectuales.
Que Dios hizo al hombre a su propia imagen significa que este es una mente racional. Muchos animales corren mas rápidamente que el hombre, muchos son mas fuertes, y algunos pueden volar, pero ninguno puede entender silogismos deductivos o resolver ecuaciones algébricas. Los animales algunas veces parecen realizar tareas que requieren pensamiento o designio racional, tal como construir nidos elaborados. Mas después de una observación adicional, descubrimos que la creatividad y capacidades de ellos para adaptarse son limitadas, y que son capaces de realizar estas tareas solamente por instinto, y no a través del pensamiento deliberado y racional. Más importante aun ningún animal puede realizar reflexiones teológicas.
La mente racional del hombre es la semejanza de Dios y su punto de contacto con él. Las cualidades intelectuales del hombre son evidentes desde el principio de Génesis. Dios lo bendijo en Génesis 1:28-30, dándole dominio sobre la naturaleza por un pronunciamiento verbal. Adán cuidó de Eva, no por instinto, sino en obediencia a las instrucciones verbales de Dios. Él dio al hombre un mandamiento moral en Génesis 2:16, prohibiéndole comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, mas permitiendo que comiese de todos los otros. El hombre fue advertido de que violar tal mandamiento resultaría en su muerte. Solamente una mente racional podría entender conceptos tales como deber, pecado y muerte.
La Biblia explícitamente distingue al hombre de los animales sobre la base de sus poderes intelectuales:
Entonces el SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra y soplo en su nariz el aliento de vida, y el hombre se volvió un ser viviente… mas es el espíritu dentro del hombre que le da entendimiento; el soplo del todo poderoso (Génesis 2:7, Job 32:8)
[Dios] nos enseña mas que a los animales de la tierra y nos hace mas sabios que las aves de los cielos (Job 35:11)
Pues Dios no le dio sabiduría [a los avestruces] ni le impartió su porción de buen juicio. (Job 39:17)
No sean como el caballo o el burro, que no tiene entendimiento mas precisan ser controlados con frenos y correas, pues de otra manera no obedecen (Salmo 32:9)
“el nuevo [hombre]…está siendo renovado en conocimiento, a la imagen de su creador” (Colosenses 3:10).
Es imposible negar la conclusión de que la imagen divina es la mente racional del hombre, pero algunos intentan adicionar otros elementos a esta definición, tales como la moralidad del hombre y su dominio sobre la naturaleza. Aunque esto sea consistente con nuestra posición (Efesios 4:24), debemos sustentar que la racionalidad permanece como el elemento básico en la definición de la imagen de Dios en el hombre.
El hombre tiene una naturaleza moral que lo distingue de los animales y, así, le parece a algunos que deberíamos incluir esto como parte de la imagen de Dios, aunque la racionalidad pueda ser un elemento. Ahora bien, incluso los animales y objetos inanimados “obedecen” a los mandamientos de Dios, Ahora bien, incluso los animales y objetos inanimados “obedecen” a los mandamientos de Dios, pero en vez de hacerlo por una mente racional, ellos son compelidos por el poder de Dios. Más, visto que el hombre tiene una mente racional, él elige obedecer a Dios a través del intelecto, y peca al desafiar los mandamientos divinos. El hombre puede comprender los conceptos de bien y mal, y puede discutirlos a través del uso del lenguaje. Esto significa que el hombre es moral, precisamente porque es racional; la moralidad es una función de la racionalidad. Por lo tanto, aunque podamos reconocer que tener una naturaleza moral es parte de lo que significa ser un ser humano, no es necesario incluirla como parte de nuestra definición de la imagen de Dios.
El dominio del hombre sobre los animales también es una extensión o resultado de su superioridad intelectual (Génesis 1:28-30), y no debe ser confundida como parte de la imagen de Dios. Santiago escribe: “toda especie de animales, aves, reptiles y criaturas del mar se doman y han sido domadas por la especie humana” (Santiago 3:7). Aunque el hombre sea físicamente más débil que muchos animales, su entendimiento y conocimiento lo capacitan para inventar métodos, herramientas y armas para domarlos y explorarlos. El dominio del hombre sobre la naturaleza se torna posible por sus facultades intelectuales, y no por cualquier poder sobrenatural o místico dado por Dios.
El fuerte interés en los derechos de los animales y en el vegetarianismo justificara una breve digresión en este punto. La escritura enseña que los seres humanos son de mas valor que los animales y que pueden comerlos para alimentarse:
Todos los animales de la tierra sentirán temor y respeto ante ustedes: las aves, las bestias salvajes, los animales que se arrastran por el suelo, y los peces del mar. Todos estarán bajo su dominio. Todo lo que se mueve y tiene vida, al igual que las verduras, les servirá de alimento. Yo les doy todo esto.
(Génesis 9:2-3)
Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?
(Mateo 6:26)
Él les contestó: —Si alguno de ustedes tiene una oveja y en sábado se le cae en un hoyo, ¿no la agarra y la saca? ¡Cuánto más vale un hombre que una oveja! Por lo tanto, está permitido hacer el bien en sábado.
(Mateo 12:11-12)
Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están contados. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones.
(Lucas 12:7)
Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin embargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves!
