Teología Sistemática: SALVACIÓN
- Los pensadores
- 27 jul 2020
- 47 Min. de lectura
Por: Vincent Cheung
ELEGIDOS
La doctrina bíblica de la ELECCIÓN enseña que Dios escogió un número definido de individuos para obtener salvación mediante la fe en Cristo. Las identidades exactas de estas personas fueron determinadas y son inalterables. Dios eligió a tales individuos sin cualquier consideración de las decisiones, acciones y otras condiciones en ellos, mas la base de su elección fue solamente su querer. Él las escogió para la salvación tan solamente porque quiso escogerlas, y no porque él previó cualquier cosa que ellos fuesen a decidir o hacer.
Aunque yo vaya a discutir mas completamente la doctrina de la elección y a responder varias objeciones en la presente sección, ya he estado explicando y defendiendo la doctrina a través de este libro, y todos los argumentos en apoyo a la absoluta soberanía y elección divinas que habían aparecido en los capítulos anteriores, que también se aplican a esta sección. Recordando esto, la necesidad de repetición será reducida.
Nuestro primer pasaje bíblico viene de Romanos 9. Aunque el Israel nacional fuese supuestamente la nación escogida por Dios, la mayor parte del pueblo había rechazado a Cristo, y así fueron quitados de la salvación. ¿Esto significa que la promesa divina había fallado? Pablo resuelve esta cuestión en su carta a los Romanos:
Ahora bien, no digamos que la Palabra de Dios ha fracasado. Lo que sucede es que no todos los que descienden de Israel son Israel. Tampoco por ser descendientes de Abraham son todos hijos suyos. Al contrario: «Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac.»[ñ] En otras palabras, los hijos de Dios no son los descendientes naturales; más bien, se considera descendencia de Abraham a los hijos de la promesa. Y la promesa es ésta: «Dentro de un año vendré, y para entonces Sara tendrá un hijo.»[o]
(Romanos 9:6-9)
Aunque “Israel” fuese la nación escogida por Dios, no todos los israelitas de nacimiento natural eran israelitas genuinos. Dios nunca hizo la promesa de salvación al Israel nacional, mas solamente a los verdaderos descendientes de Abraham, que constituyen el Israel espiritual. Cuando sus adversarios alegaban ser descendientes de Abraham, Jesús respondía: “si ustedes fuesen hijos de Abraham, harían las obras que él hizo. Pero ustedes están procurando matarme, siendo que yo les hable la verdad que oí de Dios; Abraham no actuó así” (Juan 8:38-40). Aunque tales personas fuesen descendientes naturales de Abraham, Jesús dice que ellos no eran de hecho hijos de él, sino que tenían por padre al Diablo (V.44).
Por otro lado, Pablo escribe: “si ustedes son de Cristo, son descendencia de Abraham y herederos según la promesa” (Gálatas 3:29). Aquellos que tienen la fe de Abraham son sus hijos genuinos (Romanos 4:16). La promesa divina fue hecha a los descendientes espirituales de Abraham, no a los naturales. Naturalmente, estos últimos que creen en Cristo son también sus descendientes espirituales y, así, también herederos de la promesa, pero herederos solamente debido a su herencia espiritual y no a la natural.
Pablo entonces cita el ejemplo de Jacob y Esaú:
No sólo eso. También sucedió que los hijos de Rebeca tuvieron un mismo padre, que fue nuestro antepasado Isaac. Sin embargo, antes de que los mellizos nacieran, o hicieran algo bueno o malo, y para confirmar el propósito de la elección divina, no en base a las obras sino al llamado de Dios, se le dijo a ella: «El mayor servirá al menor.»[p] Y así está escrito: «Amé a Jacob, pero aborrecí a Esaú.»[q]
(Romanos 9:10-13)
Aunque tanto Jacob como Esaú fuesen descendientes naturales de Isaac, Dios los trató diferentemente, al favorecer al más joven en detrimento del más viejo. Tal decisión no fue basada en “cualquier cosa buena o mala” que hubiesen hecho, mas fue para que “el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese.” La elección fue incondicional, significando que no fue “por obras, sino por aquel que llama.” Jacob fue favorecido debido a la soberana voluntad de Dios, no por algo que hubiese hecho o fuese a hacer; la elección divina fue completamente independiente de cualquier condición en él. Como dice que versículo 15: “tendré misericordia de quien yo quiera tener misericordia y tendré compasión de quien yo quiera tener compasión.” El verso 16 expresa la condición necesaria: “por tanto, esto no depende del deseo o del esfuerzo humano, sino de la misericordia de Dios”.
Pablo dice que Dios nos salvo “por causa de su propia determinación y gracia,” no debido a cualquier condición que él vio en nosotros, y él nos dio esa gracia salvífica “desde los tiempos eternos” (2 Timoteo 1:9). Él “nos predestino”, escribe Pablo, “conforme al buen propósito de su voluntad” (Efesios 1:5), no debido a lo que él supiese que iríamos a decidir o hacer. Somos “llamados de acuerdo con su propósito” (Romanos 8:28). A los Tesalonicenses, Pablo escribe: “él los escogió [a ustedes]” (1 Tesalonicenses 1:4), y no: “lo escogieron ustedes a él”. Él repite esto en su próxima carta a ellos y dice: “Dios los escogió [a ustedes] para ser salvos” (2 Tesalonicenses 2:13), y no: “ustedes se escogieron a si mismos para ser salvos.” La elección no depende de las decisiones o acciones del hombre, sino de la misericordia divina que es dispensada por su voluntad soberana solamente.
Jesús dice en Juan 6:37-44:
Todo aquel que el Padre me da vendrá a mí, y a quien venga a mi yo jamás lo rechazare.
Nadie puede venir a mí, si el Padre, que me envió, no lo atrae; y yo lo resucitare en el último día.
El versículo 37 dice que los que son dados a Jesús por el Padre vendrán a este, y el 44 excluye a todos los demás de venir a Jesús. O sea, serán salvos todos aquellos que el Padre le da (V.37), y ninguno que no sea dado a Jesús por el Padre será salvo (v.44). Visto que otros pasajes bíblicos indican que no todos serán salvos, se sigue necesariamente que el Padre no da a Jesús todas las personas para ser salvas.
La palabra traducida por “atraer” en el versículo 44 también quiere decir “arrastra”, “forzar” e incluso “tirar”, de modo que puede ser leído: “ninguno puede venir a mi a no ser que el Padre que me envió lo arrastre, lo jale, y lo fuerce.” Por ejemplo, la palabra es traducida por “arrastraron” y “arrastran” en la NVI en los siguientes versículos:
Cuando los amos de la joven se dieron cuenta de que se les había esfumado la esperanza de ganar dinero, echaron mano a Pablo y a Silas y los arrastraron a la plaza, ante las autoridades.
(Hechos 16:19)
Toda la ciudad se alborotó. La gente se precipitó en masa, agarró a Pablo y lo sacó del templo a rastras, e inmediatamente se cerraron las puertas.
(Hechos 21:30)
Pero ustedes han despreciado al pobre. ¿No son los ricos los que los oprimen? ¿No son ellos los que los arrastran a los tribunales? (Santiago 2:6).
Teniendo en mente la depravación total del hombre (Romanos 3:10-12, 23), que está espiritualmente muerto y no puede responder o incluso solicitar cualquier asistencia, Jesús está diciendo que nadie puede tener fe en él a menos que sea escogido y compelido por el Padre. Visto que la fe en Cristo es el único camino para la salvación (Hechos 4:12), y visto que es el Padre a penas y no los mismos individuos humanos quien escoge a los que vendrán a Cristo, se sigue que el Padre es quien elige a quienes recibirán salvación, y no los mismos individuos humanos. (1)
Jesús repite esta enseñanza en Juan 6:63 -66:
El Espíritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida. Sin embargo, hay algunos de ustedes que no creen. Es que Jesús conocía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que iba a traicionarlo. Así que añadió: —Por esto les dije que nadie puede venir a mí, a menos que se lo haya concedido el Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos le volvieron la espalda y ya no andaban con él. Así que Jesús les preguntó a los doce:
(Juan 6:63-66)
Nadie puede venir a Jesús a no ser que le sea dado por el Padre; o sea, nadie tiene la facultad de aceptar a Jesús si el Padre no se la otorga. Este mismo pasaje muestra que el segundo no da tal capacidad a todos, visto que muchos de ellos no creen y que “muchos de sus discípulos se volvieron atrás y dejaron de seguirle”..
Jesús dijo a sus Discípulos: “ustedes no me escogieron, mas yo los escogí” (Juan 15:16,19). Dice que “nadie conoce al Padre a no ser el Hijo y aquellos a quienes el Hijo lo quisiere revelar” (Mateo 11:27). Y, Mateo 22:14, que “muchos son llamados, pero pocos son escogidos”, no que “muchos son invitados, pero pocos aceptan la invitación.” Esto es, muchos pueden oír la predicación del evangelio, pero solo aquellos “designados para la vida eterna” (Hechos 13:48) pueden y van a creer. Los elegidos son aquellos “por él [Dios] escogidos” (Marcos 13:20). Los creyentes fueron “escogido[s] por la gracia” (Romanos 11:5), y son ellos “los que por la gracia habían creído” (Hechos 18:27). Así, no se puede elegir a si mismo para la salvación aceptando a Cristo, mas se recibe salvación aceptándole porque Dios escoge primero. La fe no es la causa de la elección, la elección es la causa de la fe. Creemos en Cristo porque Dios primero nos eligió para ser salvos y entonces nos llevo a creer en aquel. Somos salvos porque Dios escogió, no porque lo escogimos.
A continuación, una lista de varios pasajes bíblicos relevantes para la doctrina de la elección, incluyendo citas mas completas de aquellos pasajes que están citados parcialmente arriba. Algunos de estos pasajes también son relevantes para los otros tópicos que discutiremos posteriormente en este capitulo:
¡Dichoso aquel a quien tú escoges, al que atraes a ti para que viva en tus atrios! Saciémonos de los bienes de tu casa, de los dones de tu santo templo.
(Salmos 65:4)
»Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.
(Mateo 11:27)
Porque muchos son los invitados, pero pocos los escogidos.»
(Mateo 22:14)
Si el Señor no hubiera acortado esos días, nadie sobreviviría. Pero por causa de los que él ha elegido, los ha acortado.
(Marcos 13:20)
No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.
(Juan 15:16)
Si fueran del mundo, el mundo los querría como a los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los aborrece.
(Juan 15:19)
Al oír esto, los gentiles se alegraron y celebraron la palabra del Señor; y creyeron todos los que estaban destinados a la vida eterna.
(Hechos 13:48)
Como Apolos quería pasar a Acaya, los hermanos lo animaron y les escribieron a los discípulos de allá para que lo recibieran. Cuando llegó, ayudó mucho a quienes por la gracia habían creído,
(Hechos 18:27)
Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman,[k] los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.
(Romanos 8:28)
Luego Isaías se atreve a decir: «Dejé que me hallaran los que no me buscaban; me di a conocer a los que no preguntaban por mí.»[k]
(Romanos 10:20)
¿Y qué le contestó la voz divina? «He apartado para mí siete mil hombres, los que no se han arrodillado ante Baal.»[n] Así también hay en la actualidad un remanente escogido por gracia. Y si es por gracia, ya no es por obras; porque en tal caso la gracia ya no sería gracia.[ñ] ¿Qué concluiremos? Pues que Israel no consiguió lo que tanto deseaba, pero sí lo consiguieron los elegidos. Los demás fueron endurecidos, como está escrito: «Dios les dio un espíritu insensible, ojos con los que no pueden ver y oídos con los que no pueden oír, hasta el día de hoy.»[o]
(Romanos 11:4-8)
Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él. En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad, para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado.
(Efesios 1:4-6)
En Cristo también fuimos hechos herederos,[c] pues fuimos predestinados según el plan de aquel que hace todas las cosas conforme al designio de su voluntad, a fin de que nosotros, que ya hemos puesto nuestra esperanza en Cristo, seamos para alabanza de su gloria.
(Efesios 1:11-12)
Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.
(Efesios 2:10)
Porque a ustedes se les ha concedido no sólo creer en Cristo, sino también sufrir por él, pues sostienen la misma lucha que antes me vieron sostener, y que ahora saben que sigo sosteniendo.
(Filipenses 1:29-30) (3)
Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre —no sólo en mi presencia sino mucho más ahora en mi ausencia—lleven a cabo su salvación con temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.
(Filipenses 2:12-13)(4)
Hermanos amados de Dios, sabemos que él los ha escogido, porque nuestro evangelio les llegó no sólo con palabras sino también con poder, es decir, con el Espíritu Santo y con profunda convicción. Como bien saben, estuvimos entre ustedes buscando su bien.
(1 Tesalonicenses 1:4-5)
Pues Dios no nos destinó a sufrir el castigo sino a recibir la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.
(1 Tesalonicenses 5:9) (5)
Nosotros, en cambio, siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes, hermanos amados por el Señor, porque desde el principio Dios los escogió[f] para ser salvos, mediante la obra santificadora del Espíritu y la fe que tienen en la verdad.
(2 Tesalonicenses 2:13) (6)
Así que no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que por su causa soy prisionero. Al contrario, tú también, con el poder de Dios, debes soportar sufrimientos por el evangelio. Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestras propias obras, sino por su propia determinación y gracia. Nos concedió este favor en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo; y ahora lo ha revelado con la venida de nuestro Salvador Cristo Jesús, quien destruyó la muerte y sacó a la luz la vida incorruptible mediante el evangelio.
(2 Timoteo 1:8-10)
Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
(1 Pedro 2:9) (7)
La bestia que has visto es la que antes era pero ya no es, y está a punto de subir del abismo, pero va rumbo a la destrucción. Los habitantes de la tierra, cuyos nombres, desde la creación del mundo, no han sido escritos en el libro de la vida, se asombrarán al ver a la bestia, porque antes era pero ya no es, y sin embargo reaparecerá.
(Apocalipsis 17:8) (8)
Le harán la guerra al Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes, y los que están con él son sus llamados, sus escogidos y sus fieles.»
(Apocalipsis 17:14)
La Biblia no pinta a la humanidad como a un grupo de personas ahogándose en el mar del pecado, y que serian rescatados tantos cuanto quieran cooperar con Cristo. Antes, trae la imagen en la cual todos los seres humanos están muertos en el agua (Efesios 2:1; Romanos 3:10), y que se hundieron hasta el fondo (Jeremías 17:9). Visto que están muertos, son incapaces de cooperar con cualquier asistencia, o incluso requerirla. En verdad, dejados a si mismos, no preferirían ser rescatados (romanos 8:7; Colosenses 1:21). Contra tal situación, el Padre escogió a algunos para ser salvos por Cristo (2 Tesalonicenses 2:13; Efesios 1:4-5) siendo arrastrados fuera del agua (Juan 6:44-65), meramente por su propia iniciativa (Romanos 9:15). Habiendo hecho así, él los resucita de los muertos para una nueva vida en Cristo (Lucas 15:24; Romanos 6:13).
La doctrina bíblica de la elección enseña que aunque todos los seres humanos merezcan el tormento sin fin en el infierno debido a sus pecados, Dios prefirió mostrar misericordia para con algunos de ellos. Él los eligió antes de la creación del universo y de la caída del hombre, y lo hizo sin llevar en consideración cualquier condición en ellos, sea buena o mala. Habiendo elegido a algunos para salvación, envió a Cristo para morir como el pago completo por sus pecados, de modo que Dios puede acreditar la justicia merecida por este a ellos cuando vienen a Cristo. Por otro lado, aquellos que no fueron elegidos para salvación son designados para la condenación eterna, y recibirán el castigo apropiado por sus pecados, el cual es el tormento sin fin en el infierno.
Responderemos ahora a varias objeciones. Esto también nos da oportunidad para aclarar y expandir ciertos aspectos de la doctrina.
Muchos de aquellos que rechazan aceptar el punto de vista bíblico de la elección aseveran que Dios de hecho escogió a algunos para salvación, mas la base para tal elección fue su CONOCIMIENTO ANTICIPADO. Esto es, él sabía de antemano cuales individuos libremente aceptarían a Cristo, y sobre esta base él los eligió. Tal opinión antibiblica destruye el significado de elección, visto que dice que Dios no elige a las personas para salvación en absoluto, sino que simplemente acepta las elecciones de aquellos que a si mismos se escogieron para salvación.
Cuando la locución “conocimiento anticipado” es usada de la manera señalada arriba, esta refiriéndose a la percepción cognitiva divina de los hechos futuros, tales como las decisiones y acciones de los individuos. De este modo los proponentes de este punto de vista definen el conocimiento divino anticipado como presciencia. Sin embargo, se supone que tal conocimiento es pasivo, de modo que no es Dios quien causa los eventos futuros que conoce, sino que él pasivamente entiende lo que sus criaturas harán acontecer. A continuación, estaré mostrando que definir “conocimiento anticipado” como presciencia pasiva genera problemas insuperables, y que el término significa algo diferente en la Biblia.
Primeramente, ya expusimos que todo ser humano es en si mismo tanto incapaz cuanto nada dispuesto a venir a Cristo para salvación; una persona puede y va a venir a Cristo solamente si el Padre la capacita y la compele a hacerlo así (Juan 6:44-65). También probamos que el Padre no capacita ni compele a todo ser humano a venir a Cristo. Esto significa que una persona viene a Cristo solamente porque el Padre lo lleva a actuar así.
Visto que esto es verdadero, decir que la elección es basada en la presciencia divina de las decisiones futuras del hombre es solamente decir que Dios conoce a quien él mismo hará que acepte a Cristo, y que tal presciencia no seria pasiva. Si Dios elige a una persona porque sabe que esta aceptará a Cristo, mas si tal persona lo acepta solamente porque Dios la llevara a esto, entonces decir que Dios sabe lo que ella hará es lo mismo que decir que él sabe que llevara a tal persona a aceptar a Cristo. La elección divina de ella, entonces, aun esta basada en su decisión soberana de elegirla para salvación, y no en un conocimiento anticipado pasivo de que aceptara a Cristo sin que Dios la lleve a hacerlo así.