(Lucas 12:24)
Porque en la ley de Moisés está escrito: «No le pongas bozal al buey mientras esté trillando.»[x] ¿Acaso se preocupa Dios por los bueyes,
(1 Corintios 9:9)
El Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos abandonarán la fe para seguir a inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas. Tales enseñanzas provienen de embusteros hipócritas, que tienen la conciencia encallecida.[m] Prohíben el matrimonio y no permiten comer ciertos alimentos que Dios ha creado para que los creyentes,[n] conocedores de la verdad, los coman con acción de gracias. Todo lo que Dios ha creado es bueno, y nada es despreciable si se recibe con acción de gracias, porque la palabra de Dios y la oración lo santifican.
(1 Timoteo 4:1-5)
La prioridad del cristiano siempre debe ser los seres humanos, no los animales. Dado lo que la Biblia dice sobre el valor superior de los seres humanos, deberíamos reservar nuestros recursos de tal forma que ayude a la causa de cristo entre ellos, o incluso a costa del confort y de las vidas de los animales. Mucho de lo que es hecho en nombre de los derechos de los animales roba los recursos que deberían ser destinados a la ayuda de la humanidad. Esto es una negación indirecta de que el hombre fue creado a la imagen divina, que él es especial entre las criaturas de Dios y, por tanto, es un rechazo indirecto de la escritura.
En cuanto al vegetarianismo, Dios concedió al hombre permiso para consumir “todo lo que vive y se mueve” (Génesis 9:3). La escritura declara que el hombre no esta restringido a comer a penas vegetales: “así como les di los vegetales, ahora les doy todas las cosas.” (V.3). por tanto, abstenerse de comer carne por razones espirituales, o como un reconocimiento de los “derechos de los animales” afronta la enseñanza bíblica.
Aunque los activistas de los derechos animales estén errados, esto no significa que el hombre puede abusar y torturar animales de la forma que le agrade. La escritura da instrucciones de cómo debemos tratarlos (7) por ejemplo, los animales deberían beneficiarse del descanso sabático, y se les debe permitir comer mientras trabajan (Deuteronomio 5:13-14, 25:4). Proverbios 12:10 Dice: “el justo cuida bien de sus rebaños”. Podemos concluir a partir de tales pasajes que es errado torturar animales por deporte o causarles sufrimiento injustificado. Pero permanece el hecho de que somos libres de matarlos para comida, visto que la escritura nos dice que esto es legitimo. Dada la tendencia contemporánea para favorecer a los animales, incluso a costa de la humanidad, debemos esforzarnos para dar prioridad a los seres humanos cuando pensamos sobre el tratamiento de animales.
Dios siempre coloca a la humanidad antes que a los animales. Tras citar el mandamiento bíblico que dice: “no amordaces al buey mientras este trillando el cereal”, Pablo adiciona, “¿acaso es por los bueyes que Dios esta preocupado?” (1 Corintios 9:9). Incluso tal mandamiento sobre el tratamiento de los animales tiene el beneficio de la humanidad y el justo trato del hombre en vista: “¿no es ciertamente por nuestra causa que él lo dice? Si, esto fue escrito en nuestro favor. Porque ‘el labrador cuando ara y el trillador cuando trilla, deben hacerlo en la esperanza de participar de la cosecha’” (V.10). Por tanto, debemos decir con Hechos 10:13, donde Dios llama a Pedro el apóstol, “levántate, Pedro; mata y come”.
Volviendo a nuestro tema, algunos admiten que la imagen de Dios es vista en el intelecto del hombre, todavía, argumentan que, visto que el cuerpo es necesario para expresar la mente racional de una persona, sea en palabras o en acciones, él debe ser por lo menos una parte de la imagen de Dios. Con todo, la referencia anterior a Deuteronomio 4:15-18 ya eliminó esta posibilidad; el cuerpo del hombre no puede ser ni siquiera una parte de la imagen de Dios. mas allá de esto, el argumento confunde la imagen de Dios con el equipamiento requerido para expresarla en el mundo físico. La mente puede ciertamente ocuparse en una comunicación racional con Dios sin el cuerpo; podemos precisar del cuerpo solo para interactuar con el mundo físico de hecho, antes de la consumación de nuestra salvación, “estar ausentes del cuerpo” es “habitar con el Señor” (2 Corintios 5:8). La Biblia ve al cuerpo físico como muy importante, y el Nuevo Testamento incluso dice que el cuerpo del creyente es el templo de Dios (2 Corintios 6:16); sin embargo, el cuerpo no es parte de la imagen de Dios.
Otra objeción contraria a igualar la imagen de Dios al intelecto del hombre es fundamentada en la visión de que el hombre es una TRICOTOMIA consistiendo de espíritu, alma y cuerpo. Proponentes de este punto de vista afirman que la Biblia retrata al hombre como una tricotomia, y visto que “Dios es espíritu” (Juan 4:24), la imagen de Dios debe, por tanto, ser el espíritu del hombre en oposición a su alma o cuerpo. Siendo esto así, la imagen de Dios no es el intelecto racional del hombre, mas es una parte no-intelectual del hombre llamada “espíritu”. El problema con esta visión es que la Biblia no endosa una tricotomia, mas en vez de esto, ella enseña que el hombre es una DICOTOMIA consistiendo de alma y cuerpo.
Aunque los tricotomistas frecuentemente citen Hebreos 4:12 en apoyo a su opinión, una lectura apropiada del versículo tornará la posición de ellos imposible. El versículo dice: “pues la palabra de Dios es viva y eficaz, y mas afilada que cualquier espada de dos filos; ella penetra hasta el punto de dividir alma y espíritu, coyuntura y medula, y juzga los pensamientos e intenciones del corazón”. Los tricotomistas declaran que, aunque sea difícil distinguir entre el alma y el espíritu, este versículo dice que ellas pueden ser divididas por la palabra divina. Por lo tanto, el alma y el espíritu son dos partes diferentes de una persona.