Esto es lo que la Biblia enseña, más entonces significa que la presciencia divina no es un conocimiento pasivo de lo que una persona decidirá o ejecutará, sino que es un conocimiento de lo que Dios la llevara a decidir o ejecutar. La presciencia es una forma de auto-conocimiento de Dios-un conocimiento de sus propios planes, y un conocimiento de lo que él realizará en el futuro. Por lo tanto, decir que la elección esta basada en la presciencia no desafía nuestra posición en absoluto, visto que el conocimiento divino del futuro nunca es pasivo, mas es él mismo quien causa todas las cosas que sabe que acontecerán en el futuro (Isaías 46:10).
En segundo lugar, la Biblia declara que la elección divina no esta basada en las decisiones o acciones del hombre, que Dios no elige a algunos para la salvación debido a lo que la persona decidirá o hará.
Pues él dice a Moisés: “tendré misericordia de quien tenga misericordia, y tendré piedad de quien tenga piedad”. No depende, por tanto, de aquel que quiere, ni de aquel que corre, sino de Dios que tiene misericordia…de modo que él tiene misericordia de quien quiere y endurece al que quiere. (Romanos 9:15-16, 18; Biblia de Jerusalén).
La elección divina no esta basada en una presciencia pasiva, y, en primer lugar, la presciencia divina no es pasiva. Dios escoge a una persona porque quiere escogerla, y sabe que creerá en el evangelio porque sabe que hará que crea en el evangelio.
En tercer lugar, definir el conocimiento divino anticipado como presciencia pasiva, en realidad, no logra hacer sentido con los pasajes bíblicos que dicen que la elección divina esta basada en el conocimiento anticipado:
Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.
(Romanos 8:29-30)
Pedro, apóstol de Jesucristo, a los elegidos, extranjeros dispersos por el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, según la previsión[a] de Dios el Padre, mediante la obra santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser redimidos[b] por su sangre: Que abunden en ustedes la gracia y la paz.
(1 Pedro 1:1-2)
Nuestros adversarios interpretarían estos dos pasajes como diciendo que la elección divina esta basada en el conocimiento anticipado en el sentido de la presciencia pasiva; esto es, Dios escoge a aquellos a quienes él pasivamente sabia que aceptarían a Cristo.
Ahora, la estructura de Romanos 8:29-30 necesariamente implica que todos los individuos incluidos en una fase del orden de salvación también entrarían en todas la fases subsecuentes, y que todos los individuos en cualquier fase del orden de la salvación están también incluidos en todas las fases anteriores. De este modo, todos aquellos que de antemano son conocidos fueron también predestinados; todos aquellos predestinados también son llamados; todos aquellos llamados son también justificados; y todos aquellos justificados son también glorificados.
Michael Magill traduce el pasaje como sigue:
Porque a quienes él conoció de antemano, [a los tales] también predestino…
Y a quienes él predestino, a los tales también llamó
Y a quienes él llamo, a los tales también declaró justos
Y a quienes él declaro justos, a los tales también glorificó (9).
Luego, sea lo que fuere que el conocimiento anticipado quiera decir, todos los que son conocidos de antemano por Dios también son justificados por él. Sin embargo, el pasaje no dice que es la fe o las elecciones de las personas las que son anticipadamente conocidas por Dios, más si las personas. Nuestros adversarios asumen que el conocimiento anticipado significa presciencia en este pasaje. Pero visto que son las personas las que son conocidas anticipadamente, visto que el conocimiento divino del futuro es exhaustivo, y visto que todos los que son conocidos de ante mano también son justificados, entonces se sigue necesariamente que si alguien define conocimiento de antemano como presciencia en este pasaje, también debe entenderlo como enseñando la salvación universal.
O sea, si conocimiento de antemano aquí se refiere a aquel conocimiento de Dios sobre los hechos futuros (especialmente a una presciencia pasiva), si es aplicado a las personas en este pasaje y no a su fe o elecciones, si Dios sabe esto sobre todos los seres humanos, y si todos los que son conocidos anticipadamente son justificados, entonces todos los seres humanos son también justificados; por consiguiente, el conocimiento anticipado relacionado a la divina elección, y usado en este pasaje en particular no puede significar presciencia (especialmente una de tipo pasiva). El conocimiento anticipado debe significar alguna otra cosa.
Probaremos que, en un contexto salvifico, el “conocimiento” divino hace alusión a su soberana elección y afecto dirigido a personas y no a su percepción pasiva de los hechos. Por ejemplo, Mateo 7:23 dice: “entonces yo les diré claramente: nunca los conocí. Apártense de mi ustedes, que practican el mal”. Visto que Jesús como Dios es omnisciente, “nunca los conocí” no puede significar que él nunca hubiese estado conciente de la existencia, pensamiento y acciones de estas personas. En verdad, él sabe que “practican el mal”. Por lo tanto la negación del “conocimiento” aquí es una negación de una relación salvifica, y no una percepción pasiva de los hechos. En consecuencia, “conocimiento de antemano” se refiere a una relación salvifica establecida en la mente divina antes de la existencia de los individuos elegidos; o sea, quiere decir ordenar de antemano.
Muchos pasajes bíblicos emplean el conocimiento de antemano en este sentido. Por ejemplo Dios dice a Jeremías: “aun antes de formarte en el vientre materno, yo te conocí; antes que salieras del seno, yo te consagre. Yo te constituí profeta para las naciones.” Naturalmente Dios conocería a una persona a quien él mismo se propuso crear; esto es, Dios conoce sus propios planes. El sentido principal aquí es que antes que Jeremías fuese concebido, Dios lo escogió – no que Dios se agradote lo que pasivamente supo acerca de Jeremías, sino que él lo designó y lo hizo.
El conocimiento divino anticipado como elección y ordenación de antemano queda mas evidenciado por el paralelismo de las líneas en este versículo. Cuando una línea o expresión es puesta en paralelo con otra en un versículo, una parte expande o esclarece el significado de la otra. Por ejemplo, “pues fue él quien la fundó sobre los mares y afirmó sobre las aguas” no necesariamente quiere decir que mas allá de haberla fundado “sobre las aguas”, él también “la afirmo” sobre estas. Antes, “la afirmó sobre las aguas” tiene un significado similar a “la fundo sobre los mares”, y ayuda a esclarecerlos. Otro ejemplo viene de la Oración Dominical, donde Jesús dice; “no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal” (Mateo 6:13). No es que debemos pedir a Dios que nos libre “del mal” a parte de que no nos deje “caer en tentación”, sino que librarnos del mal es lo que significa “no nos dejes caer en tentación”.
Con esto en mente, el paralelismo en el llamado divino de Jeremías nos ayuda a aclarar el significado de “yo te conocí”. Repitiendo, Jeremías 1:5 dice: “incluso antes de formarte en el vientre materno, yo te conocí; antes que salieses del seno, yo te consagre, yo te constituí profeta para las naciones.” Entonces, podemos traducir así el versículo:
Yo te conocí antes que te formase en el útero,
Yo te consagre antes que hubieses nacido;
Yo te constituí un profeta a las naciones.
Las palabras “yo te conocí” corresponden a “yo te consagre” y a “yo te constituí”, y las tres expresiones acarrean significados similares. Pues Dios conoció a jeremías en el sentido aquí propuesto y lo consagro y constituyo para el propósito divino.
S.M. Baugh también usa este pasaje para ilustrar el sentido del conocimiento anticipado de Dios, y escribe:
Otro ejemplo notable del conocimiento divino anticipado esta expresado en Jeremías 1:5, donde Dios dice a Jeremías:
Yo te conocí antes de formarte en el vientre materno,
Yo te consagre antes que salieses del seno.
Yo te constituí profeta para las naciones.
Las primeras dos líneas son estrictamente paralelas en el numero de silabas y en el orden de las palabras…
Pero ¿Cómo puede Dios haber conocido a Jeremías antes de ser concebido? Porque él personalmente formó a su profeta, como a Adán del polvo (Génesis 2:7), y a todas las personas (Salmos 139:13-16; Isaías 44:24). Dios supo de antemano no solo la posibilidad de la existencia de Jeremías- de hecho él conoce todas las posibilidades- mas él lo conoció por nombre antes de ser concebido, pues sabía como él formaría y moldearía su existencia. (10)
Huey escribe: “aquí esta envuelta una relación de elección (Génesis 18:19; Deuteronomio 34:10). El Señor estaba pensando acerca de Jeremías antes que este naciera. En aquel tiempo Dios ya lo había designado para ser un profeta” (11).
El punto es que el conocimiento anticipado de Dios se refiere a una relación personal originada en su soberana decisión y no por una pasiva percepción de las futuras personas o eventos. Visto que nada ocurre fuera de su decreto (Mateo 10:29), su conocimiento del futuro esta arraigado en su voluntad soberana. El Evangelical Dictionary of Theology dice: “el conocimiento divino anticipado permanece relacionado a su querer y poder. Lo que él sabe, él no lo sabe meramente como información. Él no es un mero espectador. Lo que él anticipadamente conoce, ordena. Él lo quiere” (12).
En el Dictionary of Paul and his Letters, J.M. Gundry- Volf escribe:
En vez de referirse al conocimiento especulativo o neutro (i.e; conocimiento de quien creerá), la noción paulina del conocimiento divino anticipado es entendida por muchos interpretes como un saber en el sentido semítico de reconocer, tener propensión a alguien, conocimiento que expresa un movimiento del querer extendiendo la mano para la relación personal con alguien. Tal especie de conocimiento es ilustrado por el significado del hebraico yada, “conocer”, en textos como los de Amos 3:2; Oseas 13:5; y Jeremías 1:5…en el empleo que Pablo hace de proginosko el aspecto de pre-temporalidad se adiciona al sentido hebraico de “conocer” como “tener consideración por” o “favorecer a”. El resultado es un verbo que alude a la eterna elección del amor divino. (13).
El articulo sobre el conocimiento anticipado en The International Standar Bible Encyclopedia ayuda a reforsar varios puntos que estamos discutiendo:
La teología arminiana, en todas sus variantes, propugna que el conocimiento anticipado de Dios es simplemente un conocimiento presciente, un saber de antemano si una persona dada creerá en Cristo o lo rechazará. La elección divina, por tanto, se dice que es simplemente la elección de Dios para salvación de aquellos que él sabe anticipadamente que preferirán creer en Cristo. Él prevé la acción libre contingente de la fe y, previendo quien creerá en Cristo, los elige porque ellos lo hace así. Pero esto destruye el punto de vista bíblico de la elección. En el pensamiento bíblico elección significa que Dios elige a las personas, no que ellas lo eligen. En la escritura es Dios quien en Cristo decide por nosotros – no nosotros, los que decidiendo por Cristo, decidimos por Dios.
La teología reformada propone que el conocimiento divino anticipado contiene el ingrediente de la determinación divina. Los reformadores sustentaban que de hecho Dios sabe de antemano quien creerá, porque creer en Cristo no es una realización personal, sino un don divino comunicado a los hombres por la gracia y por el espíritu. De este modo, este conocimiento anticipado no es meramente presciencia, sino un conocimiento que por si mismo determina el evento. O sea, en el pensamiento reformado lo que Dios sabe por anticipación ordena de antemano…
Que el conocimiento anticipado divino contenga la idea de la determinación divina no reposa meramente en unos pocos textos bíblicos, mas refleja una verdad acerca de Dios que se expresa en un a variedad de conceptos bíblicos que describen el carácter misterioso y singular de las acciones divinas. Este conocimiento es por si mismo una forma de determinación que explica la realidad de aquello que es divinamente sabido de antemano…(14).
Así, es un engaño definir conocimiento anticipado como presciencia pasiva, porque la Biblia quiere decir algo mas con este termino.
Ahora que esclarecimos el significado de conocimiento anticipado, debemos aplicar la definición correcta al pasaje en disputa, que leemos:
Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.
(Romanos 8:29-30).
Al respecto de este pasaje, Baugh escribe:
La interpretación arminiana clásica de Romanos 8:29, que el conocimiento anticipado de Dios de la fe es lo que esta en vista, está claramente leyendo su propia teología en el texto. Pablo no dice: “cuya fe él supo anticipadamente”, sino “a quienes él conoció de antemano”. Él nos conoció anticipadamente…sin embargo, en Romanos 8:29, la predestinación no depende de la fe; antes Dios nos predestina sobre la base de su gracioso compromiso para con nosotros antes que existiese el mundo…
Tal vez otra traducción que exprese mejor el concepto detrás de Romanos 8:29 es: “aquellos a quienes él previamente se dedico…” repitiendo, esto no es decir que el conocimiento anticipado de Dios esta vacío de la cognición intelectual; tener una relación personal con alguien, como una relación marital, incluyen el conocimiento acerca de la otra persona…Dios nos conoció de antemano porque moldeo a cada uno de nosotros personal e íntimamente de acuerdo con su plan…
Que Pablo se refiere a este conocimiento de una relación con compromiso en la frase a quien él conoció de antemano en Romanos 8:29 es confirmado por el contexto…
Una confirmación adicional de “conocimiento de antemano” en Romanos 8:29 como aludiendo a un compromiso previo es encontrada en un pasaje próximo, Romanos 11:1-2, donde proginosko solo puede tener este sentido: “Dios no rechazo a su pueblo, ¿a caso lo rechazo? ¡De ninguna manera! Pues yo también soy un israelita…Dios no rechazo a su pueblo al cual desde antes conoció”. Como en Romanos 8:29, el objeto del conocimiento anticipado son las personas mismas en vez de eventos históricos y la fe de una persona en particular…
La noción arminiana de “fe prevista” es imposible como interpretación del conocimiento anticipado en Romanos 11:1-2 y, por consiguiente, en el pasaje anterior, Romanos 8:29, también lo es. Este último explica que Dios inició una relación de compromiso desde la eternidad con ciertos individuos a quienes predestinó por gracia (15).
F. F. Bruce concuerda, diciendo que “el conocimiento divino anticipado aquí tiene la connotación de ser la gracia electiva frecuentemente subentendida por el verbo “conocer” en el Antiguo Testamento. Cuando Dios tiene conocimiento de las personas de esta manera especial, él pone sobre ellas su preferencia” (16)
Douglas Moo también defiende que el conocimiento anticipado tiene el sentido de ordenar de antemano cuando es utilizado en Romanos 8:29:
En el [arminianismo] la respuesta humana de la fe se vuelve el objeto del “conocimiento anticipado” divino; y tal conocimiento, a su vez, es la base para la predestinación: pues “a quienes desde antes conoció, él predestino”. Sin embargo, considero improbable que sea esta la interpretación correcta. (1) el uso del verbo en el NT. Y su sustantivo cognato no se conforma al patrón general de utilización… los otros 3 mas allá de la ocurrencia en este texto, todos los cuales tienen a Dios como su sujeto, no quieren decir “conocer desde antes” –en el sentido de conocimiento intelectual, o cognición-sino “entrar antes en una relación con” o “escoger, o determinar, antes” (Romanos 11:2; 1 Pedro 1:20; Hechos 2:23; 1 Pedro 1:2). (2) que el verbo aquí contenga este sentido bíblico particular de “conocer” es sugerido por el hecho de que él tiene un objeto personal simple. Pablo no dice que Dios supo algo sobre nosotros sino que nos conoció, y esto es remnisciencia del sentido de “conocer” en el AT. (3) mas allá de esto, es solamente algunos individuos… que son objetos de su actividad; y esto muestra que una acción aplicable solamente a los cristianos debe estar indicada por el verbo. Si, entonces, la palabra significa “conocer íntimamente”, “tener consideración por”, tal vez debe ser un conocimiento o amor que es peculiar a los creyentes y que los lleva a ser predestinados. Siendo este el caso, la diferencia entre “conocer o amar de antemano” y “escoger anticipadamente” prácticamente deja de existir. (17).
Aunque el conocimiento anticipado en Romanos 8:29 no puede querer decir presciencia pasiva, John Murray propugna que aunque fuese este el caso, esto aun así no desafía la doctrina de la elección:
Pues ciertamente es verdad que Dios prevé la fe; él prevé todo lo que acontece. La cuestión entonces seria simplemente: ¿de donde proviene esta fe que Dios prevé? Y la única respuesta bíblica es que la fe que él prevé es la que él mismo crea… luego, el interés es simplemente de interpretación, como ella debe ser aplicada a este pasaje… sobre fundamentos exegéticos, debemos rechazar la opinión de que “desde antes conoció” se refiere a la previsión de la fe…(18).
Como dice Nelson´s Ilustrated Bible Dictionary, “en Romanos 8:29 y 11:12, el uso de la locución desde antes conoció por el apóstol Pablo tiene el sentido de “escoger” o “poner especial afecto sobre”. El amor electivo de Dios, no la previsión de la acción humana, es la base de Su predestinación y salvación”. (19)
Algunos que no concuerdan con este entendimiento de conocimiento anticipado argumentan que, si este conocimiento en Romanos 8:29 significa ordenación de antemano, entonces seria redundante traducir la palabra “predestinado”, visto que el versículo dice: “pues a aquellos que de antemano conoció, también los predestino.” Parece que las dos palabras están refiriéndose a conceptos separados en el verso; luego, argumentan que debemos adoptar la presciencia pasiva como la definición de conocimiento anticipado.
Sin embargo, ellos fallan en no leer cuidadosamente el versículo. Si la locución conoció desde antes significa ordenado de antemano allí, ella seria una referencia a la obra divina de elección, o sea, su elección de individuos específicos a quienes él salvaría. Entonces, el versículo dice que estos a quienes Dios eligió, él también predestino, no para repetir el concepto de la elección, sino que él expone una “destinacion” o intención anticipadamente para los elegidos- a saber, la voluntad divina es para ellos “ser conformados a la imagen de su Hijo”. Conocimiento anticipado en este versículo se refiere a la elección divina de individuos para la salvación, y la predestinación revela el propósito especifico o fin que Dios a designado para sus elegidos.
En otras palabras, Dios no solamente escoge a los elegidos para recibir salvación del pecado, sino también para tornarse semejantes a su hijo, Jesucristo. El versículo esta diciendo que las mismas personas a quienes Dios eligió son también aquellas a quienes le dio la “destinacion” o propósito de tornarse como Cristo, y que él tomo una decisión tal anticipadamente, y así los “predestino”.