Con todo, el versículo no dice que la palabra de Dios puede dividir el “alma, el espíritu y el cuerpo”, sino que ella puede dividir “alma y espíritu, coyunturas y medulas”. Visto que “coyunturas y medulas” pertenecen al cuerpo, o a la parte material del hombre, la interpretación natural es que “alma y espíritu” también pertenecen a la misma parte de una persona, o sea, a la parte inmaterial del hombre.
Si X = alma, Y=espíritu y Z=cuerpo, entonces el entendimiento tricotomista de este versículo los hacer decir: “dividiendo X y Y, Z y Z”, lo que generaría una estupidez en el versículo que esta ausente en la interpretación dicotomista. Los dicotomistas comprenden que alma =espíritu, y, por tanto, X=Y. así leemos el versículo de la siguiente manera, “Dividiendo X y X, Z y Z”, lo que preserva la simetría intencionada por el autor bíblico.
Robert Reymond ofrece un argumento gramatical sobre este versículo:
Aquí el tricotomista insiste, visto que el alma “puede ser dividida” del espíritu, insiste que es evidente que ellas son dos entidades antológicas separadas y distintas. Pero esto es ignorar el hecho de que “alma” y “espíritu” son ambos genitivos gobernados por el participio “dividiendo”. El versículo está diciendo que la Palabra de Dios “divide” el alma, e incluso el espíritu. Pero él no dice que la Palabra de Dios haga división entre alma y espíritu…o que divida el alma del espíritu. (8)
Más allá de esto, este versículo, en realidad, no se refiere a algún poder de dividir en la palabra de Dios, sino a su habilidad de penetrar. Aquella es tan poderosa que alcanza, afecta y transforma incluso las regiones mas profundas de la mente de una persona- esto es, “ella juzga los pensamientos e intenciones del corazón” (V.12) (9). El próximo versículo confirma esta interpretación: “nada, en toda la creación esta oculto a los ojos de Dios. Todo esta descubierto y expuesto delante de los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas”. El punto es que nada acerca de nosotros esta escondido de él, ni siquiera nuestros pensamientos he intenciones.
Otro versículo que los tricotomistas usan para apoyar su posición es 1 Tesalonicenses 5:23, que dice: “que el mismo Dios de paz los santifique enteramente. Que todo el espíritu, alma y cuerpo de ustedes sena preservados irreprensibles en la venida de nuestro Señor Jesucristo”. Es verdad que las tres palabras traducidas como “espíritu, alma y cuerpo” son palabras griegas diferentes. Algunos toman este versículo como significando que Pablo esta refiriéndose a la preservación de Dios “todo” el ser humano, que el apóstol afirma consistir de tres partes: espíritu, alma y cuerpo.
Con todo, Marcos 13:30 torna tal interpretación imposible. El versículo dice: “ama al Señor, tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma, de toda tu mente y de todas tus fuerzas”. El menciona 4 ítems con los cuales debemos amar a Dios, a saber, el corazón, alma, entendimiento (N. del T: o mente) y fuerza. Si 1 Tesalonicenses 5:23 demanda el entendimiento de que el hombre consiste de tres partes, entonces Marcos 13:30 demanda el entendimiento de que el hombre consiste de cuatro partes. Así, el argumento tricotomista a partir de 1tesalonicenses 5:23 fracasa.
Muchos versículos bíblicos emplean la repetición para enfatizar algo. El hecho de que los versículos de arriba utilizan palabras diferentes para referirse al hombre no significa necesariamente que cada palabra designe una parte diferente del mismo; antes, la intención es referirse a la persona como un todo.
La predicación cristiana popular frecuentemente asume una distinción rígida entre el espíritu y el alma del hombre, identificando al “corazón” con el espíritu, y la mente con el alma. Con todo, el Exegetical Dictionary of the New Testament define “corazón” (Griego: Kardia) como “la persona interior, el centro del entendimiento, conocimiento y voluntad…”(10) Kittel tiene un articulo extenso sobre la palabra, y dice: “el corazón es el centro del entendimiento, la fuente del pensamiento y de la reflexión”. (11) Así como otros léxicos, el confirma que “el uso neotestamentario de las palabras concuerda con el del antiguo testamento…”. (12) La palabra “corazón” en la Biblia incluye una gama de significados, pero a menos que ella apunte al órgano físico esta hablando de la mente, con el contexto del pasaje dando énfasis a sus funciones particulares.
Gordon Clark estima que “el termino corazón denota emoción en aproximadamente 10 o máximo 15 % de las veces. El denota voluntad tal vez 30% de las veces; y significa muy claramente intelecto el 60 o 70 % [de las veces]”. (13) Visto que tanto emoción como voluntad son funciones del intelecto, o de la mente, a menos que ella se refiera al órgano físico, la palabra “corazón” significa mente en la Biblia.
Habiendo presentado diversas paginas de pasajes relevante, Clark concluye: “por tanto, cuando alguien en el banco de la iglesia oye al predicador estableciendo un contraste entre la cabeza y el corazón, percibirá que el predicador no conoce o no cree lo que la Biblia dice. Para que el evangelio pueda ser proclamado en su pureza y su poder, las iglesias deben eliminar el Freudismo de ellas y otras formas de psicología contemporánea, y retornar, a la Palabra de Dios…”.(14)
Es antibiblico hacer distinción entre “fe de la cabeza” y “fe del Corazón” o “conocimiento de la cabeza” y “conocimiento del Corazón”. En primer lugar, la mente del hombre no es “su cabeza” o su cerebro. La mente del hombre es incorpórea, hecha a la imagen de Dios; ella no es parte del cuerpo de ninguna manera. Así, hacer un contrate ente la “cabeza” y el “corazón” es cometer un error teológico en mas de un nivel.