En consecuencia, escribe Gundry – Volf:
Pablo hace distinción entre el conocimiento divino anticipado y la predestinación divina en Romanos 8:29: “aquellos a quienes conoció desde antes, también los predestino”. Mientras que conocimiento de antemano indica el ejercicio de la voluntad de Dios para establecer una relación especial con aquellos a quienes él graciosamente eligió antes de los siglos, la predestinación expresa la nominación de aquellos para una meta especifica antes de los siglos… en Romanos 8:29 tal meta es la conformidad con la imagen del hijo, una referencia a la salvación final de los elegidos. El conocimiento de antemano, como elección divina es de esa forma la base de la predestinación para la glorificación con Cristo. Este conocimiento no debe ser comprendido como previsión de la fe de modo que se distinga de la predestinación. (20)
Basado en las observación y argumentos de arriba, es necesario entender el conocimiento de antemano en Romanos 8:29 como ordenación anticipada. Kenneth Wuest reconoce esto, y traduce los versículos 29 y 30 como sigue:
Porque, a aquellos que él de antemano ordenó también desde antes marcó como aquellos que eran para ser conformados a la imagen derivada de Su Hijo, resultando en su primogenitura entre muchos hermanos. Mas allá de esto, aquellos a quienes él así señalo así anticipadamente, a los tales él también llamó. Y aquellos a quienes llamó, también justificó. Mas allá de esto, aquellos a quienes él justifico, también glorificó.(21).
La locución “ordenó de antemano” aquí corresponde a conocimiento anticipado, y la frase “desde antes marcó” corresponde a predestinación. De modo similar, tales versículos en el NT griego se traducen como siguen:
Aquellos a quienes Dios ya había escogido él también reservó para tornarse como su hijo, de modo que el hijo pudiese ser el primero entre muchos creyentes. Y así aquellos a quienes Dios reservó, llamó; y a aquellos que llamó, él puso en rectitud consigo mismo, y compartió su gloria con ellos.
Podemos además confirmar tal conocimiento anticipado examinando Hechos 2:23 y 4:28. El primer versículo dice: “este hombre les fue entregado por el propósito determinado y el preconocimiento de Dios; y ustedes, con la ayuda de hombres perversos, lo mataron, clavándolo en la cruz”. Esto no significa que Dios estaba pasivamente a la par de lo que los hombres harían a Jesús, sino que su sufrimiento era en verdad “un propósito determinado” divino, que es también el sentido de conocimiento anticipado aquí. Hechos 4:28 también se refiere a la muerte de Cristo, y dice: “hicieron lo que tu poder y tu voluntad habían decidido de antemano que aconteciese”. Pero acabamos de ver que en 2:23 Pedro acredita el incidente al “propósito determinado” y “preconocimiento de Dios. Es evidente que tales términos tienen sentidos equivalentes, de modo que el conocimiento anticipado de él hace referencia a su “propósito determinado” o a lo que él “decidió de antemano”. En realidad, las palabras de 4:28 nos dan una buena definición del conocimiento anticipado de Dios- es lo que su “poder” y su “voluntad habían decidido de antemano que aconteciese”. Como escribió Martín Lutero: “es, entonces, fundamentalmente necesario y saludable para los cristianos saber que Dios no conoce nada de antemano de modo contingente, sino que él prevé, intenciona y hace todas las cosas de acuerdo con Su propia voluntad inmutable, eterna e infalible”. (22)
Sin mas argumentación, podemos concluir que el conocimiento anticipado en 1 Pedro 1:2 tampoco puede hacer alusión a una presciencia pasiva. El versículo dice que somos “escogidos de acuerdo con el preconocimiento de Dios Padre”. Naturalmente lo somos- el versículo quiere decir que los cristianos fueron escogidos y ordenados por anticipación para salvación por la soberana voluntad divina.
Mucha gente hace la observación de que la elección bíblica contradice al “libre albedrío” del hombre, y visto que insisten con que el hombre tiene libre albedrío, ellos consecuentemente rechazan las doctrinas de la soberanía absoluta y de la elección divina tal como es presentada en este libro. Contra tal objeción, podemos responder simplemente que los seres humanos no tienen libre albedrío en absoluto. Aunque muchos cristianos supongan que ellos lo poseen, esta es una noción pagana que no consigue hallar apoyo alguno en la Biblia. (23)
R. K. MacGregor define “libre albedrío” como sigue: “por el termino libre albedrío quiero decir la creencia de que la voluntad humana tiene un poder inherente de escoger con igual facilidad entre alternativas. Esto es comúnmente llamado {el poder de elección contrario} o {la libertad de indiferencia…} definitivamente, la voluntad esta libre de cualquier causación necesaria. En otras palabras, ella es autónoma en cuanto a la determinación exterior”. (24) Libre albedrío subentiende “la ausencia de cualquier poder controlador, incluso de Dios y su gracia, y por consecuencia la igual facultad en cualquier situación de escoger un curso de acción entre dos que sean incompatibles entre si.” (25) asumiendo una definición tal, afirmo que el hombre no tiene libre albedrío.
En primer lugar, es imposible para seres finitos tener libre albedrío. Si pensamos en el ejercicio de la voluntad como el movimiento de la mente rumbo a una cierta dirección,(26) surge la cuestión respecto a lo que mueve a la mente, y porqué ella se mueve en la dirección a la que se mueve. Incluso si suponemos que la mente puede moverse por si misma, permanece la cuestión del porqué ella se mueve a una cierta dirección, esto es, porque escoge una opción en vez de otra. Si se traza el movimiento y la dirección de la mente hacia factores externos a ella misma- factores que se inculcan sobre la conciencia venidos de fuera, y así influencian o determinan la decisión- entonces ¿Cómo este movimiento de la mente es libre? Por otro lado, si se traza la causa hacia las propensiones innatas de la persona, entonces tal movimiento de la mente, igualmente, no es libre, visto que tales inclinaciones no fueron libremente escogidas (o sea, sin influencias externas) por la persona en primer lugar, y aun así determinan las decisiones que ella toma. Si las decisiones de una persona son determinadas por una mezcla de propensiones innatas e influencias externas, permanece el hecho de que ella no tiene libre albedrío.
Si la mente toma decisiones basadas en factores, causas e influencias no escogidas por la mente misma, entonces tales decisiones no son libres. Aunque podamos afirmar que el hombre tiene una voluntad, de modo que la mente puede realmente moverse hacia diferentes opciones, la facultad y la razón para tal movimiento nunca son determinadas por la mente en si, sino por alguna otra cosa que externa. Visto que esto es verdad para todos los seres finitos, se sigue que solamente Dios posee libre albedrío. Como Lutero escribió contra el humanista Erasmo:
Es una verdad establecida, entonces…que hacemos todas las cosas por necesidad, y ninguna por “libre albedrío”; pues el poder del “libre albedrío” es nada…se sigue, por tanto, que el “libre albedrío” es obviamente un termino aplicable solamente a la Majestad divina; pues solo él puede hacer, y hace (como reza el salmista) “todo lo que desea, en el cielo y en la tierra”. Si es atribuido el “libre albedrío” a los hombres, lo es con no menos propiedad que la divinidad misma – y ¡ninguna blasfemia podría exceder a esto! (27)
Nadie bajo el dominio del pecado puede simplemente “decidir” estar libre de él sin la intervención divina, la persona ni siquiera desearía ser libre antes que una intervención tal ocurra. La salvación es totalmente la obra de Dios, de modo que nadie puede enorgullecerse de sus obras o incluso de su “buen juicio” en lo que a “escogido” (Juan 15:16; Efesios 2:8). Aun después de que alguien se ha vuelto cristiano, “es Dios quien efectúa tanto el querer cuanto el realizar, de acuerdo con su buena voluntad” (Filipenses 2:13).
La escritura enseña que Dios es quien determina los pensamientos y decisiones del hombre. Él ejerce control inmediatos sobre la mente de este, y determina todas las propensiones innatas y factores externos relevantes. Es Dios quien forma a una persona en el útero, que determina sus disposiciones interiores, y que dispone sus circunstancias exteriores por la divina providencia. Es verdad que la doctrina de la elección contradice al libre albedrío del hombre, (28) pero esto es una invención humana –una suposición o aspiración pecaminosa – y no un concepto escriturístico. Luego, la objeción de “el libre albedrío” contra la elección divina yerra porque no hay libre albedrío.
Muchos piensan que hay una contradicción entre la soberanía divina y la responsabilidad humana. Suponen que la segunda presupone la autonomía humana, o el libre albedrío. Pero si Dios tiene control absoluto y penetrante sobre todas las decisiones y acciones humanas, entonces el hombre no es libre y, por tanto, estos dos conceptos no pueden estar en conflicto.
Ahora bien, la primera definición de “responsable” en el Webster`s New World Collage Dictionary es “de quien se espera o que está obligado a prestar cuentas (por alguna cosa, para alguien); quien responde; quien explica.” (29) Independiente que el hombre sea libre o no, de él ciertamente “se espera, o está obligado a prestar cuentas” por sus acciones ante Dios. Dice la Biblia: “pues Dios traerá a juicio todo lo que fue hecho, incluso todo lo que esta escondido, sea bueno, o sea malo” (Eclesiastés 12:14). Él recompensará al justo y castigara al impío; luego, el hombre es responsable.
El hombre es responsable precisamente porque Dios es soberano, visto que ser responsable significa nada mas que ser considerado como alguien que presta cuenta de sus propias acciones, que va a ser recompensado o castigado de acuerdo con un cierto patrón de correcto y errado. La responsabilidad moral tiene que ver solamente con la decisión de Dios de juzgar al hombre y suponer y autoridad para cumplir tal decisión, mas esto no depende de cualquier “libre albedrío” en el hombre. Este es responsable porque Dios recompensará la obediencia y castigará la rebelión, pero esto no supone, en hipótesis alguna, que este sea libre para obedecer o rebelarse.
Dice Romanos 8:7: “la mentalidad de la carne es enemiga de Dios porque no se somete a la ley de Dios, ni puede hacerlo”. El hombre es responsable por sus pecados no porque sea libre o capaz de no cometerlos; este versículo dice que él no lo es. Pero el hombre es responsable porque Dios decidió juzgarlo por sus pecados. Por tanto, la responsabilidad humana no presupone autonomía humana o libre albedrío, sino absoluta soberanía divina. Esta contradice a la autonomía, pero no a la responsabilidad humana. (30)
Para muchas personas, la cuestión ahora se enfoca en la justicia. Ellas insisten en que seria injusto para Dios condenar a aquellos pecadores que nunca fueron libres para decidir o hacer de otra forma, y que fueron creados para y predestinados a la condenación eterna por él en primer lugar. Visto que tal objeción será relevante cuando discutamos la doctrina de la condenación, trataremos con ella allá.
Algunos hayan imposible negar que la Biblia de hecho enseñe la elección divina y que esta sea para salvación; con todo, no están preparados para afirmar que Dios escoge individuos específicos. Ellos sugieren que él de hecho elige a algunos para salvación, pero que esta elección es colectiva en su naturaleza. Alegan que Efesios 1:4 apoya esta posición: “porque Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo”. Visto que el versículo dice que la elección divina es en Cristo, la objeción contra la elección de individuos para salvación es que el objeto de la elección es Cristo, y cualquiera que venga a Cristo se vuelve uno de los elegidos.
Sin embargo, Pablo escribe en 1 Corintios 1:27-30: “pero Dios escogió…a fin de que ninguno se vanaglorie delante de él. Es, por lo tanto, por iniciativa suya que ustedes están en Cristo Jesús, el cual se torno sabiduría de Dios para nosotros, esto es, justicia, santidad y redención”. El apóstol dice que es Dios quien hizo la elección para que “nadie se vanaglorie delante de él”. Contra aquellos que dicen que solamente Cristo es el objeto de la elección, y que cualquiera que venga a él se vuelve elegido de Dios, el pasaje dice: “es… por iniciativa suya que ustedes están en Cristo Jesús”. El escoge quien se vuelve “a Cristo” y, por consiguiente, la elección divina es realmente una selección de individuos.
Mas allá de eso, la elección colectiva falla al explicar porque cualquiera querría venir a Cristo sin haber sido individualmente escogido y entonces “arrastrado” a él por Dios.(31) Conforme a lo que ya probamos acerca de la depravación del hombre y de su esclavitud al pecado, si Cristo debiese ser el único objeto de la elección, nadie entraría a él, y nadie seria salvo. Para que una persona dada pueda ser salva, Dios primero debe escoger y entonces directa y poderosamente actuar sobre su mente. Por tanto, concluimos que la elección divina consiste de la elección de individuos por Dios para la salvación, y no de la iglesia colectivamente o de Cristo.
En todo caso, es posible refutar la elección colectiva directamente lidiando con el pasaje en cuestión. Efesios 1:4-6 dice:
Porque Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para ser santos e irreprensibles en su presencia. En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos, por medio de Jesucristo, conforme al buen propósito de su voluntad para loor de su gloriosa gracia la cual nos dio gratuitamente en el amado.
El versículo 4 dice que él nos escogió “en él”, con el objeto de la selección divina “nosotros” y no Cristo. Dice que él “nos escogió”, y no que él “lo escogió”. El 5 excluye la elección colectiva cuando dice que “en amor nos predestino para ser adoptados como hijos, por medio de Jesucristo”. Dios nos predestino – no a Cristo, sino a los individuos- para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo. De la misma forma dice el versículo 6 que “nos dio gratuitamente en el amado”. Dios nos da salvación en Cristo; él no da salvación a Cristo y entonces espera que entremos en Cristo por algún tipo de auto-elección.
Cristo es de hecho el elegido o escogido para conseguir nuestra salvación, pero no es él el elegido cuando alguien viene a recibir salvación. La elección en el contexto de la salvación se refiere a individuos que Dios escoge para salvar por medio de Jesucristo. Él es el escogido para salvar, y los elegidos son los escogidos para ser salvos. El “en él” en el versículo 4 corresponde al “por medio de Jesucristo” en el 5 y al “en el Amado” en el versículo 6, con las tres expresiones aludiendo a él como el medio de salvación, y no el objeto de la salvación.
Otra objeción contra la doctrina bíblica de la elección divina es que ella destruye la razón o el motivo para ser evangelismo. A algunos les parece que, si Dios predetermina las identidades de aquellos que serán salvos, esto quitaría el sentido a la obra de evangelismo.
Superficialmente, esto parece ser una objeción que surge de una preocupación noble y piadosa por el evangelismo, pero la suposición es que la única razón o motivo suficiente para obedecer la orden divina de evangelizar es que desobedecerle resultaría en la condenación eterna de muchos.
En otras palabras, alguien que haga tal objeción contra la elección divina esta entendiendo que solamente ve sentido en obedecer a Dios en predicar el evangelio solamente si su desobediencia llevara a su potencial audiencia a sufrir el tormento sin fin en el infierno. Aunque Dios le haya ordenado predicar el evangelio él no tiene ningún incentivo para hacerlo a menos que sepa que las otras personas serán condenadas para siempre por su desobediencia. A menos que su papel en la salvación o condenación de los otros sea determinante, para él no hay significado en obedecer la orden divina. Tal objeción sirve para exponer la depravación moral de quien la levanta, pero no ofrece desafió divino a la doctrina de la elección.
Los cristianos fieles pueden afirmar que el mandamiento de Dios para predicar el evangelio es mas que suficiente para dar sentido y propósito al evangelismo. Sus órdenes son inherentemente llenas de sentido, y demandan obediencia. Más allá de eso, debemos comprender que él controla tanto los medio cuanto los fines. Él no solamente determina lo que quiere que acontezca, sino también como quiere que acontezca, y decidió que los creyentes serian los medio por los cuales otro individuos también escogidos serian traídos a Cristo. Debemos agradecer a Dios por usar nuestra predicación como el medio por el cual él llama a aquellos a quienes escogió para salvación (2 Timoteo 2:10).
Es verdad que Dios no necesita de nosotros: “él no es servido por manos de hombres, como si necesitase de algo, porque él mismo da a todos la vida, el aliento y las demás cosas” (Hechos 17:25). Sus mandamientos para nosotros nunca reflejan su necesidad, visto que no tiene ninguna, sino su preceptivo querer para nuestras vidas. Predicamos para que aquellos que están “designados para vida eterna” (Hechos 13:48) vengan a Cristo, y no porque ellos se perderán sin nosotros. Sin embargo, esto significa más para algunas personas, una necesidad en él, que obedecer a los mandamientos de Dios.
El otro lado de la doctrina de la elección es la doctrina de la REPROBACIÓN. Así como Dios activamente escoge salvar a algunos, de la misma manera prefirió condenar al resto de la humanidad. Así como determinó cuales individuos específicos serian salvos, determino cuales individuos específicos serian condenados para siempre:
¿No tiene derecho el alfarero de hacer del mismo barro unas vasijas para usos especiales y otras para fines ordinarios? ¿Y qué si Dios, queriendo mostrar su ira y dar a conocer su poder, soportó con mucha paciencia a los que eran objeto de su castigo y estaban destinados a la destrucción?
(Romanos 9:21-22)
Para ustedes los creyentes, esta piedra es preciosa; pero para los incrédulos, «la piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular», y también: «una piedra de tropiezo y una roca que hace caer.»[j] Tropiezan al desobedecer la palabra, para lo cual estaban destinados.
(1 Pedro 2:7-8)
Mucha gente intenta diluir esta doctrina diciendo que Dios meramente “ignora” a los réprobos, pero la Biblia enseña que él activamente endurece sus corazones contra si mismo y el evangelio:
Pero el Señor endureció el corazón del faraón, y éste no dejó que los israelitas se fueran.
(Éxodo 10:20)
Porque el Señor endureció el corazón de los enemigos para que entablaran guerra con Israel. Así serían exterminados sin compasión alguna, según el mandato que el Señor le había dado a Moisés.
(Josué 11:20)
¿Por qué, Señor, nos desvías de tus caminos, y endureces nuestro corazón para que no te temamos? Vuelve por amor a tus siervos, por las tribus que son tu herencia.
(Isaías 63:17)
«Les ha cegado los ojos y endurecido el corazón, para que no vean con los ojos, ni entiendan con el corazón ni se conviertan; y yo los sane.»[b]
(Juan 12:40)
Así que Dios tiene misericordia de quien él quiere tenerla, y endurece a quien él quiere endurecer.