El tricotomista distingue entre el espíritu y el alma, o el corazón y la mente, no la cabeza, visto que la cabeza pertenece al cuerpo. Por tanto, el contraste es entre fe en el espíritu y fe en la mente, o conocimiento en el espíritu y conocimiento en la mente.
Pero, visto que la tricotomia es falsa, tal contraste también es falso. Ya que las palabras espíritu, alma, corazón y mente se refieren todas ellas a la misma parte inmaterial del hombre, fe en el espíritu es fe en la mente, y conocimiento en el espíritu es conocimiento en la mente. Ellas son solamente palabras diferentes para la misma parte del hombre. Esto también significa que fe y conocimiento siempre son intelectuales.
En A Treatise Concernig Religious Affections, Jonathan Edwards escribe con respecto a la inclinación y voluntad del hombre, que “la mente, con respecto a los ejercicios de esta facultad, es frecuentemente llamada Corazón”.(15) También, Thayer escribe: “Kardia…el alma o la mente, con la fuente y centro de los pensamiento, pasiones, deseos, apetitos, afecciones, propósitos, esfuerzos… es usada como entendimiento, facultad y centro de la inteligencia” (16). El punto es que el corazón es intelectual.
Después de una extensa presentación de evidencia relevante, Robert Morey concluye en su Death and the Afterlife:
En la escritura, son dados varios nombres diferentes a la parte inmaterial del hombre. Ella es llamada “espíritu”, “alma”, “mente”, “corazón”, “partes interiores” etc., del hombre. Los nombres no deberían ser vistos como refiriéndose a entidades separadas, sino como descripciones de diferentes funcione o relaciones que la parte inmaterial del hombre tiene…de hecho, alma y espíritu son usados intercambiablemente en varios pasajes…(17).
Por lo tanto, un ser humano consiste de mente y cuerpo. Podemos considerar los terminos espíritu, alma, corazón y mente, como generalmente intercambiables:
No tengan miedo de los que matan el Cuerpo, mas no pueden matar alma. Antes tengan miedo de aquel que pude destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno. (Mateo 10:28)
Amados visto que tenemos estas promesas, purifiquémonos de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios (2 Corintios 7:1).
Porque no entra en su corazón, sino en su estomago, siendo después eliminado de su cuerpo. (Marcos 7:19)
Visto que muchos lectores tienden a pensar en el espíritu y en el corazón, e incluso en el alma, como mas o menos no –intelectual, yo frecuentemente prefiero la palabra mente, de forma que el lector pueda recordar que, no importa como él la llame, la parte inmaterial del hombre es intelectual en naturaleza. Palabras tales como espíritu, alma, corazón y mente se refieren a la misma parte inmaterial e intelectual del hombre.
Resumiendo, la Biblia enseña que el hombre consiste de dos partes-la material y la inmaterial. “por esto, no desfallecemos; mas, aunque nuestro hombre exterior se corrompa, el interior, con todo, se renueva de dia en dia” (2 Corintios 4:16). El hombre es un alma y un cuerpo. El alma entro en el hombre cuando Dios soplo vida en él, y es este soplo divino que le da poderes intelectuales. Nuestra conclusión es que la imagen de Dios es el intelecto del hombre; esto es, esté es hecho a la imagen y semejanzas divinas en el sentido de que posee una mente racional.
Génesis 1:27 dice que Dios creo a los seres humanos como macho y hembra: “creo Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creo; macho y hembra los creo”. Este versículo indica que ambos fueron hechos a la imagen de Dios, y ambos pertenecen a la categoría de hombre o humanidad. El dominio que Dios dio al hombre pertenecen tanto al macho como a la hembra, visto que el versículo 28 dice: “Dios los bendijo, y les dijo: sean fértiles y multiplíquense, llenen y subyuguen la tierra, dominen sobre los peses del mar, sobre las aves del cielo y sobre todos los animales que se mueven por la tierra” (V.28).
La implicación de estos dos versículos es que un género no es intrínsecamente superior al otro. Con todo, aunque el valor antológico de los hombres y de las mujeres sea el mismo, Dios impuso una estructura de autoridad sobre ellos para definir sus funciones dentro de la sociedad, especialmente en la relación del casamiento y en el gobierno de la iglesia. (18) En conexión con esto, examinaremos diversos pasajes relevantes.
Después de la caída de la humanidad, Dios dijo a la mujer: “tu deseo será para tu marido, y el te dominará” (Génesis 3:16). Una interpretación común de esta declaración se entiende como diciendo que la mujer experimentara gran deseo sexual por su marido, o por lo menos un deseo por su compañía. Reflejando este punto de vista la Living Bible parafrasea el versículo así: “tu desearas las afecciones de tu marido, y el te dominara”. Pero esta interpretación no consigue relacionar la primera oración de la frase con la segunda. Mas allá de esto, una declaración similar aparece en Génesis 4:7, pero esta ves ella es traducida así: “él desea conquistarte, pero debes dominarlo”. Por tanto, un entendimiento correcto de este versículo seria leído así: “tu deseo será dominar a tu marido, pero él te gobernara”.
Algunos afirman que el hombre y la mujer tenían una autoridad idéntica en la relación del casamiento antes de la caída, y que solamente después de que la humanidad transgrediera la ley de Dios es que fue dado al hombre el gobierno sobre la mujer como parte de la maldición de la humanidad. De acuerdo con esta opinión la subordinación de la mujer es apenas un resultado del pecado, y ella ha sido negada después de la muerte y resurrección de Cristo.
Entre tanto, no todos los efectos de la caída fueron eliminados después de la resurrección de Cristo. Hay algunas cosas que deben esperar la consumación de nuestra salvación en la segunda venida. Por ejemplo, la enfermedad y la muerte se originaron por causa del pecado, mas ellas aun están en efecto hoy. Mas, si la obra de Cristo removió todos los resultados del pecado para este estadio de la historia de la humanidad, ellos deberían estar ahora completamente ausentes de su experiencia, por lo menos para el cristiano. Por lo tanto, aunque la subordinación de la mujer fuese resultado del pecado, no se sigue que ella haya sido quitada después de la resurrección de Cristo, a menos que la Biblia enseña explícitamente esto.
Más, antes de todo, la autoridad del hombres sobre la mujer no se originó por causa de la Caída. Aun antes de que Dios creara a la mujer, dijo que ella seria la “ayudadora” del hombre (Génesis 2:18). Pablo enseña que la autoridad del hombre sobre la mujer no se originó por causa del pecado, sino que ella es una ordenanza de la creación. Esto es, por la naturaleza y orden de la creación del hombre y la mujer, él tiene autoridad sobre esta.
Pues el hombre no se origino de la mujer, mas la mujer del hombre; mas allá de esto, el hombre no fue creado por causa de la mujer, mas la mujer por causa del hombre (1 Corintios 11:8-9).
La mujer debe aprender en silencio, con toda sujeción. No permito que la mujer enseñe, ni que tenga autoridad sobre el hombre. Permanezca, por tanto en silencio. Porque primero fue formado Adán, y después Eva (1 Timoteo 2:11-13).
Es apenas de naturaleza que cualquier ordenanza de Dios instituida por causa de la propia naturaleza de la creación aun esta en efecto, en cuanto fuéremos seres humanos (19).
Mas allá de esto, tanto Pablo como Pedro escribieron a los creyentes diciendo que las esposas cristianas deberían obedecer a sus maridos. Así, la obra de Cristo y la enseñanza apostólica, no hicieron nada para abolir la estructura de autoridad instituida por Dios en la creación, mas antes la reforzaron con una ley moral absoluta.
Así, podrán orientar a las mujeres mas jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes y puras, a estar ocupadas en casa, y a ser bondadosas y sujetas a sus maridos, a fin de que la palabra de Dios no sea difamada (Tito 2:4-5).
Del mismo modo, mujeres, sujétese cada una a su marido, a fin de que, si él no obedece a la palabra, se a ganado sin palabras, por el procedimiento de su mujer, observando la conducta honesta y respetuosa de ustedes (1 Pedro 3:1-2).
El argumento que dice que la obra redentora de Cristo removió “la maldición” de la subordinación de la mujer al hombre dentro de la relación del casamiento es una posición anti-bíblica. La Biblia enseña que el marido tiene autoridad sobre la esposa en la creación del hombre, después de la caída del hombre, y después de la obra de Cristo.
En vez de enseñar que la subordinación de la mujeres resultó del pecado, Génesis 3:16 indica que el pecado produjo la usurpación de ellas a la autoridad de los hombres. La sumisión de las mujeres cristianas al liderazgo masculino en casa y en la iglesia es señal de justicia y regeneración; con todo, el rechazo del liderazgo masculino en casa y en la iglesia es una manifestación de pecado y de impiedad. En vez de abolir el liderazgo masculino en casa y en la iglesia, la obra de Cristo restauró y reforzó el designio divino original.
Un aspecto importante del movimiento y de la teología feminista es alterar o abolir la estructura bíblica de la relación matrimonial y del gobierno de la iglesia. En sus esfuerzos por promover una “igualdad” anti-bíblica, las feministas han facilitado la erosión de la unidad más básica de la sociedad, la familia. Dios designó que el hombre debería ser la cabeza de la casa desde el principio, mas el pecado produjo en la mujer un deseo de usurpar la autoridad del marido, y hacer, “libertada” de su gobierno. Pero la alegría y las esperaza de la humanidad dependen de conocer y obedecer los mandamientos bíblicos, y no luchar contra ellos (20).
El liderazgo del hombre en la familia ha sido un tema controversial, tanto dentro como fuera de los círculos teológicos. La razón para tanto debate no es que la escritura no sea clara sobre el asunto, sino porque el estado psicológico e ideológico de los días de hoy y la tendencia pecaminosa de los seres humanos se ofenden con la autoridad legitima. Como Keil y Delitzsch dicen en relación a Génesis 3:16, el deseo dentro de la mujer de desafiar la autoridad del hombre es tal que está “rayando la enfermedad”(21).
Nuestro Segundo pasaje viene de 1 Pedro 3:1-6. Los versículo 1-4 dicen:
Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos, de modo que si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el comportamiento de ustedes que por sus palabras, al observar su conducta íntegra y respetuosa. Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios.
El pasaje muestra que no solamente las esposas deben sujetarse a sus maridos cristianos, sino que deben ser sumisas incluso si sus maridos fuesen incrédulos. Visto que en otros lugares encontramos que una mujer cristiana puede casarse solamente con un hombre cristiano (1 Corintios 7:39), Pedro esta dirigiéndose aquí a aquellas mujeres que se volvieron cristianas después de haberse casado con hombres no cristianos.