(Romanos 9:18)
¿Qué concluiremos? Pues que Israel no consiguió lo que tanto deseaba, pero sí lo consiguieron los elegidos. Los demás fueron endurecidos, como está escrito: «Dios les dio un espíritu insensible, ojos con los que no pueden ver y oídos con los que no pueden oír, hasta el día de hoy.»
(Romanos 11:7-8)
Ya probamos que le libre albedrío no existe en seres finitos, y que la responsabilidad humana no tiene relación alguna con él. Es Dios quien gobierna todas las cosas inclusive los pensamientos y las acciones de los seres humanos, mas estos aun son responsables por sus pensamientos y acciones precisamente porque Dios los mantiene como responsables por aquellos por su soberano poder.
La responsabilidad presupone capacidad para dar cuentas de nuestros hechos, mas esto no presupone facultad o libertad. La capacidad de dar cuentas meramente presupone a alguien que la exige. Visto que Dios requiere esta capacidad- visto que recompensara la justicia y castigará la impiedad- el hombre es responsable. Ya que Dios es soberano, él decide lo que quiere decidir, y si los seres humanos tienen libre albedrío o no, no tiene lugar en la discusión de ninguna manera.
Inmediatamente la cuestión se vuelve hacia la justicia. Muchas personas pueden insistir en que seria injusto para Dios dar castigo a aquellos a quienes predestinó a la condenación eterna, que nunca podrían decidir o hacer de modo diverso.
Pablo anticipa tal objeción en romanos 9:19, y escribe: “mas algunos de ustedes me dirá: ¿entonces, porque Dios aun nos culpa? Pues, ¿Quién resiste a su voluntad?” él retruca: “mas ¿Quién eres tu oh hombre para cuestionar a Dios? ¿a caso aquello que es formado puede decir a aquello que lo formo: porque me hiciste así?” (V.20). Dios gobierna por absoluta autoridad; nadie puede parar sus planes, y nadie tiene el derecho de cuestionarlo. Esto es verdad porque Dios es el creador de todo lo que existe, y él tiene el derecho de hacer lo que desee con su creación: “¿el alfarero no tiene derecho de hacer del mismo barro un vaso para fines noble y otro para fines deshonrosos?” (V.21).
El apóstol continua diciendo: “¿y si Dios, queriendo mostrar su ira y dar a conocer su poder, soportó con gran paciencia a los vasos de su ira, preparados para la destrucción? ¿Qué diremos, si él hizo esto para hacer conocidas las riquezas de su gloria a los vasos de su misericordia, que preparo de antemano para gloria, o sea, a nosotros, a quienes también llamó, no solo de entre los Judíos, sino también de los gentiles?” (Versículos 22-24). Esto aun es parte de la respuesta a la cuestión del versículo 19: “¿Por qué Dios aun nos culpa? Pues, ¿Quién resiste a su voluntad?” Pablo está diciendo que dado que Dios es soberano, puede hacer lo que desee, incluyendo crear algunos vasos destinados para gloria y algunos para perdición eterna. Los elegidos se regocijan en esta doctrina; los réprobos la detestan. Sea como fuere, no hay nada que se pueda hacer al respecto. Pedro dice, concerniente a aquellos que rechazan a Cristo, que “tropiezan, porque desobedecen al mensaje; para cual fueron destinados” (1 Pedro 2:8).
Es solamente debido a la impiedad e irracionalidad que la cuestión de la justicia es traída contra la doctrina de la reprobación. La objeción en estas varias formas equivale a lo siguiente:
1- La Biblia enseña que Dios es justo.
2- La doctrina de la reprobación es injusta.
3- Luego, la Biblia no enseña la doctrina de la reprobación.
La premisa 2 fue admitida sin garantía. ¿Por cual patrón alguien debe juzgar si esta doctrina es justa o injusta? Si la Biblia habla de ella, entonces no nos toca discutir la cuestión. Por otro lado, el cristiano raciocina como sigue:
1- La Biblia enseña que Dios es justo.
2- La Biblia confirma la doctrina de la reprobación.
3- Luego, la doctrina de la reprobación es justa.
El punto es si la Biblia confirma la doctrina; si es justo o injusto no debe ser asumido anticipadamente. Calvino observa:
Por tanto la voluntad de Dios es la mas elevada regla de justicia que lo que él quiera, por el propio hecho de quererlo, debe ser considerado justo. Por tanto, cuando alguien pregunta porque él hizo así, debemos responder: porque él lo quiso. Más si usted aun prosigue y pregunta porque así lo quiso, esta buscando algo mayor y mas elevado que la voluntad de él, algo que no puede ser encontrado. Que la temeridad de los hombres, entonces, se refrene, y no procure lo que no existe, para que talvez no fracase en hallar lo que de hecho existe.(32)
Dictar como la misericordia divina debe ser dispensada es una demostración de la expresa pecaminosidad y la tonta audacia del hombre, y no un argumento contrario a las doctrinas de la elección y de la condenación.
Para comprender mejor la elección y la reprobación, debemos afirmar completamente lo que la Biblia dice al respecto de la depravación humana por ejemplo, Romanos 3: 10-12, 23 dice: “no hay justo, ni siquiera uno; no hay nadie que entienda ninguno que busque a Dios. Todos se desviaron, se tornaron juntamente inútiles; no hay nadie que haga el bien, no hay ni siquiera uno… pues todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”. Todo ser humano es un pecador, y “el salario del pecado es la muerte” (Romanos 6:23); por tanto, la justicia exige que toda persona sea condenada eternamente.
Las doctrinas de la elección y de la reprobación no dicen que los elegidos reciben misericordia mientras que los no –elegidos reciben injusticia. Visto que todos los seres humanos merecen la condenación eterna, estas doctrinas bíblicas enseñan que aquellos a quienes Dios escogió para salvación recibirán misericordia y aquellos a quienes él escogió para la perdición eterna recibirán precisamente justicia- y que es por esto que ellos serán condenados. Dios o tiene obligación alguna de mostrar misericordia a cualquiera en absoluto, y que lo haga a algunos no significa que deban merecer misericordia en ninguna manera.
Una vez que es alegado que Dios esta de cierto modo obligado a ser misericordioso con algunos, ya no estamos hablando de misericordia, sino de justicia. No es la misericordia la que concede lo que es requerido, sino la justicia. Recibir justicia en este caso resulta en enteran condenación y no salvación. Lo que es “justo” es que todos sean condenados, visto que nuestros pecados hacen que tal sea el castigo merecido. Debemos ser absolutamente agradecidos de que Dios sea misericordioso para salvar a algunos, en vez de lanzar la blasfema acusación llamándole injusto o no suficientemente misericordioso. Como escribe Benjamín B. Warfield:
¿No colocaremos de una vez por todas en nuestras mentes que la salvación no es derecho de ningún hombre; que una “oportunidad” para salvarse a si mismo no es “oportunidad” de salvación para cualquiera; y que, si alguien de la pecaminosa raza del hombre es salvo, debe serlo por un milagro de la toda poderosa gracia, sobre la cual él no tiene pretensión alguna, y contemplando esto como un hecho, él solamente puede estar lleno de adoración por las maravillas del inexplicable amor divino? Exigir que sea dada una oportunidad a todos los criminarles para escapar de sus penas, y que a todos sea dada una “oportunidad igual”, es simplemente burlarse de la propia idea de justicia, y mas aun, de la idea misma de amor. (33)
Aunque no tengamos derecho de exigir una explicación, Pablo nos dice porque la obra divina de la reprobación es tanto buena cuanto necesaria:
¿Y qué si Dios, queriendo mostrar su ira y dar a conocer su poder, soportó con mucha paciencia a los que eran objeto de su castigo y estaban destinados a la destrucción? ¿Qué si lo hizo para dar a conocer sus gloriosas riquezas a los que eran objeto de su misericordia, y a quienes de antemano preparó para esa gloria? Ésos somos nosotros, a quienes Dios llamó no sólo de entre los judíos sino también de entre los gentiles.
(Romanos 9:22-24)
Dios preparó “para la destrucción” a ciertos individuos, de manera que él pudiera “mostrar su ira y tornar conocido su poder”. Pablo explica que fue “para hacer conocidas las riquezas de su gloria a los vasos de su misericordia, que preparo de antemano para gloria”. En otras palabras, la reprobación de los no elegidos es para la expresa intención de hacer conocida la gloria divina a sus elegidos.
Visto que los elegidos fueron “salvos de la ira de Dios” (Romanos 5:9) por Cristo, nunca tendrán la oportunidad de experimentar el aspecto colérico de su naturaleza. Pero la ira divina continua siendo un atributo esencial. Como he explicado anteriormente el amor de Dios para con sus elegidos es caracterizado por su buena voluntad de revelarse a ellos (Juan 14:21-23, 15:15, 16:14; 1 Corintios 2:9:12) y, por consiguiente, él preparo a los réprobos para un propósito tal.
Ya probamos que Dios tiene el derecho de hacer todo lo que desee con su creación, exactamente como un alfarero con su masa de arcilla; por tanto, no se puede acusar a Dios de ser cruel o injusto por crear y predestinar a los réprobos para el propósito de arriba. Él es la única autoridad moral, y la Biblia lo llama justo y bueno; luego, todo lo que él diga y haga es justo y bueno por definición, y nadie puede acusarlo de maldad- no hay ningún parámetro de cierto y errado fuera de Dios por el cual acusarlo de injusticia. Él es su propio parámetro moral, y visto que se llama a si mismo justo, luego él debe ser justo.