La parte con respecto a la sumisión entra en discusión cuando el apóstol dice que los hombres pueden ser “ganados sin palabras”. Esto no significa que una persona puede traer a otras a la fe sin comunicar verbalmente el mensaje del evangelio. Es popular suponer hoy en día que los “hechos hablan más alto que las palabras”, pero esto es contrario a la enseñanza bíblica.
De estos maridos a quienes Pedro exhorta a las esposas a ser sumisas, es dicho que ya han rechazado el evangelio comunicado verbalmente, sea por sus esposas o por cualquier otra persona. Así, el contenido intelectual de la fe cristiana ya había sido transmitido a estos hombres, pero ellos habían rehusado darle asentimiento. Pedro, entonces, esta diciendo a las esposas que Dios puede usar incluso la “pureza y reverencia” de ellas como medios por los cuales sus maridos serán impresionados, de forma que ellos puedan asentir a lo que ya habían oído. Por tanto, este pasaje presupone la predicación del evangelio, en vez de negar su necesidad. Pedro continúa en los versículos 5-6:
Pues era así como acostumbraban adornarse las santas mujeres del pasado, que colocaban su esperanza en Dios. Ellas se sujetaban cada una a su marido, como Sara, que obedecía a Abraham y lo llamaba señor. De ellas ustedes serán hijas si practican el bien y no dan lugar al miedo.
¿Cómo las mujeres se vuelven a si mismas bonitas? “cuando Abraham llegó a Egipto, vieron los egipcios que Sarai era una mujer muy bonita” (Génesis 12:14) en términos de apariencia. Pedro cita el caso de ella como un ejemplo de alcanzar la belleza interior a través de la sumisión y de la obediencia. Ser físicamente atractiva no es suficiente-Sara se volvió bella porque ella “obedecía a Abraham y lo llamaba señor”.
Así como los cristianos se vuelven hijos de Abraham imitando su fe (Galatas 3:7), las mujeres se vuelven hijas de Sara imitando la obediencia de ella a su marido. Pedro no niega la existencia de maridos que abusan, pero dice: “de ella ustedes serán hijas, si practican el bien y no dan lugar al miedo” (V.6). el comportamiento impío de algunos maridos no sirve de excusa para que las esposas no sigan los preceptos divinos. La instrucción bíblica es “practicar el bien y no dar lugar al miedo” en el contexto de ser sumisa y obediente al marido, de forma que “si alguno de ellos no cree en la palabra, se ganado sin palabras por el comportamiento de sus mujeres, cuando ellos vena la pureza y la reverencia de sus vidas” (V.1-2).
Nuestro proximo pasaje es Efesios 5:22-24. El dice:
Mujeres, sujétese cada una a su marido, como al Señor, pues el marido es cabeza de la mujer, como también Cristo es cabeza de la iglesia, que es su cuerpo, del cual él es el Salvador. Así como la iglesia esta sujeta a Cristo, también las mujeres estén en todo sujetas a sus maridos.
El significado de este pasaje es muy claro, mas muchos comentaristas intentan subvertirlo. Por ejemplo, el estudioso del Nuevo Testamento Walter L. Liefeld escribe lo siguiente:
Sujetar significa abrir la mano de sus propios derechos. Si la relación exige esto, como en el militarismo, el término puede connotar obediencia, pero este significado no es requerido aquí. De hecho, la palabra “obedecer” no aparece en la escritura con respecto a las esposas, aunque aparezca con respecto a los hijos (6:1) y esclavos (6:5). (22).
El admite que la palabra traducida como “sujeción” puede significar obediencia si la relación descripta lo exige, mas él dice que la relación matrimonial no exige este significado.
Ahora, Pablo escribe: “mujeres, sujétese cada una a su marido, como al Señor”, y “así como la iglesia esta sujeta a Cristo, también las mujeres estén en todo sujetas a sus maridos” (V.24). las esposas deben sujetarse a sus maridos como la iglesia debe sujetarse a Cristo, y Liefeld reivindica que la sujeción de las esposas no incluye obediencia. Más, si esto es verdad, entonces ni la sujeción de la iglesia incluye obediencia. Por lo tanto, de acuerdo con Liefeld, las esposas y la iglesia no precisan ser obedientes a sus maridos o a Cristo, mas una persona debe ser obediente a sus superiores en el militarismo.
En vez de suponer que la sujeción no incluye obediencia, deberíamos permitir que la enseñanza bíblica con respecto a la autoridad absoluta de cristo sobre los creyentes y la iglesia dictase el significado de la sumisión. Y visto que los creyentes y la iglesia deben obedecer a Cristo en su sumisión a él, las esposas también deben obedecer a sus maridos “en todo”.
Definir “sujeción” como “soltar sus propios derechos” es, ante todo, problemático. Visto que el pasaje también aplica “sujeción” en nuestra relación con Cristo, esta definición implica que tenemos derecho para desafiar al Señor, pero que debemos soltar tal derecho. Con todo, visto que otros pasajes bíblicos niegan que tengamos un derecho de desafiar a Dios, la definición es falsa (23).
Estas tonterias reflejan solo una erudición horrible, y producen implicaciones blasfemas. Con todo, los errores, de Liefeld no paran aquí, visto que su alegación de que “la palabra obedecer no aparece en la escritura con respecto a las esposas” es tanto engañosa como falsa.
La afirmación es engañosa, visto que, aunque la palabra traducida como “sujétese” (hypotasso) en 5:22 sea una forma diferente de la que es traducida como “obedezcan” (hypakouo) en 6:1 y 6:5, ambas palabras portan el mismo sentido de obediencia. Por ejemplo, Lucas 2:51 usa la palabra hypotasso, pero esta vez ella es traducida como “obediente”: “entonces (Jesús) fue con ellos para Nazaret, y les era obediente (hypotasso)”.
Efesios 6:1 usa hypakouo cuando dice: “hijos, obedezcan a sus padres en el Señor, porque esto es justo”. En Efesios 6:2, Pablo presupone que el mandamiento, “honra a tu padre y a tu madre”, significa que los hijos deben obedecer a sus padres. Visto que la palabra en Lucas 2:51 es hypotasso, Liefeld esta insinuando que Jesús meramente se sujeto a sus padres,(24) ¿pero que, él no les obedeció? Si Jesús obedeció al mandamiento, “honra a tu padre y a tu madre”, y este mandamiento equivale a obediencia a los padres, se sigue que Jesús obedeció a sus padres, y que es correcto traducir hypotasso como obediente en Lucas 2:51.
Con todo, la declaración de Liefeld no es solo engañosa-ella simplemente es falsa. Visto que él afirma que hypotasso es correctamente traducida como “sujeción” en 5:22, y que hypakouo es correctamente traducida como “obedecer” en 6:1 y 6:5, su alegación de que “la palabra obedecer no aparece en la Escritura con respecto a las esposas” significaría que hypakouo nunca es usada en la escritura refiriéndose a las esposas. Más 1 Pedro 3:5-6 aplica la palabra hypakouo a Sara:
Pues era así que también acostumbraban a adornarse las santas mujeres del pasado, que colocaban su esperanza en Dios. Ellas se sujetaban [hypotasso] cada una a su marido, como Sara, que obedecía [hypakouo] a Abraham y lo llamaba señor. De ella serán hijas, si practican el bien y no dan lugar al miedo. (25)
Visto que Sara era la esposa de Abraham, y ella obedeció [hypakouo] a su marido, y visto que a las esposas se les ordena en este pasaje que imiten la obediencia de ella, se sigue necesariamente que hypakouo esta siendo igualmente aplicada a todas las esposas. Este pasaje aplica hypakouo a Sara como una esposa, y por extensión a todas las esposas. Entonces, ¿cómo Liefeld puede afirmar que “la palabra obedecer no aparece en la escritura con respecto a las esposas”?. En todo caso, sea que hypakouo o hypotasso sea usada, la Biblia enseña que las mujeres deben obedecer a sus maridos.
Las esposas pueden protestar diciendo que esto es difícil de cumplir, mas se puede argumentar que el deber del marido es incluso mas desafiante: “maridos, ame cada uno a su mujer, así como Cristo amo a la iglesia y se entrego por ella” (Efesios 5:25). La orden no es para que los maridos meramente muestren afecto por sus esposas, sino para amarlas hasta la muerte, y cuidar de ellas mas que a su propia vida y bienestar. En la medida en que alguien no posea tal amor por su esposa, estará siendo inferior a un hombre en la acepción bíblica. Nuestra estima de un hombre nunca debería ser diferente a su amor por Dios, por la Biblia y por su esposa.
Puede ser verdad que sea difícil obedecer a muchos hombres, pero también es verdad que muchas mujeres son difíciles de amar. Con todo así como Dios capacita a los hombres cristianos a amar a sus esposas como Cristo ama a su iglesia, él capacita a las mujeres cristianas a obedecer a sus maridos como la iglesia debe obedecer a Cristo. En todo caso, toda persona es responsable para con Dios, a despecho de lo que el otro [cónyuge] hace, como el Apóstol Pedro afirma (1 Pedro 3:1-7). El hecho de que un marido no sea amoroso no sirve de excusa para la desobediencia de la esposa, y un marido debe amar a su esposa a despecho de sus defectos.
Una objeción popular a la estructura bíblica de autoridad para la familia viene de un empleo incorrecto de Gálatas 3:28, y argumenta que el versículo habla contra todo genero de “desigualdad” o distinciones: “no hay judío ni griego, esclavo ni libre, varón ni mujer, pues todos vosotros son uno en cristo Jesús”. Visto que no hay “hombre ni mujer” en Cristo, algunos construyen el argumento de que no debería haber ninguna distinción de papel o diferencia en autoridad dentro de la relación matrimonial.
Sin embargo, esto no puede ser extraído del versículo, visto que en otro lugar Pablo prescribe distinciones de función y reconoce diferencias de autoridad entre maridos y esposas, señores y esclavos, diciendo: “mujeres, sujétese cada una a su marido como al Señor” y “esclavos obedezcan a sus señores terrenales con respeto y temor, con sinceridad de corazón, como a Cristo” (Efesios 5:22, 6:5). Por tanto, Gálatas 3:28 no abole todo tipo de distinciones de genero, y no contradice o anula aquellos pasajes bíblicos que enseñan el liderazgo masculino de la familia.
Cuando leemos el versículo en su contexto, se torna obvio que se refiere solo a la igualdad de todo individuo elegido en su pronto acceso a la justificación por la fe:
Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús, porque todos los que han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo. Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús. Y si ustedes pertenecen a Cristo, son la descendencia de Abraham y herederos según la promesa.