En vez de llevarnos a cuestionar la justicia divina, la doctrina de la reprobación debe además iluminarnos al respecto del gran amor de Dios por sus elegidos. Visto que él gobierna incluso a los réprobos para que sirvan a sus propios fines (Proverbios 16:4), y que “hace que todas sus obras cooperen” (romanos 8:28) para el bien de los elegidos, se sigue que él puede manipular las vidas de los réprobos para promover el bien de sus propios escogidos. Y la escritura enseña que esto es lo que de hecho esta haciendo. De este modo, la condenación de los pecadores es para el beneficio y la edificación de los cristianos, pues tal es el amor divino para con sus elegidos.
Notas:
(1) “¿y quien, en este mundo de muerte y pecado, no digo meramente quiere, sino puede querer el bien? ¿No es siempre verdad que las uvas no son recogidas de los espinos ni los higos de los cardos; que es solamente el buen árbol que produce el buen fruto mientras que el malo, siempre y en todo lugar, solo fruto malo?... es inútil conversar sobre la salvación estando a favor del “todos los que quisieren” en un mundo en que el “no la quiero” es universal”; Benjamín B. Warfield, The Plan of Salvation; Eugene, Oregon: Wipf and Stock Publishers, 2000 (original de 1915); P.43.
(3) nadie puede decidir creer en el evangelio contra su disposición pecaminosa, la fe tiene que ser soberanamente concedida por Dios como un don (Efesios 2:8), y él no la da a todos los seres humanos.
(4) Dios continúa dirigiendo tanto nuestras decisiones cuanto nuestras acciones de acuerdo con su propio propósito aun después de volvernos cristianos. Tenemos conciencia de nuestros esfuerzos espirituales, pero tales esfuerzos son producto del soberano poder divino.
(5) Dios designo a los réprobos “para la ira”, pero a los elegidos, “para recibir salvación”.
(6) La fe es una condición necesaria para la justificación, mas la primera no es la razón o causa de la elección, y sí el producto de la elección. La fe en Cristo es el medio por el cual Dios salva a aquellos a quienes ha elegido.
(7) Aunque la elección no sea colectiva, el grupo de los individuos escogidos forman naturalmente un pueblo “elegido”.
(8) En algunos casos el “libro de la vida” se refiere a la vida natural (Salmo 69:28; Éxodo 32:32; Daniel 12:1), mas el termino es usado para vida eterna en el judaísmo tardío y en el Nuevo Testamento (filipenses 4:3; Apocalipsis 3:5). De este modo en algunos pasajes donde aparece que Dios puede apagar los nombres de algunos de su libro, está refiriéndose a la vida natural, mientras en el Nuevo Testamento el énfasis es en la vida eterna, y los nombres escritos en aquel libro no serán apagados. Apocalipsis 3:5 dice que Dios no borrará los nombres de aquellos que vencieren, y algunos lo comprenden mal, suponiendo que de hecho alguien puede tener su nombre en el libro y luego ser borrado. Pero 1 Juan 5:4 nos promete que “el que es nacido de Dios vence al mundo,” de modo que las identidades de los elegidos y de los réprobos fueron inmutablemente determinados. Aunque, visto que Dios elige o rechaza individuos por su nombre, la elección no es colectiva en su naturaleza. Vea New Bible Dictionary, Third Edition; Downers Grove, Illinois: InterVarsity Press, 1996; P.144-145.
(9) Michael Magill, New Testament Transline; Grand Rapids, Michigan: Zondervan, 2002; P.540
(10) Thomas R. Schreiner y Bruce A. Ware, ed., Still Sovereign; Grand Rapids, Michigan: Baker Books, 2000; p. 186.
(11) F. B. Huey, Jr., Jeremiah y Lamentations (The New American Commentary); Nashville, Tennessee: Broadman Press, 1993; p.50.
(12)Evangelical Dictionary of Theology; Grand Rapids, Michigan: Baker Books, 1984; “foreknowledge”, p.420.
(13)Dictionary of Paul and His Letters; Downers Grove, Illinois: intervarsity Press, 1993; “foreknowledge, divine”, p.310-311
(14) The International Standar Bible Encyclopedia, Vol. 2; Grand Rapids, Michigan: William B. Eerdmans Publishing Company, 1982; “Foreknowledge”, P. 336-337.
(15) Still Sovereign, P.194-195.
(16) F. F. Bruce, The Letter of Paul to the Romans (Tyndale new Testament Commentaries), Revised edition; Grand Rapids, Michigan: William B. Eerdmans Publishing Company, 1985; P.166.
(17) Douglas J. Moo, The Epistle to The Romans (the new International Commentary on the new Testament); Grand Rapids, Michigan: William B. Eerdmans Publishing Company, 1996; P. 532-533.
(18) John Murray, The Epistle to the Romans, vol.1; Grand Rapids, Michigan: William B. Eerdmans Publishig company, 1997; P.316-317.
(19) Nelson´s Ilustrated Bible Dictionary; Thomas Nelson Publishers, 1986; “Foreknowledge”.
(20) Dictionary of Paul and His Letters, P.311.
(21) Kenneth S. Wuest, The New Testament: an expanded Translation; Grand Rapids, Michigan: William B. Eerdmans Publishing company.
(22) Martin Lutero, The Bondage of the Will; Grand Rapids, Michigan: Fleming H. Revell, 2000 (Reimpresion de la edicion de 1957); P.80.
(23) R. K. McGregor Wright traza el concepto de libre albedrío a sistemas filosóficos humanísticos y anticristianos, y nota su infiltración histórica en la iglesia. Naturalmente, la obsesión humana con la autonomía fue de hecho introducida a Adán y Eva por el propio diablo (Génesis 3:1-7). Algunas traducciones Inglesas de la Biblia contienen el termino “freewill” [“libre albedrío”] en varios versículos, pero tales ejemplos no se relacionan a nuestro tema, visto que aluden solamente a “freewill offerings” [“ofertas espontáneas”] en oposición a aquellas exigidas por la ley. “el punto es una distinción en la ley, no una declaración metafísica sobre si la facultad de elección es causada o no”; No Place For Sovereignty: What`s Wrong With Freewill Theism; Downers Grove, Illinois: InterVarsity Press, 1996; P.157. De la misma manera escribe Lutero: “o sea, el hombre debe darse cuenta de que, en lo que se refiere a su dinero y posesiones él tiene derecho a usarlos, para hacer o dejar de hacer, conforme a su propio “libre albedrío”- aunque el propio “libre albedrío” sea dirigido por el libre albedrío de Dios, según su placer. Mientras tanto, con respecto a Dios, y en todo lo que se relacione con la salvación o condenación él no tiene “libre albedrío” alguno, mas es un cautivo, un prisionero y un esclavo…” él sugiere que “la cosa mas cristiana y mas segura a hacer” es “dejar totalmente este termino” cuando hablamos del hombre. Lutero, The Bondage of the Will; P. 107.
(24) Ibid., P.43-44
(25) Gordon H. Clark Predestination; PhillipsBurg, New Jersey: Presbyterian and Reformed Publishing company, 1987 (Original 1969); P.113.
(26) El punto de vista bíblico de la soberanía divina necesariamente implica que Dios es la causa definitiva e inmediata de todas las mociones o eventos, sean físicos o mentales. Visto que las decisiones humanas no son auto-causadas o no-causadas, sino causadas y determinadas por Dios, el libre albedrío como fue definido aquí no existe.
(27) Lutero, The Bondage of the Will; P.105.
(28) “una de las objeciones comunes a la predestinación es que ella entra en conflicto con el libre albedrío. La persona que hace tal objeción esta indubitablemente en lo cierto respecto a una cosa, a saber, que el libre albedrío y la predestinación son conceptos contradictorios. Nadie que conozca los significados de los términos puede creer en ambas doctrinas, a menos que sea totalmente insano”; Clark, Predestination; P.110
(29) Webster`s New World Collage Dictionary, Fourth Edition.
(30) “el error del arminianismo no es defender la doctrina bíblica de la responsabilidad, sino el igualarla a una doctrina antibiblica del libre albedrio”; Charles Spurgeon, “Freewill- a slave”. Ver también Ian Murray, The Forgotten Spurgeon; the Banner of Truth trust, 1988.
(31) La elección colectiva destruye el sentido de la elección divina por volver a un punto de vista de la salvación que significa auto-elección, visto que el pecador de cierto modo ser capaz de escoger a Cristo sin ser primero escogido y capacitado por Dios. Así, la elección colectiva tiene que enfrentar todos los problemas asociados a la auto-elección y autonomía humana, los cuales refutamos. Esta posición antibiblica ignora aquellos pasajes de la Biblia que enseña que Dios selecciona individuos para salvación, algunos de los cuales ya listamos o discutimos aquí. Juan 10:3 dice: “él llama a sus ovejas por el nombre y las saca a fuera”.
(32) Juan Calvino, Institutes of the Christian Religión; editado por John. T. McNeill; traducido por Ford Lewis Battles; PhiladelPhia: The Westminster press, 1960; p.949, (III, XXIII,2).
(33) Warfield, The plan of Salvation; P.80-81
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