(Gálatas 3:26-29)
El versículo no enseña la igualdad social o de género de ninguna manera, sino una igualdad espiritual entre los elegidos. Todos aquellos a quienes Dios escogió para recibir la salvación tienen igual acceso a la justificación a través de Cristo por la fe, sean hombre y mujeres, judíos o no judíos, señores o esclavos. Genero, raza y posición social son irrelevantes para el acceso de alguien a la salvación mediante cristo por la fe, aunque solamente los elegidos la obtendrán (romanos 11:7). El versículo no trae ninguna referencia a la igualdad de género en cualquier otra situación, y no tiene ninguna relevancia para las distinciones de función entre hombres y mujeres (26).
Examinamos varios pasajes bíblicos que afirman el liderazgo masculino en la relación familiar, pero hay muchos más que afirman o suponen la estructura de autoridad divinamente instituida como fue expuesta arriba. Elizabeth Handford escribe: “si usted es intelectualmente honesto, debe admitir que es imposible encontrar una simple abertura, una simple excepción, un “si” o “a menos que”. La escritura dice, sin cualificacion…que una mujer debe obedecer a su marido” (27). Pablo dice que una esposa debe obedecer a su marido, “a fin de que la palabra de Dios no sea difamada” (Tito 2:5); una esposa desobediente trae vergüenza al reino de Dios.
Notas:
(6) Habiendo confirmado la cosmovisión cristiana como verdadera, las similitudes entre el cuerpo humano y el de los animales implica design común, no descendencia común
(7) los humanos y animales no tienen derechos intrínsecos; solamente Dios los tiene. Aquellos tienen “derechos” solamente en el sentido de que la escritura ordena que deban ser tratados de la manera que ella prescribe. Tales derechos existen solamente en relación a otras criaturas, visto que Dios es libre para tratarlas de la forma en que desee. Vea mis escritos sobre derechos humanos, derechos de animales y vegetarianismo.
(8) Robert Reymond, A new Systematic Theology of the Christian Faith, P.421-422.
(9) las “actitudes” son tan mentales o intelectuales cuanto los “pensamientos”. Así, la simetría del versículo se extiende hasta esta ultima parte, de forma que, si Q representa el intelecto, el versículo seria leído así, “… dividiendo X y Z, Z y Z; y juzga Q y Q del corazón”. X y Q entonces estarían refiriéndose a la misma parte del hombre.
(10) Exegetical Dictionary of the New Testamen, vol 2; Grand Rapids, Michigan: Willam B. Eerdmans Publishing Company, 1981; P.250.
(11) Gerhard Kittel, ed., Theological Dictionary of the New Testamen, vol. 3; Grand Rapids, Michigan: Willam B. Eerdmans Publishing Company, 1999 (Original: 1965); P.612.
(12) Ibid; P.611.
(13) Gordon H. Clark, The Biblical Doctrine of man; Jefferson, Maryland: The Trinity Foundation, 1984; P.82.
(14) Ibid; P. 87-88.
(15) The Works of Jonathan Edwards; Peabody, Massachusetts: Hendricson Publishers, inc.,2000 (original 1834); P.237.
(16) Josefh H. Thayer, Thayer`s Greek-English Lexicon of the New Testament; Peabody, Massachusetts: Hendricson Publishers, inc.,2002 (original :1896); P.325-326.
(17) Robert A. Morey, Death and the Afterlif; Minneapolis, Minnesota: Bethany House Publishers, 1984; P.65.
(18) George W. Knight III, The Role Relationships of Men and Women; Phillipsburg, New Jersey: Presbyterian and Reformed Publishing Company, 1985. nos enfocaremos en la estructura de autoridad dentro de la relación del casamiento en los párrafos siguientes.
(19) “aunque el hombre y la mujer sean iguales en términos de ser o naturaleza… las escrituras también enseñan que ellos no son iguales en términos de función u oficio. El liderazgo del hombre no surgió por causa de la caída o como un resultado de la cultura hebrea. El hombre era la cabeza de la mujer en la creación como una institución directa del propio Dios…” Robert Morey, introduction to Defending the Faith; Nevada: Christian Scholars Press, 2002; P.34.
(20) “Visto que el matrimonio y la familia pertenecen a Dios, debemos seguir la estructura del casamiento que él instituyo en el Jardín. Adán era la cabeza de la familia y Eva era sumisa a su liderazgo. Esta estructura es la que [debe] existir en todo casamiento. Así, el movimiento de liberación de las mujeres es una violación abierta de la creación de la ordenanza del casamiento por Dios, cuando él niega el liderazgo del hombre sobre la mujer); Bid.
(21) C. F. Keil and F. Delitzsch. Commentary on the Old Testament, Vol. 1; Peabody, Massachusetts: Hendrickson Publishers, Inc., 2001; P.64.
(22) The NIV Study Bible, 10th Anniversary Edition; Grand Rapids, Michigan: The Zondervan corporation, 1995; notas sobre Efesios 5:22.
(23) Thayer`s Greek –English Lexicon: “poner bajo, subordinar; sujetar, colocar en sujeción; sujetarse, obedecer; someterse al control de alguien; ceder a la amonestación o consejo de alguien”; P.645
(24) esto es, como sujeción es definida por Liefeld-como algo menor que obediencia.
(25) sujeción y obediencia son intercambiables en este versículo: “ellas se sujetaban cada una a su marido, como Sara, que obedecía a Abraham…”.
(26) Richard W. Hove Equality in Christ? Galatians 3:28 and the Gender Dispute; Crossway books, 1999.
(27) Elizabeth Rice Handford, Me? Obey Him?; Mufreesboro, Tennessee: Sword of the Lord Publishers, 1994; P.31.
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